El caballero inexistente (1959) forma parte, junto con El barón rampante y El vizconde demediado, de la trilogía de fantasía Nuestros antepasados de Italo Calvino (1923-1985). Esta novela corta está situada en el reinado de Carlomagno (742-814) que es, además, uno de los protagonistas y ambientada en una de las innumerables refriegas contra el ejército musulmán. En ella, en clave de humor irónico y con una prosa limpia, se nos narran las aventuras de un caballero que hablaba, guerreaba y se movía dentro de una impoluta armadura blanca. Con la sátira propia de El Quijote, el autor desmonta el idealismo puro de las novelas de caballería para mostrarnos un protagonista tan perfecto desde el punto de la apariencia y tan hueco en su interior que ni siquiera existía.
Personajes de El caballero inexistente de Italo Calvino
1.- Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los Orcos de Corbentraz y Sura, caballero de Selimpia Citerior y Fez. Este es el nombre al que responde el caballero inexistente, extremo admitido y aceptado incluso por él mismo. Este luce una reluciente armadura de color blanco sin ninguna rozadura y se conduce en todo momento con la rigidez de las normas caballerescas sin llegar a empatizar con ninguna de las pasiones o desgracias humanas. A pesar de ser un personaje tan frío y calculador (ya que dentro de la armadura no hay más que aire), su proceder, recto y conforme a las normas, hace que sea el perfecto caballero tanto en la guerra como en las lides del amor. En él lucen todas las características de las novelas de caballería que tienen como protagonista a un aguerrido buscador de aventuras sin más objetivo trascendental. Ese idealismo se acaba cuando el protagonista, como veremos, se da cuenta que su naturaleza y existencia (aunque no es nadie ya que no tiene ni carnalidad) está en entredicho por un malentendido.
2.- Rambaldo de Rosellón, hijo del marqués Gerardo, que aparece por el campo de batalla con la única finalidad de vengar la muerte de su padre a manos de un general musulmán. Es un joven pasional de temperamento sanguíneo que lo mismo cae rendido ante el afán de venganza que ante las mieles del amor. Busca desesperadamente la protección de Agilulfo, ya que, en el fondo, reconoce la problemática de su carácter. A través de sus actos y de su mirada asistimos a la crítica sobre la inutilidad y la estupidez de la guerra.
3.- Gurdulú es un ser simple incapaz de recordar quién es o qué debe hacer con las cosas sencillas. Como Sancho Panza de El Quijote, en esa ingenuidad extrema se esconde una forma sabia de estar en la vida. Por su carácter desordenado y como forma de burlarse de Agilulfo, Carlomagno lo nombra escudero y criado del caballero inexistente.
4.- Teodora, religiosa de la Orden de San Columbano, narradora de la obra y que, al final, nos descubre su verdadera personalidad. A través de sus prolijas descripciones (que, en principio, nos hace creer que son fruto de la imaginación y en realidad provienen de una amplia experiencia de la vida) nos adentra en el mundo religioso de los libros medievales y del día a día de los conventos.
5.- Bradamante, una aguerrida guerrera germana en el ejército de Carlomagno que no tiene reparos en mantener relaciones libres con oficiales o soldados. Se enamora de manera platónica de Agilulfo, aunque, al final de la aventura, se deja llevar por su verdadera naturaleza uniéndose a un hombre de carne y hueso.
6.- Turrismundo, hijo de los duques de Cornualles en busca de su madre Sofronia (que tiene un papel secundario en el libro). Dentro de él habita un descreído de todas las cosas del mundo y, por supuesto, de las normas sociales. Sin embargo, gracias al relato de su vida y a su forma de actuar, logra poner en orden los enredos en los que todos los personajes estaban metidos.
7.- Priscila es una rica viuda dueña de un castillo y empeñada (como en las novelas de caballería) en seducir a todo caballero andante que se adentre por sus dominios. También aparecen, como personajes secundarios, sus sirvientas.
8.- Carlomagno retratado ya anciano y cansado de guerras, soldados, caballeros y tropas. Muestra un espíritu cínico e, incluso, burlón con todos aquellos que se acercan a él.
9.- Miembros de la Orden del Santo Grial, una secta religiosa revestida de una auto concepción de superioridad moral. Sin embargo, se conducen como despiadados asesinos y auténticos violadores.
10.- Los campesinos de la nueva República que se dan cuenta que ellos mismos se valen y se sirven para defenderse de los ataques y, por tanto, no tienen que rendir a ningún señor. Rompen así con todas las normas de vasallaje de la Edad Media.
Resumen de la trama
El ejército de los francos comandados por Carlomagno se enfrentan, en una de sus infinitas e interminables refriegas, contra los musulmanes. Con prosa irónica y cínica la narradora (la monja Teodora) nos va desgranando las inutilidades, estupideces y sinsentidos de guerras que solo sirven para dar carroña a las alimañas. Como caballero dentro de estas tropas sirve Agilulfo luciendo una impoluta armadura blanca y con un comportamiento intachable según las estrictas normas de la caballería. La única pega que se le puede poner es que no existe, ya que dentro de su armadura solo hay aire y una voz hueca. Subsiste, tal como se desgrana en las páginas del libro, por un ideal de servicio a la cristiandad y por una mezcla de fuerza de voluntad y apariencia. Hasta el campamento llegan Rambaldo con su afán de venganza y Turrismundo queriendo desenmascarar la vida superflua (a pesar de la sangre y las batallas) que todos llevan.
Rambaldo, después de ver cumplida su venganza, se enamora de Bradamante, una guerrera de vida libre en el ejército. Esta está prendada de Agilulfo, el caballero inexistente. El status quo es puesto patas arriba por Turrismundo, presentado como hijo de la casa de Cornualles. Este, sin embargo, viene a desenmascarar a Agilulfo, quien fue armado caballero por defender hacía quince años a una joven virgen de nombre Sofronia. Sin embargo, Turrismundo, de veinte años de edad, dice ser hijo de la noble doncella. Por tanto, la hazaña del Agilulfo por la que fue armado caballero no existe como tal y su vida de caballero inexistente deja de tener sentido. Y todo ello narrado con buenas dosis de humor, como si una armadura vacía pudiera tener trascendencia alguna.
Pero lo que se jugaba Agilulfo era mucho más grave. Antes de tropezar con Sofronia agredida por los malhechores y de salvar su pureza, él era un simple guerrero sin nombre dentro de una armadura blanca que vagaba por el mundo a la ventura. O mejor dicho (como pronto se habrá sabido), era una blanca armadura vacía, sin guerrero dentro. Su hazaña en defensa de Sofronia le había dado derecho a ser armado caballero: el caballerazgo de Selempia Citerior estaba vacante en ese momento, y asumió dicho título. Su ingreso en el servicio y todos los reconocimientos, grados, y nombres que después se habían añadido, eran consecuencia de aquel episodio. Si se demostraba la inexistencia de una virginidad en Sofronia salvada por él, también su caballerazgo se haría humo, y todo lo que había hecho después no podría ser reconocido válido para ningún efecto, y todos los nombres y predicados quedaría anulados, con lo que cada una de sus atribuciones se volverían tan inexistentes como su persona.
Ante esta revelación, todos dejan el campamento con objetivos dispares lanzándose a la aventura de los caminos. Llegados al final del libro nos enteramos que Turrismundo y Sofronia no son madre e hijo y que ni siquiera tienen vínculos de sangre. Lo cual les viene estupendamente ya que han tenido relaciones amorosas. La monja Teodora se descubre como Bradamante olvidándose de la perfección del caballero inexistente y corre en busca de la pasión correspondida de Rambaldo. Para Agilulfo no hay una nueva oportunidad, ya que no llega a enterarse de la verdad sobre Sofronia, que verdaderamente era virgen cuando él la rescató de unos bandidos. Su vida deja de tener sentido al no poder defender el fin al que había dedicado esos años dentro de una armadura vacía. Desaparece del todo.
Caballero, habéis resistido mucho tiempo con vuestra sola fuerza de voluntad, habéis conseguido hacerlo siempre todo como si existierais… ¿por qué rendiros de repente? -pero ya no sabe a qué parte dirigirse: la armadura está vacía, no vacía como antes, vacía también de aquel algo que se llamaba el caballero Agilulfo y que ahora se ha disuelto como una gota en el mar.
Breve análisis de El caballero inexistente de Italo Calvino
Aunque la trama puede parecer farragosa, se sigue con fruición gracias al humor que despliega la prosa del autor. El caballero inexistente nos mete de lleno no solo en una versión irónica de las novelas de caballería sino también en las apariencias tan presentes en nuestra sociedad contemporánea. El enredo le sirve al autor para poner sobre la mesa la futilidad de buena parte de las preocupaciones humanas, desde la guerra hasta un amor totalmente idealizado. Agilulfo no solo no existe sino que se mueve por una mezcla de esa fuerza de voluntad que reconoce su amigo y por ideales falaces sin objetivo útil alguno. Los personajes, desde Carlomagno hasta el simple Gurdulú, se conducen, sin hacer autocrítica, por convecciones sociales o por supuestos preceptos morales que no son tales.
La armadura perfecta e impoluta que había lucido Agilulfo, al heredarla Rombaldo, en un par de horas, acaba sucia, abollada y arañada, tal cual hace la vida misma. El idealismo, por tanto, desaparece en cuanto la viste un muchacho pasional, con sus luces y sus sombras, de carne y hueso. Al final de la obra, por tanto, la realidad se nos presenta totalmente distinta. Las apariencias (las máscaras y caretas) han caído y cada uno sigue un camino radicalmente distinto al previsto.
Y, por último, de El caballero inexistente de Italo Calvino, en este siglo XXI de las apariencias, hay que quedarse con eso: en la nadería del que se presenta perfecto y por dentro simplemente luce una asombrosa e infinita nada. Es lectura totalmente recomendable incluso para jóvenes que se abren a la vida adulta.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla