Cronos o Crono, junto con Atlas (condenado a soportar el peso del mundo) es el titán más conocido de la mitología griega. Hijo de Urano (el cielo) y de Gea (la tierra) era el menor de los seis hermanos varones. Tuvo también seis hermanas denominadas titánides. En el principio de los tiempos paganos, cuando la civilización aún no se había asentando, dos fuerzas de la naturaleza representadas en Urano (el cielo) y Gea (la tierra) se unen para crear una raza de gigantes que protegen o son parte del mundo. Además, la pareja divina, de sus semillas, crea elementos de la naturaleza acrecentando el poder físico del universo. Ellos son la primera generación de dioses de los mitos griegos. Y con su reinado acabaría abruptamente su hijo menor: Cronos o Crono.
Crono o Cronos, el titán de la segunda generación de dioses clásicos
Es el más joven de los titanes griegos. Y pone fin al reinado de su padre cortándole los testículos e impidiendo así que cree más elementos de la naturaleza. El rey destronado lanza una maldición que se convierte en predicción. Cronos, el rebelde, el que usurpa, el feroz, será a su vez apartado por uno de sus hijos. Así que el titán, ni corto ni perezoso, unido ya a su hermana Rea, la tierra (entendida en el sentido agrario y de alimento), va devorando uno a uno a todos sus hijos. Obliga, además, a su esposa, a que sirva cada uno de los recién nacidos en un banquete. Todo este holocausto caníbal termina cuando Rea desobedece. Embarazada, huye a la isla de Creta y allí da a luz a Zeus. Y de cena coloca a Cronos una piedra que este devora creyendo que es su último hijo.
En Creta, Zeus crece y acrecienta su poder divino. Un buen día, administra a su padre una droga que le hace vomitar a sus hijos engullidos. Son Hestia, Poseidón, Hades, Deméter y Hera. Junto a Zeus, tal como nos narra Hesiodo (siglo VIII a.C) en su Titanomaquia emprende una guerra, la de los dioses del Olimpo abanderados por Zeus y los titanes. Logran encadenar a Cronos, lo mutilan también castrándolo y es enviado al exilio sin poder alguno. Comienza así la tercera generación de los dioses griegos. Esta avanza a la par de la civilización al robar Prometeo el fuego del Olimpo y entregarlo a los miembros de la raza humana.
Sentido simbólico del titán Cronos de la mitología griega a la luz del inconsciente y los arquetipos
Se ha estudiado la interpretación simbólica de Cronos a la luz del psicoanálisis freudiano. Así, la primera generación de dioses (la de Urano y Gea) representa lo básico material, el mundo físico en toda su ebullición de lo creado. La segunda generación, la de los titanes comandada por Cronos, da un paso más allá. Ellos son los instintos, el afán de poder, el ansia por perpetuarse, la fuerza bruta, el inconsciente desbocado y la violencia extrema representada en ese comerse a los hijos sin reflexión alguna.
Esta llegará a su fin tras la victoria de los dioses del Olimpo. Nace así la tercera generación, la de Zeus y sus hermanos regurgitados. Entre ellos y con mortales engendran a más dioses, héroes, ninfas o divinidades. Este nuevo estadio convive con la grandeza de la civilización humana, con el fuego de la razón, con la pujanza de la inteligencia, con las ciudades donde nacen los primeros filósofos e, incluso, con las tácticas de guerra o de conquista.
Crono o Cronos y el dios del tiempo
A menudo se confunde a este titán de la mitología griega con Khronos, el tiempo, llegando a ser incluso su personificación, aunque en un principio eran dos entidades diferenciadas. A decir verdad, tal como han puesto de manifiesto diversos investigadores (Robert Graves o Paul Diel), el titán Cronos participa, también, de la esencia del tiempo. Engendra y a la vez devora. Destruye lo creado. Es un rebelde que mutila y cae por la misma acción que le lleva al trono: castrado por su hijo como él castró a su padre.
Simboliza el hambre devoradora de la vida, el deseo insaciable. Y sobre todo, con él comienza el sentimiento de la duración, y más específicamente el sentimiento de una duración que transcurre entre la excitación y su satisfacción.
Paul Diel: El simbolismo en la mitología griega
A pesar de que en las tradiciones posteriores y en la romana (ya convertido en Saturno) Cronos se libera de las cadenas y se redime, su símbolo siempre es el de una entidad divina que no es capaz de evolucionar o adaptarse. Él es la representación de la pulsión de los instintos. Rechaza el cambio y, por tanto, la sucesión de sus hijos. Por eso los devora. Es el que se agarra a lo viejo y lucha para que no haya cambio ni recambio. Por eso, Cronos o Saturno romano es una figura favorita en el arte cuando se pretende representar épocas decadentes e incapaces de abrirse a la transformación y a los avances espirituales o de la técnica. En este sentido hay que leer, por poner un solo caso, la terrible obra Saturno devorando a sus hijos de Francisco de Goya (1746-1828).
Es la imagen misma del conservadurismo ciego y obstinado… Es la contradicción del tiempo, una parada en la evolución ineluctable, una parada de muerte. Cronos es el jefe consumado de esta perfección estancada.
Jean Chevalier: Diccionario de símbolos
Y, por último, Cronos también se ha asemejado a una edad de oro en la que la raza humana vivía en una especie de utopía sin preocuparse por el sustento o por el trabajo. Eso sí, como el inmovilismo que representa, tampoco se produce, bajo su reinado, ningún tipo de evolución ya sea material, artística o espiritual.
Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla