De todos los poemas de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), ha superado con creces las brumas del tiempo el que comienza con los versos Hombres necios que acusáis | a la mujer sin razón. Y lo ha hecho, como veremos, por múltiples razones: por su belleza estilística, su perfección formal utilizando las redondillas y por el abordaje (rabiosamente contemporáneo) de la temática feminista. Y, además, lo hace una monja que vivió en el siglo XVII siguiendo los parámetros del arte barroco mexicano.
Introducción a la obra de Sor Juana Inés de la Cruz
Nació el 12 de noviembre de 1651 en una hacienda cercana a México, por entonces, capital del virreinato a las órdenes de la corona española. La sociedad de la época estaba estratificada en extremo y la escritora tuvo que zafarse de múltiples capas de convenciones sociales. Era una mujer, hija natural (ya que sus padres, al parecer, no estaban casados), criolla (esto es, mestiza de español y progenitora local) en un emplazamiento dirigido por una élite llegada de España. Poco podía hacer con esos mimbres y, sin embargo, un mero acercamiento a la biografía de Sor Juana Inés de la Cruz nos devuelve el reflejo de una muchacha de fuerte carácter, convencida de su misión en el mundo. Además, acabó convirtiéndose en la escritora más importante del barroco español (o en español) codeándose, por mérito propio, con sus colegas varones, que no lo tuvieron tan difícil como ella. La época daba nulas oportunidades a las mujeres (incluso de la élite culta y adinerada) para llevar una vida que no fuera el matrimonio. Juana lo tuvo presente. Por eso, ingresó por propia voluntad, primero, en las Carmelitas y, posteriormente, en la orden de los Jerónimos. Era la única vía permitida para llevar una vida con cierta libertad intelectual.
Así, a pesar de amoldarse (porque no había otra) a todas las imposiciones sociales que le tocó soportar, logró levantar una obra fresca, original y con tintes radicalmente feministas. En múltiples retazos de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz deja clara su posición acerca del papel de la mujer en la sociedad, apoyándose incluso en escritos de autoridad. La escritora, tal cual hace en Hombres necios que acusáis, defiende a las mujeres de la estructura a la que estaban férreamente sometidas. Paralelamente, aboga por la educación de las niñas no solo como un bien para ellas mismas sino también para toda la sociedad. Se duele de que no haya mujeres sabias que pudieran hacerse cargo (como sucedió un siglo más tarde con los primeros colegios anglosajones de élite) de la formación femenina. Es contraria a la prostitución mostrando un pensamiento progresista y rompedor para los parámetros de la época y se duele de la dificultad a la hora de poder llevar a cabo cualquier papel intelectual.
Sor Juana Inés de la Cruz, a pesar de amoldarse a la disciplina (de todo tipo) de la orden de los Jerónimos, recibió presiones durante toda su vida para que se aviniera a comportarse como una monja sumisa dejando de lado cualquier interés intelectual, literario o científico. De alguna manera u otra, consiguieron su objetivo ya que, al final de su vida, reduce el ritmo de su escritura y permite que se venda su biblioteca y sus instrumentos científicos. Afortunadamente, la obra de Sor Juana Inés de la Cruz se editó tras su muerte prácticamente sin interrupción. Y su poema Hombres necios que acusáis se ha convertido en un himno feminista a pesar de haber sido escrito en el siglo XVII, o quizás por ello.
Hombres necios que acusáis y el feminismo de Sor Juana Inés de la Cruz
[192]
Arguye de inconsecuentes el gusto y la censura de los hombres que en las mujeres acusan lo que causan
HOMBRES NECIOS que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
Que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana:
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
Análisis formal, estilístico y temático de Hombres necios que acusáis | a la mujer sin razón
1.- El poema está formado por 17 redondillas.
2.- Las estrofas llevan cuatro versos cada uno con rima en consonante A-D ; B-C y están compuestos en octosílabos perfectos.
3.- Todo ello le confiere un ritmo trepidantemente sonoro que incide en el significado del mismo.
4.- Se utiliza un lenguaje sencillo, directo, sin rodeos y claro al máximo.
5.- A pesar de que hay que encuadrar a Sor Juana Inés de la Cruz en el arte barroco, el poema está despojado de tropos complicados y no encontramos metáforas rebuscadas.
6.- El poema sí se sirve de los recursos a la historia y a la mitología clásica a la hora de plantear su sentido último. Esto sí es una de las características de la literatura barroca. Anoto que en él se alude a Lucrecia, personaje de la antigüedad clásica que, ante una violación, se decidió por el suicidio. Y la contrapone a Thais, una cortesana que acompañó a los ejércitos de Alejandro. El personaje de Lucrecia fue querido por las artistas de la época ya que es también protagonista de una de las obras de Artemisia Gentileschi.
7.- La temática es rabiosamente feminista e, incluso, combativa contra el machismo imperante en la época que ofrecía escaso margen (más bien nulo) a las mujeres. De hecho, salta a la vista, cuando abordamos la biografía de Sor Juana Inés de la Cruz, que las únicas opciones para las mujeres fuera del matrimonio se reducían a las clausuras del convento. Esta última fue la que eligió nuestra protagonista para poder dedicarse a sus pasiones intelectuales. Y desde esos muros lanzó una obra feminista en la que defendía el derecho a la educación de las niñas y las muchachas como paso previo para el desarrollo de ellas mismas y de la sociedad. Se dolía por su obligado papel de sumisión y era combativa contra el machismo imperante y la prostitución. En esta línea hay que entender el Hombres necios que acusáis.
Breve comentario del poema de Sor Juana Inés de la Cruz
Hombres necios que acusáis tiene todos los mimbres para ser precisamente lo que se ha convertido: en un himno en favor de las mujeres y en contra de su utilización por los hombres. Desde el primer verso se achaca a los hombres el uso del poder que la sociedad entera le otorgaba para usar a su antojo a la mujer. Tanto era así (y lo sigue siendo en distintos emplazamientos contemporáneos) que poco margen se le ofrecía a las féminas. El poema, además, se estructura alrededor de una contraposición: entre Thais, la prostituta, y Lucrecia, la suicida que no puede soportar el deshonor de la violación. Sor Juana Inés de la Cruz no hace juicio de ninguno de los comportamientos. Nos da a entender que los asume a ambos como válidos ya que pocas opciones se abren a las mujeres al negarse su libertad. Por tanto, tanto Thais, la cortesana, como Lucrecia, la suicida, aparecen bajo el yugo de la peor violencia masculina. La mujer, por tanto, poco o nada puede hacer para satisfacer las ansias masculinas que no duda en ejercer su poder (por la fuerza, por el juicio o por la exclusión social) contra las mujeres que no se amoldan a su capricho.
En este mismo sentido, en la carta titulada Respuesta a Sor Filotea, la escritora incide en este aspecto presentado en Hombres necios que acusáis: en la desigualdad femenina con respecto a los hombres. Y esta, como es de común aceptación, viene por la desigual educación, en la época (y hoy en día en medio planeta) muy limitada para niñas y muchachas. La misoginia atroz del siglo XVII condenaba a las mujeres a una vida sin libertad alguna y subyugada a la opinión de esos hombres necios que acusáis que Sor Juana Inés de la Cruz destripa en este poema.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla