Poemas de Pablo Neruda

Poemas de Pablo Neruda

Poemas de Pablo Neruda

Candela Vizcaíno

 

 

Esta pequeña selección de poemas de Pablo Neruda (1904-1973) quiere ser solo un acercamiento al Premio Nobel de Literatura de 1971, uno de los dos únicos poetas chilenos en recibir el alto galardón. El segundo recayó en Gabriela Mistral. Hago hincapié en el término selección que significa escoger ¡y de qué manera! teniendo en cuenta la amplia producción artística de quien es, al día de hoy, una indiscutible referencia literaria. Conocido también por su trayectoria política de claro activismo y compromiso con el comunismo (ejerciendo como diplomático en Japón o Madrid), actualmente la figura de Pablo Neruda está sufriendo de la denominada cultura de cancelación por hechos de su biografía que sobrepasan el propósito de este pequeño ensayo. Sus más conocidos poemas giran en torno al amor, a la pérdida y la soledad. Están todos realizados con un sutil realismo en el que la naturaleza entra por los versos; versos que son de una fuerte originalidad a la par que rezuman sencillez. Aunque algunos de los aquí reproducidos, como “Walking Around”, tienen un cierto aura de surrealismo, no militó en literatura en corriente alguna y su opus fue evolucionando de manera personal.   

BARCAROLA de Pablo Neruda

Si solamente me tocaras el corazón, 

si solamente pusieras tu boca en mi corazón, 

tu fina boca, tus dientes, 

si pusieras tu lengua como una flecha roja

allí donde mi corazón polvoriento golpea, 

si soplaras en mi corazón, cerca del mar, llorando, 

sonaría con un ruido oscuro, con sonido de ruedas de tren con sueño, 

como aguas vacilantes, 

como el otoño en hojas, 

como sangre, 

con un ruido de llamas húmedas quemando el cielo, 

sonando como sueños o ramas o lluvias, 

o bocinas de puerto triste, 

si tú soplaras en mi corazón, cerca del mar, 

como un fantasma blanco, 

al borde de la espuma, 

en mitad del viento, 

como un fantasma desencadenado a la orilla del mar, llorando. 

 

 

Como ausencia extendida, como campana súbita, 

el mar reparte el sonido del corazón, 

lloviendo, atardeciendo, en una costa sola: 

la noche cae sin duda, 

y su lúgubre azul de estandarte en naufragio

se puebla de planetas de pata enroquecida. 

 

 

Y suena el corazón como un caracol agrio, 

llama, oh mar, oh lamento, oh derretido espanto

esparcido en desgracias y olas desvencijadas: 

de lo sonoro el mar acusa

sus sombras recostadas, sus amapolas verdes. 

 

 

Si existieras de pronto, en una costa lúgubre, 

rodeada por el día muerto, 

frente a una nueva noche, 

llena de olas, 

y soplaras en mi corazón de miedo frío, 

soplaras en la sangre sola de mi corazón, 

soplaras en su movimiento de paloma con llamas, 

sonarían sus negras sílabas de sangre, 

crecerían sus incesantes aguas rojas, 

y sonaría, sonaría a sombras, 

sonaría como la muerte, 

llamaría como un tubo lleno de viento o llanto, 

o una botella echando espanto a borbotones. 

 

 

Así es, y los relámpagos cubrirían tus trenzas 

y la lluvia entraría por tus ojos abiertos 

a preparar el llanto que sordamente encierras, 

y las alas negras del mar girarían en torno 

de ti, con grandes garras, y graznidos, y vuelos. 

 

 

Quieres ser el fantasma que sople, solitario, 

cerca del mar su estéril, triste instrumento? 

Si solamente llamaras, 

su prolongado son, su maléfico pito, 

su orden de olas heridas,

alguien vendría acaso, 

alguien vendría, 

desde las cimas de las islas, desde el fondo rojo del mar, 

alguien vendría, alguien vendría. 

 

 

Alguien vendría, sopla con furia, 

que suene como sirena de barco roto,

como lamento, 

como un relincho en medio de la espuma y la sangre, 

como un agua feroz mordiéndose y sonando. 

 

 

En la estación marina

su caracol de sombra circula como un grito, 

los pájaros del mar lo desestiman y huyen,

sus listas de sonido, sus lúgubres barrotes 

se levantan a orillas del océano solo. 

 

 

 

REPERTORIO 

  

Yo te buscaré a quién amar

antes de que no seas niño: 

después te toca abrir tu caja

y comerte tus sufrimientos. 

 

 

Yo tengo reinas encerradas

como abejas, en mi dominio, 

y tú verás una por una

cómo ellas se peinan la miel 

para vestirse de manzanas, 

para trepar a los cerezos, 

para palpitar en el humo. 

 

 

Te guardo estas novias salvajes

que te dejarán la primavera

y que no conocen el llanto. 

En el reloj del campanario

escóndete mientras desfilan

las encendidas de amaranto, 

las últimas niñas de nieve, 

las perdidas, las victoriosas, 

las coronadas de amarillo, 

las infinitamente oscuras, 

y unas, pausadamente tiernas, 

harán su baile transparente

mientras otras pasan ardiendo, 

fugaces como meteoros. 

 

 

Dime cuál quieres aún ahora, 

más tarde ya sería tarde. 

 

Hoy crees todo lo que te cuento. 

 

Mañana negarás la luz. 

 

 

Yo soy el que fabrica sueños 

y en mi casa de pluma y piedra 

con un cuchillo y un reloj 

corto las nubes y las olas, 

con todos estos elementos

ordeno mi caligrafía 

y hago crecer seres sin rumbo

que aún no podían nacer. 

 

Lo que yo quiero es que te quieran, 

Y que no conozcas la muerte. 

 

 

WALKING AROUND, uno de los poemas de Pablo Neruda más famosos 

 

Sucede que me canso de ser hombre. 

Sucede que entro en las sastrerías y en los cines

marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro 

navegando en un agua de origen y ceniza. 

 

 

El olor de las peluquerías me hacer llorar a gritos. 

Sólo quiero un descanso de piedras o de lana, 

sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, 

ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores. 

 

 

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas

y mi pelo y mi sombra. 

Sucede que canso de ser hombre. 

 

 

Sin embargo sería delicioso

asustar a un notario con un lirio cortado 

o dar muerte a una monja con un golpe de oreja. 

Sería bello 

ir por las calles con un cuchillo verde

y dando gritos hasta morir de frío. 

 

 

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, 

vacilante, extendido, tiritando de sueño, 

hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra, 

absorbiendo y pensando, comiendo cada día. 

 

No quiero para mí tantas desgracias.

No quiero continuar de raíz y de tumba, 

de subterráneo solo, de bodega con muertos, 

aterido, muriéndome de pena. 

 

Por eso el día lunes arde como el petróleo

cuando no me llegar con mi cara de cárcel, 

y aúlla en su transcurso como una rueda herida, 

y da pasos de sangre caliente hacia la noche. 

 

 

Y me empuja a ciertos rincones, a ciegas casas húmedas, 

a hospitales donde los huesos salen por la ventana, 

a ciertas zapaterías con olor a vinagre, 

a calles espantosas como grietas. 

 

 

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos 

colgando de las puertas de las casas que odio, 

hay dentaduras olvidadas en una cafetera, 

hay espejos 

que debieran haber llorado de vergüenza y espanto, 

hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos. 

 

 

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, 

con furia, con olvido, 

paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, 

y patios donde hay ropas colgadas de un alambre: 

calzoncillos, toallas y camisas que lloran 

lentas lágrimas sucias. 

  

Brevísimo análisis de estos poemas de Pablo Neruda

1.- En “Barcarola” nos llegan los ecos de ese realismo mágico que impregnó la literatura hispanoamericana de la época sin que el poeta perteneciera al movimiento. Con versos blancos y libres, Pablo Neruda nos adentra en un universo musical, sensual y dirigido por una naturaleza a la que se quiere asemejar el poeta. Es la suya una palabra intimista que se aparta del rebuscamiento para adentrarse en la realidad profunda del escritor, obviando siempre a los que están a su alrededor. Entre los versos, los sentimientos se asemejan al mar, al naufragio, al graznido, a las olas… Y se completa con audaces metáforas y comparaciones: “una botella echando espanto a borbotones”. Esto último será una constante en los poemas de Pablo Neruda. Y, por último, se enlaza con la “Canción desesperada” en ese sentimiento de soledad y búsqueda del otro reflejado en la repetición de “alguien vendría”.  

2.- En “Repertorio” el poeta es el que “fabrica sueños” adentrándonos de lleno en las posibilidades de los mundos posibles. E, incluso, se enlaza con el Romanticismo literario y su concepto casi sagrado del poeta, del hacedor, del intermediario entre la realidad intangible y la mundana realidad. 

3.- “Walking Around” está en la línea  del surrealismo literario sin adentrarse en esta corriente. Simplemente toma algunos flecos a igual que también encontramos ecos del existencialismo. Nos regala asociaciones insólitas y sorprendentes (“asustar a un notario con un lirio cortado”) en el que los símbolos intervienen en todo su esplendor. El lirio, simbolización de lo bello efímero y etéreo frente al serio notario “dando fe” de la realidad material. En este sentido tenemos que entender “los espejos | que debieran haber llorado de vergüenza y espanto”. Este elemento se encarga de devolver la realidad o de actuar, tal cual hace el poeta, como el intermediario entre el mundo etéreo o espiritual y la cruda realidad material. 

Reconozco que son escasos estos tres poemas de Pablo Neruda y que la selección se queda corta teniendo en cuenta el largo quehacer artístico del escritor chileno.  

Selección por Candela Vizcaíno

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