Los faunos de la mitología

Los faunos de la mitología

Los faunos de la mitología

Candela Vizcaíno

 

Los faunos en la mitología y en la literatura griega eran seres híbridos, mitad humanos y mitad animales de carácter juguetón y, aunque irascibles en momentos puntuales, pacíficos. A pesar de que su origen es incierto, se cree que estos personajes provienen de la Arcadia griega, una de las regiones del Peloponeso asemejada en la cultura occidental a una suerte de paraíso sobre la tierra. Se confunden con los sátiros, aunque difieren en aspecto físico, en carácter y también en sentido simbólico. Para complicar aún más la confusión, además, se asemejan al dios Pan, el más conocido de los faunos con una desgraciada historia de amor recogida en las Metamorfosis de Ovidio (siglo I). El término proviene etimológicamente de Fauno, un dios menor o rey (según otras versiones) protector de los bosques, la vida salvaje y los rebaños a los que ayudaba para que no enfermaran y procrearan abundantemente. 

Características físicas de los faunos de la mitología  

Los faunos son siempre representados como niños crecidos, adolescentes o adultos jóvenes y siempre de sexo masculino. Tienen un carácter juguetón y en cierto modo lascivo, ya que gustan de perseguir (en plan amoroso) a todo tipo de ninfas. Con cuerpo y brazos humanos, sus piernas son patas y pezuñas de cabra. Tienen una pequeña cola en el extremo inferior de la espalda y lucen cuernos y orejas caprinas. Al contrario que los sátiros (que suelen representarse como individuos adultos, obscenos y con pies humanos) su sonrisa es pícara sin llegar al vicio de la lujuria de los sátiros. Los faunos de la mitología son, por tanto, seres inocentes, sencillos y disfrutones. Se suelen abrigar con pieles y se adornan la cabeza con racimos de uvas y pequeñas ramas de pino. 

Viven en los bosques y allí protegen los árboles, los rebaños, los animales y los elementos de la naturaleza (ríos, piedras o cuevas). Aunque son tímidos, se mezclan con los seres humanos ya que no suponen ningún peligro extremo más allá de una travesura picarona. Y todos ellos gustan de flirtear con todo tipo de ninfas (de los árboles, de los ríos o de las fuentes) con quienes se unen (en plan amoroso) con frecuencia. 

Descripción anímica y simbólica de los faunos

Los faunos tienen un carácter burlón, distendido, simpático y, cuando no están persiguiendo a ninfas y náyades, se dedican a gastar bromas a los humanos escondiendo pequeñas cosas  o confundiendo a aquellos que se atreven a adentrarse en el bosque. Aunque se han asemejado a los sátiros, no tienen el carácter lascivo y lujurioso de estos ya que no caen en el rapto o en la violación. Son de carácter más bien seductor y protector. Escuchan los susurros del bosque y advierten a los humanos de los peligros que acechan a los rebaños.  

El más famoso de los faunos es el dios Pan, protector de los bosques y enamorado de la ninfa Siringa. Sin embargo, esta no correspondía a dichas pretensiones y un día que huía de los requerimientos del fauno cayó al río Ladón hasta ahogarse a pesar de sus gritos de auxilio. Tras su muerte, fue de tal intensidad el llanto de sus hermanas que los dioses se apiadaron de la bella ninfa convirtiéndola en una cañaveral. Con sus ramas, Pan se hizo una flauta (la flauta de Pan) y con ella tocaba bellas melodías que le recordaba la voz de su amada. 

Personificación de la vida pastoril, medio bestia, medio hombre, y dios de las grutas y de los bosques, Pan inventa la flauta, para solaz de los dioses, las ninfas, los hombres y los animales. 

Jean Chevalier: Diccionario de los símbolos 

Al confundirse todos los faunos de la mitología con Pan, el más famoso de ellos, estos suelen representarse con la flauta, un símbolo de aire, de viento, de la voz que susurra o embriaga de forma placentera. Por eso, los faunos en su totalidad, se asimilan a los fastos del dios Dionisio (o Baco romano). Es este el protector del vino, de la fiesta desordenada, del caos necesario para que suceda al orden. Los faunos se han representado en la mitología y en la literatura (como en la famosa Hypnerotomachia Poliphili, uno de los libros más misteriosos de la historia e impreso a inicios del Renacimiento) siguiendo el cortejo de Dionisio. Es en esta época cuando estos personajillos entran a formar parte de la novela pastoril o de la poesía renacentista. Su protagonismo continúa en la historia del arte hasta bien entrado el siglo XIX, con el modernismo y su gusto por este tipo de seres mitológicos. A partir de las vanguardias históricas el tema decae hasta retomarse, ya en época contemporánea, en forma de personajes del cine de fantasía, cómics o videojuegos.  

En este sentido, hay que entender las figuras de los faunos de la mitología como seres juguetones de los bosques, dados a los placeres sencillos del amor y la música, dispuestos a apuntarse a fiestas desordenadas. Su espíritu burlón, por otro lado, no les impide ejercer una labor protectora hacia las criaturas de los bosques y los rebaños. Por eso, se han representado en el arte como seres que gustan de las sombras, de la siesta, de los ríos, del sol, de la música y de la buena vida que ofrece la naturaleza.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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