Al olmo viejo, poema de Antonio Machado | análisis y comentario

Al olmo viejo de Antonio Machado

Al olmo viejo de Antonio Machado

Candela Vizcaíno

 

“Al olmo viejo” de Antonio Machado, perteneciente a la obra Campos de Castilla (cuya primera edición es de 1912), es uno de los poemas en español más significativos encuadrados en la denominada temática carpe diem. Efectivamente, tal como expongo a continuación, la obra es un canto a “aprovechar el momento” (que eso significa carpe diem) o a disfrutar del presente de uno de los autores de la generación del 98 más representativos. El poema, en definitiva, es uno de los más emblemáticos de los del siglo XX y en él es característica tanto la sencillez formal y estilística como el espíritu positivo que nos deja. Y todo ello a pesar de su aparente dolor y negatividad. 

Al olmo viejo de Antonio Machado, poema completo  

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

 

Estructura y división de “Al olmo viejo” de Antonio Machado

1.- La belleza del poema radica en su aparente sencillez y en su perfecta construcción formal. Las cuatro primeras estrofas divididas entre sí por una subdivisión temática es una descripción del estado actual de ese árbol viejo que se convierte en trasunto del poeta. La última, que no ofrece ninguna subdivisión, es una interpelación a ese árbol antes de que llegue su final. Se convierte, por tanto, en un sereno carpe diem, en un “agarra el momento”, del que el poeta también quiere participar. 

2.- Los cuatro primeros versos que conforman la primera estrofa nos describe y condensa la realidad del árbol y, por tanto, del poeta que se identifica con él. 

3.- En la siguiente se hace referencia al estado exterior (carcomido y colonizado por el musgo) que puede leerse como un trasunto de la apariencia física del poeta. 

4.- La cuarta se entretiene con la descripción del interior que no es más halagüeña con telarañas (símbolo de la dejadez) y las hormigas que nos remiten al concepto de horadar (tanto la tierra como el alma).

5.- La tercera estrofa actúa como una bisagra ya que realiza una descripción negativa. El árbol no puede ofrecer alegría ni vida para un tercero, tal como el olmo del poema no puede dar abrigo a los ruiseñores. Ese renacer, por tanto, no va a ser completo. Será, tal como asistimos a continuación, uno de madurez, uno que se desarrolla en el tiempo de descuento (por utilizar términos contemporáneos coloquiales). La alegría sencilla de la vida queda, por tanto, lejos, aunque se espere ese don expresado en sus versos finales.

6.- El dramatismo y el sentido último del poema llega en esa última estrofa con la enumeración de las desgracias que van a acontecer. Sin embargo, hay espacio para la esperanza. Y ese espacio está conformado por la sucesión del adverbio “antes” y las palabras finales del poema: “otro milagro de la primavera.” Entre unos hechos (la destrucción total) y ese renacer de la primavera aún queda espacio para aprovechar el momento. 

Campos de Castilla

"Al olmo viejo" de Antonio Machado a la luz de la generación del 98

1.- Lo primero que nos encontramos es un lenguaje sencillo y claro. Paralelamente, nos topamos con una sintaxis básica incluso, a pesar de esa larga concatenación de hechos (y de oraciones) que van precedidos por “antes de”, término fundamental para entender el carácter total del poema. Sin embargo, se hace uso de un vocabulario rico tomado de la tradición agraria: “melena de campana”, “yugo de carreta”… 

2.- Se aleja de cualquier extravagancia estilística y de tropos rebuscados. La narración del poema es simple. A partir de una mínima descripción, el artista nos sumerge (con una cadencia melodiosa) en la esperanza. Esta está simbolizada en esas hojas verdes y en el tronco renacido que se anuncia nada más empezar el poema. 

Caracteristicas de la generacion del 98 2

3.- En “Al olmo viejo” hay una identificación del alma del poeta con la naturaleza, en este caso, el árbol que se convierte en el alter ego del artista. 

4.- La descripción se hace sin dramatismo, con una serena aceptación (que no resignación), ya que (reitero) el tema del poema es la esperanza focalizada en el carpe diem. El poeta nos viene a decir que hay que aprovechar ese momento, aunque sea fugaz (solo son algunas hojas verdes) y que hay que disfrutar de esa tregua que da la primavera (que es como decir la vida). 

5.- A igual que el poema “A José María Palacio”, nos encontramos con el sentido del texto en los últimos versos. Toda esta prolija descripción de un olmo con los días contados le ha servido al poeta para exponer su interior y esto lo condensa en los últimos versos. También espera “otro milagro de la naturaleza”. 

6.- La descripción se hace de una manera sencilla identificando el sentir del artista con las distintas criaturas de la naturaleza. Un rayo ha tumbado al árbol. En su interior han hecho nidos las arañas. Las hormigas se están comiendo por dentro lo que queda del tronco. Pero aún así, el olmo resiste. Y quiere que el último hálito de vida sea para la luz, para el sol, para los dones de la primavera, metáfora primigenia no solo del renacer sino también de la esperanza. 

Comentario de “Al olmo viejo” de Antonio Machado 

1.- Antonio Machado es uno de los autores de la generación del 98 más intemporales, especialmente debido a su obra Campos de Castilla a la que pertenece el poema objeto de este mínimo estudio. Los versos de ese libro (más que en Soledades (1907) que sigue, en esencia, las características del modernismo literario) llegan al receptor por el método de la sencillez y el suave lirismo. Y en esta línea tenemos que leer y entender “Al olmo viejo”. 

2.- Nada hay en él que nos remita a la complejidad en cualquier aspecto artístico y vital. Estamos ante una imagen de tremenda desnudez que poco comentario requiere: un árbol que “parece” muerto pero que, gracias a los dones de la primavera (el agua, el sol o el calor) ha reverdecido. Esto es, aún no está fulminado del todo aunque se encuentre exhausto. El poeta se identifica con este elemento de la naturaleza. Lo describe en las cuatro primeras estrofas y lo interpela en la última. 

3.- Esta interpelación, este hablarle de tú al árbol, nos introduce en el alma del poeta que quiere agarrarse a la vida (lee al amor y sus dones) aunque falte poco tiempo para el inevitable final. 

4.- Y ese canto a la esperanza que se convierte en un carpe diem clásico (quizás uno de los más hermosos de la literatura española) lo hace con una enumeración. Esta prolija narración de todo lo que va a pasarle al árbol nos introduce de lleno en ese “agarra el momento” al que alude el poema. Y lo hace con la repetición del “antes que…” Pueden pasar muchas cosas y todas ellas inevitablemente conducirá al final del árbol como está próximo el fin del poeta. 

5.- Sin embargo, en “Al olmo viejo” nos introduce en un tema con escaso favor en la literatura española: el carpe diem filosófico, en ese “nunca es tarde” que trata un poeta contemporáneo (Benjamín Prado, 1961) en su conocido poema:

Nunca es tarde para empezar de cero,
para quemar los barcos..

Carpe diem en “Al olmo viejo” de Antonio Machado

1.- Los poemas del libro Campos de Castilla de Antonio Machado se inscriben, con sus matices, en las principales características de la generación del 98. La falta de grandilocuencia, la sencillez, el lirismo, la referencia a esa tierra castellana de naturaleza sobria pueblan todos sus versos. 

2.- Sin embargo, el poeta logra desprenderse del pesimismo y el dolor que caracteriza a este grupo literario sublimando la pérdida de una forma generosa y sabia en extremo. 

3.- “Al olmo viejo”, como vengo anotando, es un canto a la esperanza, a los dones de la vida, a la alegría que da la primavera (trasunto de los regalos del amor) e invita a los lectores a vivir el momento. Como he anotado anteriormente, no es del agrado de la historia de la literatura española el tratamiento de estos temas. Cuando lo hace (como el famoso poema “Por competir por tus cabellos” de Góngora) hay siempre un poso amargo, un dolor extremo, una referencia a lo más terrible de la muerte que tan inserto está en el carácter español. 

4.- Sin embargo, Antonio Machado en el poema “Al olmo viejo” va más allá de la aceptación y/o el estoicismo que implica la no lucha cuando el final se acerca. El poema, a pesar de la concatenación de desgracias que aquejan al árbol (y por tanto al artista del que se erige en trasunto) nos deja con ese “milagro de la primavera”. A pesar de la concatenación de hechos luctuosos que se enumeran en la estrofa final, estos van precedidos por un “antes”. Esto es, el poeta nos viene a decir que aún queda tiempo para la vida y que poco importa todo ese derrumbe. Lo que importa son esas hojas nuevas que acaban de rebrotar. Y a esa posibilidad se agarra el poeta. 

Definitivamente, en esta aparente sencillez verbal, estilística, sintáctica y estructural de “Al olmo viejo” de Antonio Machado subyace un espíritu positivo. Da igual el estado ruinoso tanto del poeta como del árbol. Lo que importa es la posibilidad de una nueva felicidad, de un nuevo amor, por muy corto que sea ese tiempo. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

Gente en la conversación

  • Invitado - Antonio Manuel Guerrero Rus

    Analizar esto que dejó escrito el pobre Machado en un arrebato de dolor y de tristeza por lo que la odiosa realidad le tenía preparado desde sepa dios cuando, es propio de quiénes no participan de esta tan bella tristeza. No se puede dar una clase de anatomía usando un alma. Eso queda para el cuerpo, para una víctima de la realidad. Analizar y comentar la literatura del 98 usando este joyel que Machado dejó en su inútil braceo para sobrevivir, es ensuciar su memoria. Ni siquiera es legítimo deleitarse con la cordial belleza que un hombre bueno creó para consuelo de su alma. Su obra debería ser inaccesible para todos los que olvidan su nombre de hombre, para el hombre que braceó desesperadamente en un mar mefítico y que sucumbió en el intento. No tenemos derecho a leer su obra; no mientras no se recuerde que este hombre está enterrado fuera de lo que fue su patria en un país que lo acogió y que le dio sepultura. No, mientras no se consiga traer sus restos y los de su madre para que yazcan bajo un recuerdo imborrable en la tierra que los vio nacer.

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