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A José María Palacio, poema de Antonio Machado | análisis y comentario

"A José María Palacio", poema de Antonio Machado

"A José María Palacio", poema de Antonio Machado

Candela Vizcaíno

 

“A José María Palacio” es, sencillamente, uno de los poemas más hermosos de uno de los grandes poetas en español de todos los tiempos: Antonio Machado (1875-1839). Uno de los grandes autores de la generación del 98, levantó en su libro más conocido (Campos de Castilla, cuya primera edición es de abril de 1912, una obra sencilla, honesta, honda, profunda, lírica al máximo con la que se representan lectores de todo tipo. El poema que nos ocupa,” A José María Palacio”, fue escrito después del 1 de agosto de 1912, tras la muerte de Leonor, la jovencísima esposa del poeta. Por tanto, no aparece en esa primera edición sino en las posteriores en las que el poeta iba añadiendo los nuevos poemas creados. En la actualidad, aparece con el número CXVI de dicho libro. 

A José María Palacio, poema completo inserto en la obra Campos de Castilla 

Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...

¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?

Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.

¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!

¿Hay zarzas florecidas
entré las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?

Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.

Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.

¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?

Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,

¿tienen ya ruiseñores las riberas?

Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra… 

Análisis de “A José María Palacio” de Antonio Machado

1.- Aunque se suele poner como modelo, tal como veremos a continuación, no despliega todas las características de la generación del 98. El dolor por España, que es santo y seña del movimiento, aquí se ha transformado en uno de carácter hondo, personal e irreparable. Sin embargo, el poeta sí describe esas tierras castellanas que forman el paisaje inseparable de su lírica haciendo uso de  una suave delicadeza. 

2.- El poema está escrito en forma de carta a un amigo que lo identifica con su apellido (como es costumbre en ciertos ambientes españoles incluso hoy en día). En esta especial epístola, sencillamente, le pide que vaya a llevar algunas flores a la tumba de su esposa. 

3.- Hasta aquí el tema lineal del poema que no se descubre hasta que no ha llegado el último verso: “al alto Espino donde está su tierra”. Así termina el poema con un dramatismo sublime aumentado por el tono calmado y sencillo de los versos anteriores. 

4.- Porque el poema al completo “parece” nada más comenzar a leer un canto a la primavera, a la rueda de la vida, a ese renacer que es inexorable para seguir los ciclos de la naturaleza. Es un canto al renacer eterno, el mismo que está vetado al poeta, ya que estos versos están dedicados a la pérdida irreparable (por una muerte precoz) de la amada. 

5.- El poema, además. va intercalando las referencias al pasado (en forma de recuerdo) y el futuro (en forma de pregunta). Esto es, el poeta pregunta al amigo si ya han florecido margaritas o lirios, si han vuelto los pájaros o si han reverdecido los árboles. Así nos indica que él no participa de esa nueva vida y, además, que no están en el mismo sitio. El alejamiento, por tanto, es doble (el de la muerte y el del emplazamiento). Pregunta porque no sabe, aunque intuye lo que está pasando simplemente porque así sucede, porque no hay nada que cambie esta situación. Y mientras se cuestiona por el estado en el que está el ciclo primaveral de la naturaleza, vuelve la vista atrás y va juntando en su memoria lo que ya tendría que estar pasando. No hay novedad. Todo conforma los distintos radios que hacen giran la eterna rueda de la vida. 

6.- El emplazamiento es el de Castilla, el de Soria, el del Duero, el río amado por Antonio Machado. Y a lo lejos se ven las cumbres del Moncayo que, inmediatamente nos remite a las Rimas de Bécquer e, incluso, a sus leyendas. Pero esta naturaleza es, a la vez, ajena y compañera del poeta. 

Caracteristicas de la generacion del 98 2

Comentario del poema “A José María Palacio” de Antonio Machado

1.- Aunque no se cumplen todas las características de la generación del 98 y su estilismo literario, tal como podemos comprobar por el esquema que he dejado arriba, es uno de los poemas esenciales de este movimiento. ¿Por qué? Hay un rechazo consciente hacia cualquier grandilocuencia. Esto se traduce en esa falta de dramatismo a pesar de la temática de pesadumbre de los versos. Todo en “A José María Palacio” es sencillo, conformado por esa sublime descripción de una primavera que tiene que llegar. Y lo expresa de una forma tremendamente simple a pesar del rico vocabulario empleado. Encontramos el reflejo de las tierras de España y el lenguaje sobrio, elegante y ajeno a cualquier torsión. Todo ello nos introduce en un bello lirismo. A pesar de la subjetividad del poema, logramos así empatizar fácilmente con ese dolor sereno que nos describe el artista. 

2.- Los versos cortados (viudos) nos obliga a hacer una pausa y, paralelamente, a seguir el ritmo del poema. Ellos contribuyen a no detenemos y a seguir hasta el verso final que engloba temáticamente todo el texto. 

3.- En “A José María Palacio” de Antonio Machado el espacio literario está magníficamente conseguido. Contribuye a ello los nombres de los distintos tipos de árboles y las flores coloridas, así como el desglose de las aves que habitan estas zonas o las tareas del campo que se llevan a cabo. El conocimiento del emplazamiento descrito por el poeta nos introduce de lleno en el lirismo y en los sentidos literarios de “A José María Palacio”. 

4.- Y, para rematar este breve comentario a estos versos, no podemos olvidar el recurso literario epistolar. Comienza con ese “Palacio, buen amigo…” y, desde el inicio, Antonio Machado ya nos introduce en el sentimiento de pérdida. Él no asiste a esta primavera. La está narrando desde otro lugar. La pérdida y la distancia es doble. Por un lado, está la muerte y su separación eterna. Y a esta se une  la imposibilidad (no conocemos las razones pero para “la verdad” del poema no hacen falta) de estar junto a la tumba de la amada. La muerte separó al poeta de la joven Leonor. Y la vida lo separa de su tumba. Por eso, tiene que recurrir a un amigo, a alguien ajeno al dolor del poeta pero que, como los lectores, logramos conectar con el alma dolida (que no atormentada) del artista.  

El poema “A José María Palacio” de Antonio Machado es, en definitiva, un canto a la serenidad y a la aceptación de todos los reveses de la existencia. Y a la par, nos encontramos una sublimación de la resignación en esa prolija descripción de los dones de la primavera. Además, solicita al buen amigo que su pedido lo haga una “tarde azul”. Esto es, le pide que honre a la amada con la luz de la vida. El dramatismo extremo (sin llegar al grito de dolor) nos lo encontramos en las últimas palabras del último verso: “…donde está su tierra”.

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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