Futurismo literario

Futurismo literario

Futurismo literario

Candela Vizcaíno

 

El futurismo literario nace en Italia en 1909 tras el primer manifiesto publicado en el periódico francés Le Figaro redactado por el poeta Felipe Tommaso Marinetti (1876-1944). Es este, además, su principal representante. Desde su misma concepción el movimiento se levanta contra el clasicismo de la cultura imperante y con un fuerte compromiso revolucionario. 

Principales características del futurismo literario  

1.- Sus escritos tienen un carácter agresivo y de confrontación incluso con su propio público. Se proponen romper con los esquemas tradicionales en todos los órdenes y se mira al futuro siempre con un carácter revolucionario. 

2.- Estamos en la época de los nuevos inventos, del desarrollo del automóvil, de la primera aviación y del avance de las grandes ciudades. El futurismo literario, como el plástico, ensalza la velocidad y las máquinas. 

3.- Por eso, sus artistas proponen nuevos temas y además instan (en sus manifiestos) a un abandono radical de los modos, fórmulas y temas del pasado. Esta rebeldía se manifiesta en los temas tratados. Así, los protagonistas de estas obras serán los vehículos, los aeroplanos y la vida en la ciudad con sus incipientes rascacielos.  

… un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia.  

4.- Crean un nuevo teatro (antecesor de las performance de finales del siglo XX) cuyas puestas en escena duran menos de diez minutos y en donde se rompen todas las reglas tradicionales de la dramaturgia.  

5.- La velocidad se considera prioritaria en la escritura así como cualquier técnica que haga saltar por los aires la gramática establecida. Se juega con la tipografía utilizando distintas fuentes en la misma página, diferentes tamaños e, incluso, la dirección de las frases. Se admiten los signos matemáticos o símbolos de otro tipo como fuente de significado del texto literario. En este sentido, encontramos en el futurismo literario un antecedente de la poesía visual que se desarrollaría en la segunda mitad del siglo XX.  

Más características del futurismo literario 

6.- Se reniega de la adjetivación por considerarla no vinculante al sentido último de la obra y porque, su uso, se estima que no contribuye a esa ansiada velocidad santo y seña del movimiento.  

7.- Paralelamente, los poetas y autores del futurismo obvian los predicamentos de la razón. Por el contrario, se centran en el poder del impulso, de la intuición, de la zona oscura de la psique, de la energía vital primaria. Recordemos que ya estaba sobre la mesa el concepto de inconsciente según Freud que revolucionaría la percepción que el ser humano tiene de sí mismo. Se abomina de la inteligencia, de la razón y de todos los procesos que conllevan estos dones. Por el contrario, se busca la escritura automática, el verso que nace sin pensar, la frase que quiere ser como un dardo y no ha sido meditada.  

8.- Uno de los lemas del futurismo literario es la “palabra en libertad” y la “imaginación sin hilos”. Las obras, por tanto, nacen deslavazadas, sin nexos de unión y de difícil comprensión temática o narrativa. Por eso, el movimiento se desarrolló especialmente en la poesía con versos que se movían (al valerse de los recursos de la tipografía) entre la imagen y la palabra. 

9.- Se reivindica la materia, las cosas, las formas, los objetos. En las artes plásticas esta idea deja obras en las que se utilizan distintos materiales, algunos inéditos hasta entonces en la historia del arte. Por primera vez, se mezclan en los lienzos arena con hierros o trapos con el fin de crear una textura que sería significativa. En el campo literario se recurre a sonidos que no llegan ni a la onomatopeya. Y con ellos se pretende crear el sentido último del texto. Esto último no es más que un rechazo de cualquier narración en el sentido clásico del término. El futurismo apenas existió en novela, recordemos, y se desarrolló especialmente en el verso. 

10.- Y, por último, el futurismo (tanto el literario como el plástico) está vinculado a los movimientos políticos de la época, incluso a los que se encuentran en los extremos. Desde Italia y Francia, la estética se extiende por toda Europa. Llega  hasta Moscú donde ya existían movimientos parecidos. Allí coincide con la revolución de 1917 y los poetas se abrazan a la causa en ese afán por romper de forma radical con lo anterior. El movimiento de vuelta es el apoyo inicial por parte de los nuevos poderes públicos. Poco duraría, ya que el afán de libertad de estos artistas chocaría frontalmente con el devenir histórico de Rusia. Así que pasaron de ser ensalzados a la cancelación más absoluta. Sin embargo, en Italia la adscripción del futurismo al fascismo no se hizo por casualidad y fue una unión plenamente consciente. Marinetti, su principal representante recordemos, admiraba el aspecto visceral y violento del fascismo e, incluso, llegó a defenderlo en sus escritos.  

Principales representantes del futurismo y sus obras 

1.- Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944) 

Fue el fundador del movimiento y su principal valedor tanto en sus escritos como en los múltiples manifiestos que publicó o abanderó. Escribió tanto en verso como en prosa y también realizó algunos dramas. Trabajó, además, estrechamente con Mussolini y fue el autor del Manifiesto Fascista de 1919. Fue el impulsor de las “noches futuristas” veladas de artistas en las que se improvisaban obras rompiendo todos los esquemas conocidos. No tuvo reparos en ningún momento en manifestar su misoginia llegando a elevar a la máquina como categoría poética en detrimento de los sentimientos asimilados a lo femenino. Tal como ha apuntado la crítica posterior, el futurismo literario y plástico creó más conflictos que obras en sí. Y Marinetti (su principal representante) no es ajeno a esto, ya que estuvo más pendiente de fomentar el escándalo que de levantar su obra. Títulos del autor son la novela de 1910 Mafarka il futurista y los poemas  Cinco estrellas o Zzang Tumb-Tumb. 

Queremos destruir y quemar los museos, las bibliotecas, las academias variadas y combatir el moralismo, el feminismo y todas las demás cobardías oportunistas y utilitarias.  

2.- Francesco Cangiullo (1884-1977) 

Fue un poeta, escritor y pintor vinculado inicialmente al futurismo al que se une en 1910 tras un encuentro con Marinetti. Es colaborador asiduo de las revistas L’Italia futurista, Lacerba y Vela Latina. Se unió a las performances del grupo y su obra más representativa es Piedigrotta de 1916. Tres años después da la imprenta Caffeconcerto: Alfabeto a sorpresa, una ópera futurista, ya que el artista había recibido formación musical desde niño. Para la década de los veinte el movimiento queda finiquitado y ahogado por sus propios excesos e inconsistencia. Con el fin de la Primera Guerra Mundial, otros modos de hacer literatura entran en escena y el futurismo literario queda arrinconado para siempre. 

3.- Vladímir Mayakovski (1893-1930)  

El poeta y dramaturgo ruso es el de mayor trascendencia literaria de todos los autores del futurismo literario. En 1912, tras conocer personalmente a Marinetti, publica La bofetada al gusto del público, el particular manifiesto de esta parte de mundo. Compaginó sus quehaceres literarios con trabajos de pintor y periodista. De esta estética hay que señalar la obra La chinche de 1929, un drama ridiculizando la vida burguesa. Otros títulos a tener en cuenta son La rebelión de los objetos de 1913 o Amo de 1922. Aunque a su muerte fue cancelado por los poderes soviéticos, tras una carta de Lilya Brik al mismísimo Stalin, su nombre aparece como el más importante artista de la época y el mejor representante de las incipientes vanguardias rusas, que serían finiquitadas a partir de los años treinta. 

El futurismo literario, tal como estamos viendo, fue una flor (rara y escasa además) de una sola década. Se concentró en un puñado de escritores y artistas plásticos fuertemente ideologizados y comprometidos con una estética que pretendía marcar una frontera en la historia del arte. En este sentido, fueron más las obras que se publicaron proclamando esta nueva ideología estética  que la producción artística misma. A pesar del acercamiento a movimientos políticos en boga, jamás tuvieron ni el favor del público ni de los académicos, que los trataron con desdén. El futurismo literario ha dejado en la historia, en definitiva, nuevos temas: el gusto por las máquinas, los inventos novedosos y la narración de la vida radical de las emergentes megaciudades.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

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