Cómo se hace un discurso

Cómo se hace un discurso

Cómo se hace un discurso

Candela Vizcaíno

 

Bien sea con carácter comercial, político-social o, incluso, para defender una tesis doctoral o un trabajo de investigación, las técnicas para un hacer un discurso son las mismas. Vamos a analizarlas antes de ponernos a practicar, el único camino posible para una exposición exitosa.  

Antes de realizar el discurso: objetivos y guía  

La improvisación es la peor aliada para hablar en público, incluso si eres un fantástico orador. Una cosa, por poner un caso, es convencer a alguien para que te compre algo (porque te dediques a las ventas de forma exitosa) y otra muy distinta organizar de manera adecuada un discurso. 

Como veremos más adelante, un discurso no debe ser leído «de pe a pa». Sin embargo, sí debe escribirse y llevarlo por escrito siempre. Eso incidirá en tu seguridad a la hora de enfrentarte al auditorio. También es la mejor manera de mostrar respeto al oyente. De alguna manera u otra, con gestos de comunicación no verbal, estás indicando que aquello que vas a decir es tan importante que merece ser escrito. Por tanto, antes de ponerte a la tarea hay que realizar un guion. Y el mismo debe responde a las reglas de las 5W, según la normativa anglosajona: ¿A quién va dirigido ese discurso?¿Cuál es su objetivo?¿Cuándo lo vamos a hacer? ¿Dónde se desarrolla? Al contestar a esas preguntas ya tendrás una guía sobre el estilo a tratar, cómo abordar el tema y gran parte del sustrato temático que necesitas utilizar.

Antes de ponerte a escribir haz un guion con cuatro o cinco bloques temáticos que se puedan hilvanar sencillamente.  

Cómo se hace un discurso  

En líneas generales y siguiendo un orden esquemático tenemos:  

1.- Aunque cualquier comparecencia puede durar 30 minutos (ya sea una rueda de prensa institucional o la defensa de un trabajo), el mundo apresurado del siglo XXI no se caracteriza por la paciencia. Deja la exposición en menos de 20 minutos y, dependiendo del contexto, incluso en 15 minutos. 

2.- El discurso (a no ser que se desarrolle en el ámbito académico de alto nivel) debe a ajustarse a la realidad y a los hechos de actualidad. 

3.- Hay que poner el foco en el tema central sin andarse por las ramas con la seriedad y el empaque adaptado para cada ocasión. Dicho esto, un discurso nunca se da en el ámbito distendido. En mayor o menor grado requiere cierto aplomo institucional. 

4.- Condensa en el primer párrafo aquello que vas a desarrollar y termina el discurso enlazado con esta síntesis inicial. 

5.- No repitas frases hechas ni temas machacones ni muletillas ni utilices epítetos descalificativos. Sé mesurado también en los elogios. Aunque la comunicación contemporánea se ha vuelto agresiva y salvaje, este método está saciando al receptor llevándolo al límite de lo que puede soportar. Trata siempre con respeto al oyente. Está delante tuya para aprender o conocer pero no es un indigente mental. Si lo fuera, no estaría presente. 

6.- Utiliza un lenguaje sencillo con frases cortas, contundentes y haz la exposición con asertividad. 

7.- Hay que captar la atención del público y dejar de lado la falsa humildad. Eso crea inseguridad tanto en la persona que hace el discurso como en el oyente. 

8.- Una exposición pesada, pedante, repleta de datos numéricos farragosos y exhaustivos es el camino más directo para el fracaso.  

A la hora de realizar el discurso… 

También esquemáticamente ten en cuenta lo siguiente: 

1.- Prepara el ambiente y preséntate de forma impecable. No llegues tarde ni te dejes atrapar por el nerviosismo. 

2.- Dirígete con la mirada a los allí presentes. 

3.- No leas el discurso del tirón. Hay que llevarlo aprendido pero nunca recitarlo de memoria, «de carrerilla». Por eso, hay que ensayar antes y mirar al papel como una guía y no como una muleta imprescindible, como la tabla de salvación que nos va a llevar a buen puerto con lo que estamos diciendo. 

4.- Haz pausas necesarias que no sean tan largas para permitir que se revuelva el auditorio. 

5.- Es importante el recurso de los ejemplos o el de las citas, según el tipo de discurso que vayas a hacer. 

6.- Hay que permitir las preguntas y resolver las dudas con eficacia y asertividad sin extenderse y sin divagaciones. 

7.- El público no es tonto. Hay que tratarlo con respeto sin condescendencia ni arrogancia. 

8.- Si una pregunta o duda queda fuera de nuestro dominio, es imprescindible tener los suficientes mimbres para llevar la cuestión a nuestro terreno.  

En definitiva, la única manera de hacer un discurso con eficacia es prepararlo con antelación, escribirlo con soltura y de manera sencilla, ensayar para que resulte espontáneo y dictarlo sin leer de «carrerilla» el papel haciendo uso de la sencillez y frescura. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

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