Esperando a los bárbaros de Cavafis

Esperando a los bárbaros de Cavafis

Esperando a los bárbaros de Cavafis

Candela Vizcaíno

 

Esperando a los bárbaros del poeta de Alejandría Constantino Cavafis (1863-1933) nos introduce, a través de un tema clásico e, incluso, histórico, en el asunto del otro. Los bárbaros son los otros, los que se contraponen a nosotros y, a la vez, nos reflejan, como en un espejo, lo que somos. Reproduzco el bello poema y hago un breve análisis y comentario a continuación.  

Esperando a los bárbaros de Cavafis 

 

-¿A qué esperamos congregados en la plaza? 

 

            Es que hoy llegan los bárbaros. 

 

-¿Por qué hay tan poca actividad en el Senado?

¿Por qué los senadores -sentados- no legislan?

 

            Porque hoy llegan los bárbaros. 

            ¿Qué leyes dictarían ya los senadores? 

            Cuando lleguen las dictarán los bárbaros. 

 

-¿Por qué el emperador se ha levantado tan temprano 

Y en la puerta principal de la ciudad está sentado tan solemne, en su trono, y coronado? 

 

             Porque hoy llegan los bárbaros. 

             Y nuestro emperador está esperando para

              recibir a su jefe. Incluso ha preparado 

              un pergamino para él. Y en él le ha conferido 

              nombramientos y títulos sin cuento. 

 

-¿Por qué nuestros dos cónsules y los pretores han salido hoy

con sus togas recamadas de púrpura? 

¿Por qué esos brazaletes de tantas amatistas

Y anillos de esmeraldas destellantes? 

¿Por qué empuñan bastones tan preciosos labrados

maravillosamente en oro y plata? 

 

              Porque hoy llegan los bárbaros, 

              y esas cosas deslumbran a los bárbaros. 

 

-¿Por qué los dignos oradores no vienen como siempre a lanzar

sus discursos, a soltar peroratas? 

 

               Porque hoy llegan los bárbaros, 

                y elocuencia y arengas les aburren. 

 

-¿Por qué surge de pronto esa inquietud

y confusión? (¡Qué gravedad la de esos rostros!)

¿Por qué rápidamente calles y plazas se vacían

y todos vuelven a casa pensativos? 

 

                 Porque ya ha anochecido y no llegan los bárbaros. 

                 y desde las fronteras han venido algunos 

                 diciéndonos que no existen más bárbaros. 

 

Y ahora ya sin bárbaros ¿qué será de nosotros? 

Esos hombres era una cierta solución. 

  

Esperando a los bárbaros de Cavafis y el asunto del otro

La temática del otro, el que está enfrente, el que choca, el que ataca o agrade es recurrente en la literatura de todos los tiempos y lugares. El otro es, a la vez, la excusa para moverse y también el chivo expiatorio al que se le carga de culpas, no ya de los males que pudieran provocar, sino de nuestras propias acciones. Y es en este último sentido en el que tenemos que entender uno de los más conocidos poemas de Constantino Cavafis rivalizando en belleza y profundidad con su famoso y traducido Ítaca

Esperando a los bárbaros nos sitúa en esa antigüedad clásica tan querida por el poeta a la que nos arrastra con elementos, objetos, cargos y asuntos que rememoran otros tiempos y otros mundos posibles. Sin embargo, este puñado de versos se despega de su carácter temporal y nos pone frente a frente ante nuestra propia realidad, tal como hace la mejor literatura.  

Los bárbaros, son los extranjeros, los que viven más allá de las fronteras del mundo propio. Los bárbaros son los que llegan con una cosmovisión distinta. Y esta no tiene que ser obligatoriamente fiera, salvaje o violenta. Los bárbaros son los que no participan del sistema establecido y, por tanto, son “los otros” por excelencia.  

El otro no es más que el que nos devuelve lo que somos y no queremos aceptar. El otro es el reflejo de nuestras muchas miserias y nuestras pocas virtudes. Porque el otro, el que está fuera, el que no comporte nuestras fronteras (ya sean físicas o anímicas) no es siempre el contrapuesto. El otro es, tal como nos indica el poema Esperando a los bárbaros de Cavafis, es, también, la excusa para no cambiar, para no moverse, para no atender las obligaciones.  

El otro y su simbolismo en Esperando a los bárbaros de Cavafis  

El otro, el extranjero, el que está enfrente se presenta tanto a nivel colectivo como individual. Cuando actúa de manera personal, quien se enfrenta al reto tiene dos opciones: la integración o la contraposición. Para llevar a cabo lo primero debe realizar un proceso de búsqueda, a veces doloroso y complicado, que acabará, si hay éxito, en el autoconocimiento. Por otro lado, el choque y la confrontación únicamente beneficia al ego que se auto-exime de cualquier camino de búsqueda. Esta dicotomía también se plantea a nivel colectivo y nada más hay que recordar todos esas naciones contemporáneas que se regodean en el ataque al otro, al extranjero, al bárbaro, al distinto para justificar sus miserias. Y, es precisamente, este sentido el que encontramos en el poema de Cavafis. 

Los otros, los bárbaros, los que se encuentran al otro lado de las fronteras y de las murallas, a pesar de ser un pueblo supuestamente “enemigo” también son “la solución”. Al existir, al organizar la vida en torno a la confrontación, es fácil renunciar a las obligaciones de la libertad. Hay otras tareas más urgentes (que no más importantes) que atender. Los deberes asumidos quedan en suspenso porque la excusa es el otro. Así nos encontramos exentos de intentar, al menos, actos que impliquen progreso. A los bárbaros se les espera de muchas maneras: con la procrastinación, con la cobardía, con el negarse a mirar dentro de sí. Los bárbaros son todas aquellas cosas y personas que nos impiden seguir la llamada de la trascendencia. Sin bárbaros los miembros de la raza humana se encuentran solos ante sus propias miserias.  

El proceso de individuación efectivo -el acuerdo consciente con el propio centro interior (núcleo psíquico) o “sí-mismo”- empieza generalmente con una herida de la personalidad y el sufrimiento que la acompaña. Esta conmoción inicial llega a una especie de “llamada”, aunque no siempre se la reconoce como tal. Por el contrario, el ego se siente estorbado a causa de la voluntad o su deseo, y generalmente proyecta la obstrucción hacia algo externo. Esto es, el ego acusa a Dios, o a la situación económica, o al patrono, o al cónyuge, de ser responsable de aquello que le estorba. 

M.L. von Franz: El proceso de individuación 

 

Esperando a los bárbaros de Cavafis nos sitúa, por tanto, en el otro como complemento, en el otro como excusa, en el otro como espejo, en el otro como identificación, en el otro como el mejor modo de descargar culpas. Al fin y al cabo, son bárbaros, ajenos a la civilización conocida. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

Obras de Constantino Cavafis

  • No se han encontrado comentarios
Añadir comentarios
image.jpeg Filosofia Historia
 

Mi Último Libro

Cuento infantil
 
el bosque de las respuestas

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrar a los usuarios publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si se continúa navegando, consideramos que se acepta su uso. Es posible cambiar la configuración u obtener más información aquí

Acepto