El Tratado de Niza se firmó en esta ciudad francesa el 26 de febrero de 2001. Entró en vigor el 1 de febrero de 2003. Por el mismo se modifica el Tratado de Maastricht y el de Ámsterdam. Hay que tener en cuenta que este último, según la opinión de juristas europeístas, puede considerarse un texto fallido, ya que no cumplió con sus objetivos.
A tener en cuenta sobre el Tratado del Niza
De forma esquemática tenemos:
1.- Había que modificar la estructura política para dar cabida a más miembros. De hecho, a partir de 2004, se incorporan nuevos países a la Unión Europea.
2.- Alemania consigue introducir la enmienda que, en la actualidad, otorga un número de eurodiputados en el Parlamento Europeo proporcional a los habitantes de cada país.
3.- Se establecieron normas claras para sancionar a los estados miembros que incumplieran tanto el espíritu de la Unión Europea como cualquier legislación comunitaria.
4.- Los votos positivos en el Consejo de la Unión Europea, a partir del Tratado de Niza, tiene que responder a una mayoría proporcional de su población. Así se evita que pequeños países impongan sus criterios a un porcentaje mayoritario. Se fija en el 62%.
5.- Más que un texto nuevo es una modificación a través de enmiendas de los tratados anteriores.
6.- Pusieron su firmas los ministros de exteriores por poderes emanados de los jefes de estado de cada país miembro.
7.- Desde la entrada en vigor del Tratado de Niza, la Comisión Europea está formada por un comisario de cada país miembro. Alemania, España, Francia y Reino Unido (hoy fuera de las instituciones) renunciaron al segundo comisario.
8.- Se faculta al presidente de la Comisión para asignar las distintas carteras temáticas.
9.- Se fijó un número máximo de 732 eurodiputados, cifra hoy superada por el Tratado de Lisboa. En la actualidad, el Parlamento está compuesto por 705 miembros y hay una reserva de 751 escaños. La diferencia se guarda para el futuro, por si accedieran a la Unión Europea los distintos países candidatos.
En definitiva, el Tratado de Niza respondió a la necesidad de reorganizar el poder político de la Unión Europea ante la perspectiva de entrada de más miembros.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla