Definición de alegoría

Hacia el significado de alegoría

Hacia el significado de alegoría

Candela Vizcaíno

La alegoría es una figura artística ampliamente utilizada en la literatura occidental que consiste en el uso de la correspondencia entre el mundo físico, real y tangible con un más allá sagrado, incognoscible y etéreo. A la hora de adentrarnos en la definición de alegoría tenemos que tener en cuenta siempre el plano espiritual (en el sentido amplio del término), ya que con esta figura retórica se pretende definir un mundo desconocido utilizando elementos de la vida cotidiana o de la naturaleza.  

La alegoría en la literatura occidental 

Encontramos los primeros vestigios de esta fórmula estilística en la cultura clásica, tanto en la literatura griega como en la romana.  El proceso siempre estuvo vinculado a los mitos paganos por los que se asignaban dioses para las cosas, las tareas y las espiritualidades humanas. Estos pueblos veían las manifestaciones divinas en todos y cada uno de los rincones de la naturaleza. Así nos topamos con ninfas de las aguas, faunos de los bosques o deidades del hogar o el comercio (por poner solo un puñado de ejemplos) conviviendo e interactuando con los humanos.  

La cosmovisión grecolatina (tras el colapso de esta civilización) sobrevivió a través de los libros medievales que se lograron conservar en pequeños y grandes monasterios. Allí, pacientemente, se recogían retazos de lo que fue una civilización avanzada para que no se perdiera para siempre. Fue San Agustín de Hipona (354-430) quien, en su obra, retomó este pensamiento simbólico y lo incorporó al cristianismo, ahora con tintes y significados distintos. El papel de la Iglesia en la Edad Media, con su propagación de la fe, hizo el resto para el desarrollo de la alegoría.  

La alegoría durante la Edad Media  

A partir del siglo V Europa al completo (excepto la zona sur de la Península Ibérica de influencia musulmana) se encuentra dominada por el pensamiento cristiano. El colapso económico y de las comunicaciones está detrás de la decadencia social y política de una época oscura y violenta. Los territorios se dividen en pequeños reinos al mando de un señor enfrentado (en la mayoría de los casos) a muerte con sus vecinos. A las guerras se unen las hambrunas y las sucesivas pestes que diezman la población. Paralelamente, el analfabetismo se hace general y el conocimiento se reconcentra entre los muros de los centros religiosos.  

Es un orden socio-económico que solo encuentra consuelo en una vida futura, de tal calado son las penalidades cotidianas. Es por eso que la religión ocupa todos los aspectos vitales. A la par, la existencia se considera un mero paso hacia un más allá paradisiaco o, al menos, un poco más amable que la rudeza del hambre y la muerte. Con una población mayoritariamente analfabeta, que accede a la literatura únicamente a través del mester de juglaría y sus cantares de gesta, la comunicación se hace a través de alegorías. Y con estas premisas se crearon las obras de los grandes autores de la Edad Media: desde la Divina Comedia de Dante Alighieri hasta Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo

Más allá de la definición de alegoría 

Por si fuera poco, sobrepasó el ámbito meramente literario y se traspasó a otras artes. Así, las portadas de las iglesias y catedrales (tanto del románico como del gótico) se valen de las alegorías para representar el mundo del más allá con elementos conocidos de la naturaleza. Además, las encontramos en las profusas iluminaciones (ilustraciones realizadas con materiales nobles) de los libros medievales, como los conocidos Beatos. En ellas, por poner un ejemplo común, se narran los destrozos llevados a cabo por el demonio con una mezcla de animales mitológicos y reales. En estas obras, además, se representan de manera física (con sus caballos, carros y ejércitos humanos) los combates espirituales más comunes, como el del triunfo de la verdad sobre la mentira. 

Para rematar la definición de alegoría, en definitiva, nos tenemos que remitir al símbolo, a ese objeto del mundo real y natural que manifiesta un hecho espiritual, anímico, sentimental o intangible. La alegoría sería el relato de esa realidad situada en otro plano. Es por esto que su uso fue continuado y normalizado en el periodo medieval e, incluso, en el Renacimiento (con su vuelta a la cultura pagana) para ir apagándose conforme Europa se adentraba en los estudios empíricos basados en la razón y en la comprobación para olvidarse por completo de todo este pensamiento, considerado, al día de hoy, como mágico.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla 

 

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