Belerofonte y la Quimera

Belerofonte y la Quimera

Belerofonte y la Quimera

Candela Vizcaíno

 

Hijo de Poseidón, dios del mar, y de la princesa mortal Eurínome, Belerofonte fue un héroe de la mitología griega famoso por dar muerte a la Quimera y por domar al caballo alado Pegaso. A pesar de estas hazañas, se envenenó con su propia soberbia y acabó sus días penando en el Tártaro, trasunto del Infierno.  

¿Quién fue Belerofonte, el aguerrido héroe griego? 

Los problemas de Belerofonte comenzaron muy pronto ya que, involuntariamente, mató a su hermano. Para expiar sus culpas se dirige a Tirinto donde es acogido por el rey Preto. Sin embargo, las complicaciones en palacio siguen aumentando ya que la reina (de nombre Estenebea), rendida ante la belleza del joven, se le insinúa y, al ser rechazada, lo acusa de violación. A pesar de tan grave delito, el rey se debate entre castigarlo u honrar la sagrada tradición del hospedaje. Se las ingenia para cumplir con los dos cometidos.  

Así, el rey Preto envía a Belerofonte con una carta sellada a la corte del rey Yóbates de Licia. Este era padre de Estenebea. Las indicaciones eran que la misiva no podía abrirse hasta pasados nueve días. Belerofonte llega a esta nueva corte y es agasajado con banquetes y fiestas. Pasado el plazo, el rey Yóbates abre la carta y se entera de la supuesta violación de su hija. En ese instante se le ocurre una misión un tanto cruel: matar al monstruo conocido como la Quimera. La idea era sencillamente que la bestia se encargara de liquidar al héroe. Sin embargo, las cosas no salieron según lo planeado en palacio tal como veremos a continuación tras presentar a todos los personajes. Y el siguiente es Pegaso, el caballo blanco con alas. 

¿Quién era Pegaso, el caballo alado de la mitología griega? 

Era el caballo de Zeus el mismo que vivía en las cuadras del Olimpo. Es de un inmaculado color blanco y tiene en su lomo unas enormes alas con la capacidad de alzar el vuelo. Es hijo de la sangre derramada de Medusa, una de las gorgonas, muerta por Perseo, y de Poseidón, dios de los mares y océanos. Como su padre, está ligado al agua, ya que es capaz de crear fuentes simplemente con una coz. Indomable, pudo montarlo Belerofonte con ayuda de Atenea, la diosa de la sabiduría.  

¿Y quién era la Quimera de la mitología griega? 

Era un ser híbrido perteneciente a una familia de monstruos. Era su madre Equidna, una bella ninfa de ojos negros y cabello sedoso que tenía serpientes por piernas y, además, hacia gala de una lujuria tan aberrante que llega a unirse incestuosamente a unos de sus hijos. Su padre era el gigante Tifón con cuyas enormes alas provocaba terremotos y huracanes e incendiaba bosques y ciudades solo con sus ojos. Como su esposa, también tenía serpientes por piernas. Juntos engendraron a Cerbero, el perro de tres cabezas guardián del infierno; a Ladón, dragón que nunca duerme y custodio del jardín de las Hespérides. Son los padres también del león de Nemea, de la hidra de Lerna y de Ortro, el perro de dos cabezas. Además, con este ser se une Equidna para engendrar a la esfinge. A esta auténtica familia tóxica (incluso en el sentido literal del término) pertenece la Quimera. 

El monstruo tenía cabeza de león, cuerpo de cabra, cola de dragón o de serpiente según algunas versiones y de su boca salen grandes llamas. Imposible acercarse a ella, devastaba todo aquello que le rodeaba. La Quimera es un ser tan monstruoso que se vuelve imposible. Por eso se ha llegado a identificar con la vana ilusión, con la imaginación desbordada, con el sueño de los poetas e ilusos. El gran poeta andaluz Luis Cernuda la escogió para el mejor de sus libros: Desolación de la Quimera. Y los estudiosos del arte han visto en ella el símbolo de toda perversión espiritual.  

Es una deformación psíquica, caracterizada por una imaginación fértil e incontrolada; expresa el peligro de la exaltación imaginativa. Su cola de serpiente o de dragón corresponde a la perversión espiritual de la vanidad; su cuerpo de cabra, a una sexualidad perversa y caprichosa; su cabeza de león, a una tendencia dominadora que corrompe toda relación social. Este símbolo complejo se encarnaría por igual en un monstruo que devastara un país como en el reinado nefasto de un soberano pervertido, tiránico o débil.  

Paul Diel: El simbolismo en la mitología griega  

Mito completo de Belerofonte y la Quimera  

Belerofonte va en busca del monstruo y en esas aparece Atenea, diosa de la sabiduría, que le insta a domar al caballo alado Pegaso. Así lo hace el héroe y, montado al lomos del equino, sobrevuela el nido de Quimera. Le lanza sucesivas flechas que la bestia inflama con fuego tragándoselas y dañando todos sus órganos hasta morir. 

Al regresar a palacio triunfante, Yóbates le sigue encargando duras misiones con el único fin de que pereciera en ellas. Sin embargo, Belerofonte siempre sale victorioso. Logra vencer al fiero pueblo de los sólimos y a las aguerridas amazonas. Enfadado el viejo por la pericia del héroe, incluso manda a sus propios hombres para que lo maten. También logra salir ileso de esta emboscada. El rey, a continuación, perdona a Belerofonte de la supuesta afrenta a una de sus hijas y le ofrece otra en matrimonio: Filónoe con quien tiene tres hijos. 

Después de estas proezas y de haber vencido a la Quimera, Belerofonte se envenena con su soberbia, con la hybris, con la arrogancia. Así, montado en el caballo alado Pegaso alcanza las fronteras del Olimpo y allí desafía a los dioses. Engreído por sus conquistas, no calibra sus acciones y es condenado a bajar al Tártaro, al infierno, a purgar sus culpas. Y es así como un gran héroe con el favor de Atenea es reducido al nivel de sus vicios. Belerofonte, por tanto, se erige en símbolo de la ambición cegadora que le impide mirarse en su condición de criatura.

Vencido, irá a juntarse en los infiernos con los demás ambiciosos, como Ixión; pero su ambición, en lugar de estar coloreada de sexualidad como Ixión, es sobre todo la del hombre que embriagado hasta tal punto por las hazañas guerreras heroicas se ve empujado al deseo del poder soberano. Simboliza la desmesura en la ambición guerrera o el poder temporal deseoso de anexionarse la autoridad espiritual y llegar a ejercer el gobierno sin delegación, procura ni fidelidad, y por tanto sin legitimidad.  

Jean Chevalier: Diccionario de símbolos  

Por tanto, la gran aventura de Belerofonte, vencedor de la monstruosa Quimera, acaba de la peor manera posible: humillado por los dioses por culpa de su soberbia. Su personalidad es un claro ejemplo de esas caídas al infierno (en su caso literal) de quien, guiado por el orgullo del ego, no calibra ni sus fuerzas ni sus debilidades.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla

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