Mito de Prometeo encadenado

Prometeo encadenado

Prometeo encadenado

Candela Vizcaíno

 

El mito de Prometeo encadenado tiene lugar a inicios de los tiempos paganos, cuando los dioses y los titanes se enfrascaron en terribles luchas por repartirse el mundo. Es aquí, en el Olimpo, cuando un titán, de nombre Prometeo, contraviene todas las reglas y roba el fuego sagrado. Y lo hace, además, para regalárselo a los hombres, en principio, excluidos de los privilegios terrenales y, por supuesto, de los celestiales. Como el fuego permite la artesanía, la gastronomía, la construcción y también la agricultura, con este gesto que aparece en el mito de Prometeo se da inicio a la civilización. Por tanto, los hombres comienzan, también, a rivalizar con los dioses, ya que se aspira a los mismos dones espirituales e inmortales. Enfurecido Zeus, rey de los cielos, castiga tanto a la raza humana como al ambicioso Prometeo y lo hace, además y como veremos, con una crueldad extrema. 

El mito de Prometeo 

Por un lado, castiga a los hombres por su osadía y lo hace a través de la caja de Pandora. No me extiendo mucho, ya que el tema ha sido tratado en este mismo espacio. Zeus crea desde el barro (como la Eva bíblica a través de la costilla de Adán y Pigmalión) una escultura a la que insufla vida y pide al resto de los dioses que la adorne con alguna de sus características. La bella muchacha, dotada con una insaciable curiosidad, recibe una caja (aunque la traducción correcta sería una tinaja) donde se esconden todos los males y bondades de este mundo. Es apercibida para que no abra el recipiente. Sin embargo, Pandora, llevada por su curiosidad insaciable, lo abre y se desata una nube de truenos esparciendo por todos los rincones del universo los males y, también, las grandezas de la creación. Cuando atina a cerrar la caja, únicamente queda en el fondo de ella la esperanza, el último asidero humano.  

Para Prometeo, Zeus le tenía reservado una tortura mucho más cruel, ya que lo ata a una columna donde un águila sagrada le devora el hígado cada día. Este miembro se regenera de noche sin interrupción y vuelta a empezar el festín del águila hasta la eternidad. Esta tortura acaba al liberarle Heracles (el Hércules romano) cuando se dirigía de camino al jardín de las Hésperides, el último de sus doce trabajos.  Con su flecha, mata al águila y, además, rompe las cadenas que ataban a Prometeo a la columna. ¿Por qué no castigó Zeus a Heracles cuando libera a su prisionero? Sencillamente, porque era su hijo, nacido del vientre de una princesa mortal.   

En cuanto a Prometeo, el de los sutiles designios, Zeus lo carga de lazos inextricables, trabas dolorosas que enrolla a media altura de una columna. Luego suelta sobre él un águila con las alas explayadas, y el águila como su hígado inmortal, y el hígado se regenera por la noche, igual en todo al que ha devorado el pájaro de las alas desplegadas durante el día. 

Hesiodo: Teogonía 

Aún nos queda otro protagonista en el mito de Prometeo encadenado y este es Quirón, el sabio, protector de la medicina y conocedor de las plantas medicinales. Es un híbrido como el minotauro, nacido de los amores (no consentidos) de una ninfa metamorfoseada en yegua y de Cronos. No era salvaje como los demás centauros (hombres con cuerpo de caballo), sino amable, sabio, estudioso y cortés. A causa de su naturaleza, sufría espiritualmente y decide regalarle la inmortalidad a Prometeo, el ladrón del fuego y promotor de la civilización humana.   

Significado simbólico del mito de Prometeo 

[Al robar] el fuego brillante del que nacen todas las artes, para ofrecerlo a los mortales… ese fuego, señor de todas las artes, tesoro sin precio. Sí, dice Prometeo, yo he liberado a los hombres de la obsesión de la muerte… he instalado en ellos las ciegas esperanzas… les he regalado el fuego… de él aprenderán artes sin números. 

Esquilo: Prometeo encadenado

Prometeo significa pensamiento previsor. Simboliza la revuelta de la mente, la que no se conforma con la animalidad o los instintos y quiere asemejarse a los dioses.  Es la creación a través de la imaginación. En él recaen los mundos posibles por muy complicados o sencillos que estos sean.  Él es el promotor de la revolución del espíritu, la que busca lo sagrado en lo más recóndito inconsciente de la raza humana. Es, por otro lado, una figura práctica, alejada de la contemplación o del conocimiento sin más utilidad. Recordemos que roba el fuego, el inicio de la civilización y el progreso.  

El fuego hurtado simboliza el intelecto reducido a no ser más que el medio de satisfacción de deseos multiplicados, cuya exaltación es contraria al sentido evolutivo de la vida. El intelecto sublevado prefiere la tierra frente al espíritu: ha desencadenado los deseos terrenales y semejante no es sino un encadenamiento a la tierra.  

Paul Dies: El simbolismo en la mitología griega 

Por otro lado, no podemos olvidar la muerte del centauro Quirón (al regalar generosamente su inmortalidad). Esta hay que interpretarla como el sacrificio de los deseos en favor de los dones del espíritu creador, el mismo que ata a la raza humana a la tierra, pero también la eleva desde los instintos. Quirón es la medicina, la curación, el conocimiento, el afán de saber y, además, el deseo de superación característico del ser humano. Es tan consustancial que forma parte del inconsciente colectivo descrito por C.G. Jung.  

[Prometeo está] bajo la dependencia absoluta del principio de utilidad. Proponemos pues colocar bajo el nombre de complejo de Prometeo todas las tendencias que nos empujan a saber tanto como nuestros padres, más que nuestros padres, tanto como nuestros maestros, más que nuestros maestros. Ahora bien, es manejado el objeto, perfeccionando nuestro conocimiento objetivo que podemos esperar ponernos más claramente al nivel intelectual que admiramos en nuestros padres y en nuestros maestros. La supremacía gracias a instintos más poderosos tienta naturalmente a un número mucho mayor de individuos, pero mentes más raras deben ser también examinadas por el psicólogo. Aunque la intelectualidad pura es excepcional, no por ello deja de ser muy característica de una evolución específicamente humana. El complejo de Prometeo es el complejo de Edipo de la vida intelectual.  

Gastón Bachelard: El psicoanálisis del fuego 

El mito de Prometeo encadenado nos remite, por tanto, al inicio de los tiempos cuando los hombres se sacuden de la animalidad, de la irracionalidad y de los instintos para comenzar la civilización. Esta supone, por supuesto, el progreso material pero también la conciencia de finitud y el afán de espiritualidad. El autoconocimiento necesario para cualquier avance llega de ese fuego robado a los dioses que Prometeo regala a la raza humana. Lo pagó con una cruel tortura, en principio, por la eternidad. Fueron Heracles y Quirón quienes permitieron, primero, su libertad y, luego, la inmortalidad, los mismos dones, junto con el progreso, a los que aspira cada uno de los miembros de la raza humana desde el inicio de los tiempos. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la universidad de Sevilla

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