El término epopeya proviene del griego clásico «epopoiía» y significa literalmente «poema que canta la gesta de los héroes». Es uno de los géneros poéticos más antiguos de los que se tiene conocimiento y registro. La epopeya narra en verso las peripecias de los grandes guerreros y reyes de la antigüedad con sus luchas, sus dudas, sus hazañas y siempre interfiriendo con los designios de los dioses.
Características de la epopeya clásica
De manera esquemática tenemos:
1.- Están compuestas para ser cantadas y para transmitirse de manera oral aunque, posteriormente, algunas de ellas, por su belleza, se pusieran por escrito.
2.- A través de las epopeyas conocemos la cosmovisión, lo mitos, lo ritos, los héroes e, incluso, la forma de vida de los pueblos antiguos.
3.- No son textos cerrados, ya que el rapsoda clásico y el juglar medieval los van modificando no solo a gusto del público sino también por las particulares circunstancias de la memorización y sus consiguientes olvidos.
4.- El verso utilizado en las epopeyas de la literatura griega es el hexámetro y el romance en los cantares de gesta medievales.
5.- En las epopeyas medievales los dioses dejan de interferir con los humanos y los relatos se convierten en poemas épicos sobre héroes locales contemporáneos cuyas andanzas eran conocidas por un público iletrado.
6.- Con toda probabilidad, se recitaban con música y eran parte de espectáculos más amplios en los que intervenían saltimbanquis, bailarines o prestidigitadores.
7.- El tono es grandilocuente, épico y exaltando la nobleza de sus protagonistas.
Las epopeyas más antiguas de la humanidad
Epopeya es voz equivalente de poema épico. Como las grandes epopeyas ofrecen visión amplia de la vida, costumbres, sentimientos y creencias de los pueblos y épocas a que pertenecen, la estética romántica señaló el Ramayana y el Mahabharata indios, la Ilíada y la Odisea, y la Divina Comedia de Dante como representativos de los tres ciclos o civilizaciones que distinguían en la historia universal: los poemas indios condensaban la civilización oriental y el arte simbólico; los de Homero, la civilización y el arte clásicos; el de Dante, la civilización cristiana medieval.
Rafael Lapesa: Poetas y prosistas de ayer y de hoy. Veinte estudios de historia y crítica literaria
La epopeya de Gilgamés
Es un largo poema escrito en acadio perteneciente a la civilización asiria-babilónica que data del tercer milenio antes de Cristo. Su protagonista es el impío e impuro Gilgamesh, rey de Uruk, cuyos habitantes piden ayuda a los dioses por las múltiples violaciones cometidas por el monarca hacia las mujeres de su reino. Los dioses atienden las plegarias del pueblo y crean a Enkidu para que se enfrente a Gilgamesh. Sin embargo, en lugar de matarse entre sí, se hacen amigos y compañeros de viaje de extraordinarias aventuras en busca de la inmortalidad, don que no se concede a ninguno de los dos.
Las epopeyas de Homero
El gran poeta Homero con sus dos epopeyas, La Ilíada y La Odisea, puso las bases de la literatura clásica occidental en el siglo VIII a.C.
La Ilíada consta de 15 693 versos divididos en 24 cantos compuestos en hexámetros dactílicos. Narra la cólera de Aquiles durante los últimos cincuenta días de la Guerra de Troya. El conflicto comenzó cuando el príncipe París, hijo de Príamo, rey de Troya, raptó a Helena, esposa del rey griego Melenao. El poema termina con los funerales de Hector y la reconciliación de Aquiles con Príamo. En sus versos se canta al honor, a la valentía, a la nobleza, a la astucia, a la amistad, a la pasión, a la guerra, a los deseos…
La cólera canta, Diosa, del Pélida Aquiles, maldita, que causó a los aqueos incontables dolores, precipitó al Hades muchas valientes vidas de héroes y a ellos mismos los hizo presa para los perros y para todas las aves (y así se cumplía el plan de Zeus) desde que por primera vez se separaron tras haber reñido el Atrida, soberano de hombres y Aquiles, de la casta de Zeus.
Al regreso de la Guerra de Troya, Ulises y sus hombres se pierden siendo atacados por los lestrigones que causan un destrozo en las naves y mortandad entre los guerreros. Da comienzo, así, La Odisea, la segunda gran epopeya de la literatura clásica. Tras múltiples vueltas, aventuras, hazañas, luchas y astucia, Ulises llega a su patria, a Ítaca, a ocupar el trono que verdaderamente le corresponde. La Odisea es el gran símbolo universal del camino de la humanidad hacia el conocimiento de sí mismo. Sus mitos y relatos han trascendido los tiempos para convertirse en un auténtico arquetipo. También está compuesta por 24 cantos y el poema está dividido en tres partes. Los héroes nunca están solos ya que intervienen los dioses (Hermes, Hades, Eolo…), las musas, la hechicera Circe, los cíclopes, las sirena, Aquiles…
La belleza poética de estos poemas es el valor principal desde el punto de vista literario, y su influencia en la cultura occidental ha sido importantísima. El verso épico grecolatino empleado fue el hexámetro, y uno de los recursos más utilizados fue el «epíteto épico»: «Aquiles, el de los pies ligeros», Áyax, el más poderoso», «La aurora de rosados dedos» etc.
Mª Victoria Ayuso de Vicente: Diccionario de términos literarios
Las epopeyas indias
Nos encontramos con dos textos semejantes escritos en sánscrito que datan del siglo III a.C. El Mahâbhârâta de Vysa está compuesto por 200 000 versos. Es la segunda obra más extensa de la literatura universal. El texto está presentado en forma de diálogo narrando batallas, aportando datos astronómicos, describiendo tierras o mares e historias de dioses con sus correspondientes creaciones en el plano humano.
Por su parte, el Ramayana de Uâlmîki narra la historia del rey Dásharatla y las pruebas que deben superar sus tres hijos (de esposas distintas) para ser dignos de tronos reales. Es un largo poema de 24 000 versos que ha ejercido gran influencia en la literatura hindú.
Las epopeyas de la Edad Media en Europa
Con el colapso de la civilización greco-romana, la literatura medieval queda circunscrita a dos polos enfrentados casi: el mester de clerecía, la poesía culta escrita en castellano en cuaderna vía y de temática religiosa, y el mester de juglaría. Estos últimos son los herederos de la epopeya clásica. Son los medievales largos poemas épicos en lengua romance compuestos en arte menor para ser cantados por juglares en las festividades de aldeas y castillos. Al contrario que las aventuras acaecidas por lo héroes clásicos, los europeos medievales no disfrutan de ayuda divina (ni pagana ni cristiana). Salen victoriosos por sus virtudes esencialmente humanas: astucia, valor, lealtad, arrojo, valentía… Y todos ellos son personajes reales contemporáneos de aquellos oyentes.
A este respecto, el título más antiguo que nos ha llegado es la gran epopeya de Francia: Cantar del Roldán del siglo XI. Narra la Batalla de Roncesvalles, acaecida en el 778, en un tono épico y grandioso, aunque el choque bélico no llegó más allá de una simple escaramuza. Un ejemplo de epopeya medieval en castellano es el Cantar del Mio Cid que narra las aventuras de Rodrigo Díaz de Vivar. Fue compuesto en el siglo XIII. De la misma época es el alemán Cantar de los nibelungos. La obra, al contrario que los ejemplos de cantares de gesta castellanos que nos han llegado, entremezcla hechos históricos con leyendas y mitos de tal manera que personajes reales se codean con seres fantásticos de la mitología alemana.
Y, por último, aunque fueron decayendo con la literatura renacentista, aún podemos calificar como del género épico y perteneciente a la epopeya algunas obras más. La Divina Comedia (siglo XIV), escrita en toscano por Dante Alighieri, es la gran obra de transición de la Edad Media al Renacimiento. Repleta de símbolos, resume el conocimiento universal en un texto (a partes iguales) adornado de gran literatura y profunda filosofía. Os Lusíadas (1572), del portugués Luís de Camôes (1525-1580), canta la gloria de Portugal a propósito de la expedición del navegante Vasco de Gama. La Araucana, poema terminado en 1589, del español Alonso de Ercilla, puede considerarse la última gran epopeya de la literatura. Narra la guerra entre españoles y araucanos en el contexto de la conquista de Chile y Argentina.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla