Cuando Francisco Giner de los Ríos (1839-1915) levantó, con sede en Madrid, la Institución Libre de Enseñanza en 1875, el analfabetismo entre la población española superaba el 70%. Y este dato, por sí solo, nos dice de la importancia de este proyecto educativo, cultural y de investigación.
Francisco Giner de los Ríos y el krausismo
Nació en Ronda en el seno de una familia con inquietudes políticas. Su padre era funcionario de hacienda y fue trasladado constantemente por todo el territorio español. Esto permitió a nuestro protagonista poder vivir y estudiar en distintas ciudades: Sevilla, Cádiz, Alicante o Barcelona fueron algunas de ellas.
En 1863 se encuentra en Madrid doctorándose baja la dirección de Sanz del Río, el mismo que había introducido el krausismo en España. Tanto discípulo como maestro tomaron de esta corriente filosófica la idea de la llamada virtud estimulante. Pretendían agitar las conciencias de una sociedad enfrentada en bloques y caracterizada por el inmovilismo y el conservadurismo rancio. En esta doctrina encontrará los intelectuales más avanzados un espacio para cultivar la razón por medio de un fuerte compromiso moral acatado libremente y de manera personal.
De esta filosofía bebe Francisco Giner de los Ríos que llega a conseguir la cátedra de filosofía de derecho en la Universidad Central. Eso fue en 1866. De aquí sería apartado en dos ocasiones: en 1868 y desde 1875 a 1881. Fue el castigo por negarse (junto con otros intelectuales) a renunciar a la libertad de cátedra y a jurar obediencia religiosa a la monarquía. Con el sexenio revolucionario, colaboró en los intentos de reforma educativa que terminaron en sucesivos fracasos. Exiliado en 1875, es en esta fecha cuando ve la necesidad de crear y defender el proyecto que desembocó en la Institución Libre de Enseñanza.
Ideología de Francisco Giner de los Ríos
A nuestro protagonista le interesa especialmente tres aspectos: la filosofía de la ciencia como única forma de mostrar y demostrar la auténtica verdad; la ética del derecho como única vía para progresar en sociedad y la pedagogía, defendiendo postulados avanzados para su época.
Giner de los Ríos, por su rectitud y carisma, fue respetado y alabado en su época, cuando un puñado de intelectuales liberales estaban empeñados en sacar a toda la sociedad de la confrontación y el atraso en la que se encontraba. Era consciente de que de este emplazamiento únicamente se podía salir a través de la instrucción y la educación. Era, por lo demás, una persona sencilla, de hábitos austeros, gran comunicador y conversador que gustaba de los placeres de la naturaleza.
La Institución Libre de Enseñanza
Su sede siempre estuvo en Madrid, a pesar de las dificultades y las trabas burocráticas y administrativas de estas décadas. Curiosamente, rechazó implantar su proyecto en Gibraltar, llevado por un profundo sentimiento patriótico. Perdió, por tanto, la generosa financiación que se le ofrecía. La Institución Libre de Enseñanza, desde sus orígenes, pretendía proporcionar una educación laica, liberal y de calidad desde primaria hasta la Universidad. En este sentido, la Residencia de Estudiantes y la Residencia de Señoritas fueron entidades anexas, en el nivel de instrucción superior, a la Institución Libre de Enseñanza. El proyecto, por tanto, era independiente de ideas filosóficas, religiosas y políticas y su único objetivo era progresar con mente abierta en todas las posibles materias de estudio.
Esta institución es completamente ajena a todo espíritu o interés de comunión religiosa, escuela filosófica o partido político, proclamando tan solo el principio de libertad e inviolabilidad de la ciencia y de la consiguiente independencia de su indagación y exposición respecto de cualquier otra autoridad que la de la propia conciencia del profesor, única responsable de sus doctrinas.
Francisco Giner de los Ríos
Objetivos de la Institución Libre de Enseñanza
1.- La promoción de los estudios culturales y profesionales de naturaleza reglada.
2.- La investigación y el desarrollo de la ciencia con laboratorios y talleres de ensayo muy avanzados para la época.
3.- La aportación a la sociedad mediante estudios no reglados en forma de conferencias y seminarios.
4.- La instalación y el cuidado de una biblioteca general y bien surtida, cuando capitales de provincia apenas disfrutaban de unos cuantos centenares de libros en estas instituciones.
5.- Labores editoriales de cualquier tipo.
6.- Propuesta de premios y becas para promover el interés y el gusto por el conocimiento.
7.- La renovación de los métodos pedagógicos con fórmulas innovadoras.
8.- El fomento del deporte.
9.- La pasión para proyectar el amor por la moral, el trabajo bien hecho, el tesón, el respeto, la ley, la generosidad social, la tolerancia y una moral personal rigurosa y noble.
10.- El estímulo del contacto con la naturaleza.
11.- Y, por primera vez en la historia de España, se da cabida a estudiantes femeninos en igualdad con sus homólogos varones.
Tal fue su importancia hasta su cierre en 1936 con la Guerra Civil que no se puede entender la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de los Ríos sin los nombres de los que allí pasaron. Los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Américo Castro, Gregorio Marañón, Matilde Huici, María de Maetzu, María Zambrano… dejaron sus huellas en la Institución Libre de Enseñanza tal como lo hicieron, a partir de 1910, la gran mayoría de los poetas de la Generación del 27 o los representantes del surrealismo Dalí o Buñuel en la Residencia de Estudiantes. Hoy este legado editorial, histórico, patrimonial y arquitectónico se está recuperando con carácter museístico.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla