Candela Vizcaíno

Candela Vizcaíno

Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla con una larga trayectoria de más de 20 años como periodista, columnista y contenidos online centrados en literatura, arte, viajes, vida sana, familia, gastronomía, moda y feminismo. Con cinco libros publicados, en la actualidad pueden encontrarse en las librerías El Bosque de las Respuestas (cuento infantil ilustrado), Los girasoles florecen en junio (novela) y Poemas sin orden ni concierto

22 Diciembre, 2023

Cultura chimú

 

La cultura chimú se desarrolló entre el siglo IX y el XV con su epicentro en la ciudad de adobe de Chan Chan, hoy Patrimonio de la Humanidad y a pocos kilómetros de la actual Trujillo, al norte de Perú. Llegó hasta Lima y sustituyó a la cultura moche que colapsó, al parecer, por las mismas causas que la civilización de los chimúes: debido a una serie de fenómenos meteorológicos adversos que diezmaron cosechas y recursos, hecho que fue aprovechado por los pueblos enemigos. Permaneció olvidada hasta mediados del siglo XIX cuando fueron excavándose sus tesoros bajo el auspicio de Jacob von Tschudi.  

Chan Chan la gran capital del reino chimú  

Situada junto a la actual Trujillo, ya estaba en ruinas cuando, en 1532, llegó Pizarro con sus tropas, quien contribuyó a ahondar en su expolio. Por lo que ha llegado hasta nosotros, intuimos la grandeza de una ciudad levantada enteramente en adobe mediante gruesos muros que llegan a alcanzar los 12 metros de alto y los 4 m de ancho formando un hermoso e intrincado laberinto de barro. Este emplazamiento, cuna del reino chimú, estaba amurallado en su perímetro total y, a su vez, cada palacio, cada recinto de importancia y cada almacén se rodeaba de otra muralla que era decorada bellamente con motivos geométricos. Esta red de murallas, unas dentro de otras, constituía un intrincado laberinto de caminos o calles que daban a enormes patios desde donde se distribuían todos los edificios. 

Chan Chan llegó a tener más de 20 km2 y en ella se dispusieron también canales, albercas y otros elementos de almacenamiento y conducción de la preciada agua.  Así se conducía los regatos provocados por el deshielo andino hacia una de las tierras más áridas y secas del planeta que arañaba a la tierra papas o maíz.  

El sacrificio en la cultura chimú  

Estos ritos estaban extendidos y normalizados, ya fuera como acompañamiento en el más allá de sus curacas (caciques o reyes locales) o bien como ofrenda a los dioses, como el encontrado recientemente en Huanchaco. En una explanada frente a la costa del Pacífico se han desenterrado los cadáveres de más de 140 niños y niñas de entre 8 y 12 años y más de 200 llamas de menos de 2 años que fueran ofrecidas en holocausto en un solo acto ritual. Gracias a técnicas contemporáneas, la arqueología apunta a que este sacrificio múltiple (probablemente el mayor de la historia) se realizó en los últimas décadas del siglo XIV, justo cuando la cultura chimú iba a colapsar, al parecer por una combinación de fenómenos meteorológicos extremos, hambrunas, revueltas y guerras.  En el caso de Huanchaco las huellas dejadas en las sucesivas capas de tierra nos dicen que, con toda probabilidad, durante estos años se sufrió un devastador fenómeno que hoy se conoce como el Niño Costero que arrasa con lluvias intensas todo lo que se encuentra al paso, arrastrando en torrente un terreno árido y sin árboles.  

Los sacrificios no solo se realizaban para aplacar la ira de unos dioses (desconocidos para nosotros) sordos y ciegos a los lamentos de los hombres sino también para acompañar a los caciques en su viaje al más allá. En este caso se elegían a mujeres jóvenes que o bien eran esposas del líder político o bien seleccionadas expresamente entre el pueblo. En una de estas tumbas regias se han encontrado más de 40 nichos que tenían la función de guardar los restos, momias o cadáveres que acompañaban al curaca en su viaje al más allá. Estos líderes políticos y religiosos se hacían enterrar, además, en su propia casa sellándola para siempre. Y el siguiente, se hacía construir otro palacio que era, a su vez, clausurado a su muerte. Así, década tras década y siglo tras siglo se iba construyendo un intrincado laberinto de murallas de adobe con edificios clausurados que convivían en armonía con otros que daban servicio al pueblo chimú.  

Todo esto llegó a su fin alrededor del año 1476 cuando el poderoso imperio inca impuso su superioridad bélica a los chimúes, empobrecidos y debilitados por años de hambrunas producidas por lluvias torrenciales que arrasaron cosechas, ganaderías, construcciones y todo lo que encontraban al paso. De nada sirvió abrir el corazón a cientos de sus niños mezclando su sangre en lodo pidiendo clemencia a los dioses.

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

14 Diciembre, 2023

La cultura moche

 

La cultura moche o mochica está destapándose, en las últimas décadas, como una de las más fascinantes civilizaciones del Perú precolombino, rivalizando, incluso, con el afamado pueblo inca. Se extendió al norte de Lima, alrededor de la actual Trujillo y llegó, que se sepa con los datos arqueológicos actuales, hasta Lambayeque, tierra del Señor del Sipán. Floreció desde el siglo II hasta el siglo VIII cuando fue desplazada por el pueblo chimú (constructores de Chan Chan, también cerca de Trujillo y hoy Patrimonio de la Humanidad). En su colapso parece que intervino una letal combinación de fenómenos climáticos extremos (fuertes inundaciones seguidas por años de sequía) propiciados por lo que hoy se conoce como El Niño, revoluciones, hambrunas y guerras. 

Introducción a la cultura mochica 

En el valle del río Moche, en el norte de Perú y a varios kilómetros de Trujillo se localizan dos construcciones de vital importancia para conocer los entresijos de la cultura moche o mochica: Huaca del Sol y Huaca de la Luna. Esta  última es un centro ritual conformado por una pirámide truncada que alberga un curioso centro ceremonial por capas bastante bien conservado. El primero, por otra parte, debió hacer la función de centro civil burocrático y palacio para las élites locales.  

A unos 60 km al norte de este lugar se encuentra la Huaca Cortada y el denominado Complejo Arqueológico el Brujo. Aquí se halló a inicios del siglo XX una momia perfectamente conservada de una dama de la alta sociedad, enterrada con los atributos compartidos tanto de sacerdotisa como de líder político. Fue bautizada como la Señora de Cao y en su honor se levantó un museo, en un inquietante estilo brutalista que contrasta con la naturaleza alrededor, donde se exponen sus restos, los de sus acompañantes y su rico ajuar.  

La tercera «pata» que nos permite conocer la cultura moche es el bautizado como Señor de Sipán, hallado en 1987 por el arqueólogo Walter Alva tras una peligrosa excavación digna de una película de Indiana Jones. Como su compañera femenina, su rico ajuar, sus restos y una recreación de su tumba se custodia en el flamante Museo Nacional de las Tumbas Reales, inaugurado en 2002 en Lambayeque inspirándose para su construcción en las pirámides truncadas de la cultura moche. 

Cultura moche vasija antropomorfa 

Un poco de historia resumida de la cultura moche  

Asentada en la ladera de los Andes, al norte de Perú y justo en la costa del Pacífico, este pueblo se las ingenió para sobrevivir en una tierra hostil azotada por los vientos, seca y sin apenas abrigo de la naturaleza. Se han conservado canales y acueductos que conducían el agua del deshielo andino hacia sus poblados.  Lograron cultivar maíz, yuca, patatas, maní, chirimoyas o papayas, base de su alimentación. Las proteínas para el sustento diario se completaban con la pesca de anchoas utilizando unas particulares embarcaciones de paja conocidas como caballitos de totora, que aún se usan al día de hoy. 

Tal fue su pericia y eficacia en estas obras de ingeniería que los excedentes agrarios y pesqueros permitieron a los mochicas comerciar con los pueblos de alrededor. Y el superávit de esta actividad fue el que financió la construcción de sublimes edificios que se embellecieron con pinturas murales y con objetos de fina artesanía realizados en barro. 

La cultura moche llegó a estar perfectamente estratificada en el plano social. En la cúspide se encontraba un rey dedicado al arte de la guerra y con atributos semi divinos. Con toda probabilidad, para ejercer el poder, estos líderes políticos se apoyaban en una casta sacerdotal que se encargaba de la comunicación con la divinidad y mantener aplacados a los dioses para que estos tuvieran a bien permitir abundantes cosechas, prosperidad y fertilidad. En este sentido, la Señora de Cao, por ejemplificar con una de las momias más famosas, presenta tatuajes en sus antebrazos, muñecas y tobillos en forma de animales totémicos: arañas, serpientes… Este tipo de trabajos no se realizaban como hoy en día, por mera estética o sin ningún sentido. Y, con alta probabilidad, tenían un significado ritual vinculado a dotes adivinatorias. 

La gran riqueza (económica, artística o de recursos humanos) que muestran tanto la tumba de la Señora de Cao como la del Señor de Sipán nos conduce hasta una casta noble administradora de los bienes de la comunidad y, seguramente, de carácter extractivo en su propio beneficio. Mientras los nobles y la clase sacerdotal, bajo la protección de una figura real, disfrutaban de riquezas y servicios, el pueblo llano de agricultores, pescadores y pequeños artesanos vivían con lo justo. Esta desigualdad se justificaba por el deseo de unos dioses (aún por bautizar) a los que se les alimentaban con sacrificios humanos, los mismos que se han encontrado en la Huaca de la Luna o en las tumbas excavadas.

De entre las manifestaciones artísticas que sobresalen de la cultura moche hay que destacar los ricos trabajos de orfebrería en oro, plata y piedras preciosas o semipreciosas realizados con una delicadeza que sorprende por su pericia y perfección técnica. Y en esta misma línea se cataloga la bella alfarería en barro cocido y, con frecuencia, decorada. De sublime gusto son, también, los cuencos, vasos, búcaros y jarras que muestran figuras antropomorfas reproducidas con un fino realismo. También destacan aquellas que retratan al hombre en metamorfosis con el animal, especialmente el jaguar (haciendo hincapié en sus dientes) en un claro símbolo de poderío y de posesión de la fuerza bruta de la naturaleza que es la que da abundancia, prosperidad y fertilidad. 

Todo este fascinante mundo colapsó alrededor del siglo VIII debido a una combinación de fenómenos meteorológicos adversos. Se han encontrado capas de tierra que nos dicen de un periodo extremo de fuertes lluvias (¡de más de 30 años!) que liquidaron cultivos, destrozaron canalizaciones, inundaron ciudades y se llevaron todo aquello que estaba al paso. A este diluvio le siguió una fuerte sequía que terminó por dañar irremediablemente los suelos. Se volvió, por tanto, una tarea imposible arrancarle a la tierra cualquier fruto que mitigara el hambre creciente. El conocido como fenómeno de El Niño, causante de este desastre, además, calienta las capas superiores del agua oceánica liquidando los recursos pesqueros que eran también base de la alimentación de los moches. 

Ante esta situación de carestía extrema, el pueblo, al parecer, se levanta en revueltas contra una nobleza que vive en un mundo ajeno a la realidad. Aunque esta elite es la poseedora de las armas, poco puede hacer contra gentes hambrientas que se revuelven justamente. Esta desastrosa situación es aprovechada por una tribu enemiga, la de los chimúes, que se hace con el poder alrededor del siglo VIII asentándose en Chan Chan (hoy Patrimonio de la Humanidad), muy cerca de donde florecieron los habitantes que levantaron las Huacas del Sol y la Luna. Lo chimúes, al parecer, desaparecieron alrededor del 1452 dominados, a su vez, por las incas. Paradójicamente, las causas de su colapso fueron las mismas que las de la civilización moche. A las inundaciones que se llevaban por delante todo lo que había sobre un terreno árido se unieron el hambre, las revueltas y las guerras en inferioridad de condiciones. Esta desesperación del pueblo chimú seguramente fue lo que llevó al sacrificio ritual de más de 145 niños y niñas y 200 llamas jóvenes entre el 1400 y 1450 a pocos kilómetros de Chan Chan a orillas del Pacífico. 

Me detengo en este detalle histórico de una civilización posterior simplemente porque así se entienden las causas de la caída de ambas culturas, que fueron semejantes por no decir idénticas. Los cambios climáticos fueron de tal gravedad que la fragilidad que provocaron fue aprovechada por los enemigos, ante la sordera de los dioses que no atienden a la sangre derramada de los inocentes. 

 Cultura moche Templo de la Luna

Huacas del Sol y la Luna 

Estas construcciones están situadas muy cerca de Trujillo, una frente a la otra conformando un espacio homogéneo donde se han encontrado restos y cimientos de viviendas. Son dos pirámides truncadas construidas en adobe. La del Sol es la más grande y parece que su uso fue civil. La interesante es la de la Luna ya que fue levantada con fines ceremoniales. Por eso, está cargada de simbolismo, incluso en su misma disposición arquitectónica. La Huaca de la Luna consiste en una serie de templos superpuestos. Sobre la base de una construcción antigua se levantaba otra alrededor y más grande y se sellaba la entrada a la más antigua. Así, se simbolizaba un nuevo tiempo o un nuevo orden. Este método ha permitido que se conserven la gran mayoría de sus pinturas al fresco, de gran calidad, en colores ocre, rojo, negro y blanco. En ellas se representan símbolos y rostros humanos en metamorfosis con animales totémicos de la zona, sobre todo el jaguar, el águila y la serpiente. 

En este emplazamiento, además, se han encontrado restos de guerreros que fueron sacrificados siguiendo un ritual específico no visible para el gran público. La sangre del sacrificado se vertía sobre una copa y el soberano decidía si bebía o la derramaba en el suelo en una acto de purificación ritual. 

 Cultura moche Tumba del Senor de Sipan

El Señor de Sipán  

En 1987, el arqueólogo peruano Walter Alva recibe una inquietante llamada de la policía local del distrito de Sipán urgiéndole a defender unos restos que una auténtica jauría humana estaba disponiéndose a expoliar. Con un guion propio de las películas de Indiana Jones, el investigador, ayudado por la autoridad, pudo contener este primer embate popular hasta descubrir una tumba intacta con la momia de un rey guerrero, sus acompañantes y un rico ajuar funerario. Aplacados los ánimos, la excavación sacó a la luz dos pirámides erosionadas construidas entre el siglo II y III que guardaban más de 1 000 objetos en cerámica perfectamente alienados y de gran belleza en su ejecución. La investigación, en etapas sucesivas, fue revelando su importancia, ya que, salieron a la luz, cuerpos de adultos momificados con los pies amputados, restos de niños, de tres mujeres jóvenes, de llamas, dos hombres, un perro… A todas luces estaban ante un personaje importante que se llevó al otro mundo no solo aquellos objetos que pudieran serles útil para su disfrute sino también los seres (esposas, sirvientes…) que se vieron obligados a acompañarle. 

Cultura moche Senor de Sipan 

El momento más emocionante de esta importantísima excavación llegó cuando destaparon la tumba del Señor de Sipán, un rey de la civilización moche que había sido enterrado con joyas, armas y ajuar: corona de oro, vestimenta bordada con turquesas, piezas de oro dispuestas sobre la boca y los ojos, máscaras, pectorales de conchas, brazaletes, un collar de 71 esferas de oro y para rematar una corona del mismo noble material. El protagonista debió vivir alrededor del siglo III y murió a los 40 años sin signos evidentes de violencia. Los trabajos, auspiciados por National Geographic, continuaron hasta finales del siglo XX excavándose 13 tumbas más. Las más interesantes son las denominadas del Viejo Señor y la del Sacerdote, ambas anteriores en el tiempo y situadas en un estrato inferior al del Señor de Sipán. El descubrimiento al completo se custodia en el Museo de las Tumbas Reales de Lambayeque, abierto en 2002 y exhibido hoy con orgullo por una población que quiere olvidarse de este intento de expolio que contamos un poco más arriba. 

Cultura moche Senora de Cao 

La Señora de Cao  

Justo cuando se inaugura este espacio expositivo, en 2005, aparece en la Zona Arqueológica el Brujo, a unos 60 kms de las Huacas del Sol y La Luna, al norte de Trujillo, otro espectacular hallazgo que, además, trastoca la visión patriarcal que se tenía de la cultura moche: la tumba de la Señora de Cao. Era la misteriosa dama una líder política o espiritual que también fue enterrada con un rico ajuar y cuya momia se encuentra en tan buenas condiciones que son visibles, incluso, los tatuajes rituales que adornan su piel. 

Lo primero que salió a la luz fue el acompañamiento de esta peculiar señora. Y, posteriormente, la emoción del equipo llego al grado de apoteosis cuando desenterraron un fardo de unos 100 kilos de peso y 180 cm de largo que envolvía, en 26 capas de tejido, la momia prácticamente intacta de la Dama de Cao, una reina, gobernanta o sacerdotisa que vivió alrededor del siglo V y que murió, probablemente, por las complicaciones de un parto, con tan solo 25 años. Conservaba la cabellera que había sido peinada en dos gruesas trenzas.  Con ella se encontró un lujoso joyero de oro compuesto por nariguera, orejeras, collar, corona y dos pesados cetros colocados a ambos lados de cada mano. El ajuar se completaba con una coraza realizada en cobre por placas unidas entre sí. Régulo Franco, el arqueólogo jefe de este espectacular hallazgo que completa el puzzle de la cultura moche, no tiene ninguna duda en señalar que la Señora de Cao fue una líder en su tiempo, probablemente de índole espiritual por los tatuajes de animales totémicos que luce. El museo en su honor, también realizado en un bellísimo estilo brutalista, se abrió en 2009. 

Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

13 Diciembre, 2023

Arte maya

 

El antiguo arte maya se expandió por la actual Guatemala  (en las tierras altas, hoy Reserva de la Biosfera Maya), El Salvador, Honduras, Belice y la península mexicana de Yucatán, entre Quintana Roo a orillas del Océano Atlántico y el estado de Chiapas. Encontramos vestigios de esta cultura que se remontan al primer milenio antes de Cristo, aunque los ejemplos más notables, tanto de arquitectura maya como de otras manifestaciones artísticas, son posteriores.  

En líneas generales, se distinguen tres periodos que corresponden a tres zonas distintas con una evolución o migración desde el sur de Guatemala a orillas del Pacífico pasando por las zonas centrales selváticas hasta desembocar en las últimas ciudades situadas en la zona noreste de Yucatán. Los emplazamientos más recientes en el tiempo, como es el caso de Tulum, muestran no solo decadencia cultural sino también conflictos bélicos que se evidencian en sus murallas, inexistentes en otras ciudades mayas más antiguas. Los investigadores especializados han dividido la cultura y el arte maya en tres periodos distintos:  

1.- Preclásico, hasta el siglo III de nuestra era. 

2.- Clásico, del 300 al 900 d.C. que floreció en el área central con ejemplos tan notables como Uxmal, Palenque o Bonampak, emplazamiento este último de uno de los más sobresalientes y hermosos ejemplos de la pintura maya

3.- Postclásico, que llega hasta 1250 y se sitúa en el área septentrional. En esta clasificación entraría la espectacular Chichén-Itzá.  

El arte maya, además, está vinculado a los grandes centros espirituales alrededor de una imponente pirámide, normalmente maciza, donde se oficiaban los ritos sagrados, incluidos los sacrificios humanos que se realizaban a semejanza de los aztecas

ArquitecturaMaya 3 

La arquitectura maya 

Las ciudades de esta cultura mesoamericana se levantan, normalmente, en medio de la selva y alrededor de una pirámide calificada como «de fachada», ya que esta no tiene utilidad alguna en su interior y su función se reduce a ser admirada o ser punto de encuentro para los rituales sagrados. Delante de ellas se situaba una enorme plaza o explanada con usos múltiples, ya que lo mismo servía para la congregación de los fieles en épocas señaladas, como para el juego de la pelota, como para situar el mercado local. Alrededor de este espacio se desperdigaba el resto de edificios civiles de corte palaciego construidos con grandes piezas de adobe y rematándolos con la llamada «bóveda maya». Esta techumbre se caracteriza por ir superponiendo piezas hasta que, por aproximación, se cierra en lo alto.  

En Chichén-Itzá encontramos un observatorio realizado con esta técnica que también nos da muestras de la avanzada cultura maya en los campos de la astronomía y de las matemáticas. En este sentido, probablemente conocieran la existencia del cero, imprescindible para el cálculo básico. El resto de la población vivía en chozas realizadas con cañas y pajas, frágiles ante los elementos.

 Pintura Maya Bonampak 2

La pintura maya 

Pocos restos han llegado hasta nosotros con ejemplos de pintura maya. La humedad, el paso del tiempo y la acción de la naturaleza han acabado con obras supuestamente realizadas sobre las paredes del interior de estos edificios civiles. Las que no han sucumbido al paso del tiempo nos deleitan con una ingenua belleza con sus filas de personajes realistas y retratados de manera estilizada aunque con sus rasgos y atuendos individuales. Una de las más espectaculares es la de Bonampak (en la imagen) que completan el interior de las paredes de la pirámide homónima. En estos frescos asistimos al relato de las hazañas de uno de los reyes mayas. Y, gracias a los pocos restos que nos han llegado desde Chichén-Itzá, Chacmultún y Mulchic, junto con los pocos códices mayas que sobrevivieron a la destrucción, conocemos, en parte, el día a día de esta civilización. En la imagen a continuación el conocido como «de Madrid».

Pintura maya Codice Madrid  

La pintura maya no solo está realizada al fresco sobre muros o paredes sino que también forma parte de vasijas, platos o tinajas. Todas ellas presentan el mismo estilo realista y estilizado en el que la figura humana es protagonista. Aún así, hay ejemplos antiguos (anteriores al siglo III) que se sirven de símbolos geométricos para embellecer estos objetos. Los pigmentos se realizaban con una mezcla de minerales y goma extraída de los árboles. Predominan los colores azules, ocres o rojos. Y las figuras están delimitadas por una línea negra. No se conocía la perspectiva y, por tanto, la composición es tosca, sencilla y llegando, incluso, a alcanzar los bordes de la ingenuidad. 

Chac Mool Maya 

La escultura maya  

Esta está ligada a la construcción y, por tanto, en su mayoría son meros elementos arquitectónicos con fines decorativos. Aún así, encontramos, junto con representaciones antropomorfas, ejemplos cuyos modelos son los animales totémicos del arte maya: la serpiente emplumada, el mono, el jaguar, la rana o el águila que surca los cielos.  

Por su originalidad cabe detenerse en una escultura especial y autóctona de las culturas precolombinas mesoamericanas: los chac-mool. Son imágenes antropomorfas de grandes dimensiones y talladas en piedra. Todas ellas muestran a sus protagonistas tumbados con las piernas flexionadas, apoyados sobre uno de los antebrazos y con la cabeza girada al frente. En el vientre portan una bandeja o vasija plana que, con toda probabilidad, era utilizada para depositar o quemar los restos de los sacrificios. Estas obras tendrían, por tanto, la función de mesas rituales.  

Y, por último, no podemos dejar atrás el sinnúmero de estatuillas de barro, algunas con restos de policromía, que han llegado hasta nosotros. Sus funciones dentro del arte maya son variadas, ya que de la utilidad se llega, incluso, a los fines sagrados. En este sentido, algunos investigadores han encontrado que una buena cantidad de ellas eran exvotos familiares creados en el ámbito del hogar.  

El arte maya se expresó en la arquitectura monumental, la escultura o el modelado de estuco y la arcilla, la pintura en los muros en la cerámica, el tallado de la madera o el grabado de los huesos. Tanto los grandes conjuntos arquitectónicos, la estelas de hasta diez metros de altura, los altares monolíticos de varios metros cúbicos, el gigantesco sarcófago palencano de veinticinco toneladas de peso, los murales cubriendo toda la superficie interior de un templo, como los mosaicos y las más pequeñas joyas de jade, las estatuillas de barro o hueso, las escenas pintadas en el fondo de los platos, todas las formas y técnicas en que materializó el genio creador de los mayas, atestiguan que el arte maya –a nivel universal y en parangón con el arte de las civilizaciones del Viejo Mundo y del resto del continente americano– fue indudablemente un gran arte de la antigüedad. Reconocerlo como tal y difundirlo es un acto de elemental justicia.  

Alberto Ruz Lhuillier (1973) 

Hoy en día esa difusión del arte maya ha tomado tintes estratosféricos casi debido al auge de la llamada industria del turismo. Se cuentan por millones los visitantes a las antiguas ruinas, a los museos o a los cenotes del Yucatán unidos, a partir de 2024, por el conocido como tren maya, una vía y ruta de comunicación cultural que nada tiene que ver con los penosos viajes de antaño. 

Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

11 Diciembre, 2023

Pintura maya

 

Reduciendo muchísimo un tema tan complejo como es el de una cultura ancestral con milenios de historia, el arte maya se divide en tres etapas que corresponden, a grandes rasgos, con tres zonas arqueológicas distintas. Son: 

1.- El preclásico, que se extiende desde el siglo X a.C. hasta el 300 y floreció en el área meridional de lo que son las montañas de Guatemala, sur de Chiapas y actual El Salvador. Los restos evidencian influencias del arte tolteca

2.- El clásico, desde el 300 hasta el 900 focalizado en la actual Reserva de la Biosfera Maya (Guatemala), Belice, Honduras y los estados mexicanos de Tabasco y Quintana Roo. Es esta una cultura sofisticada cuyo sustrato es el nahua. Conocían nociones matemáticas avanzadas (la existencia del cero, por ejemplo) y de astronomía. De esta época son los fascinantes emplazamientos de la arquitectura maya de Uxmal o Palenque. 

3.- El tercer estadio es el conocido como postclásico y alcanza el año 1250 aproximadamente floreciendo en el Yucatán. Es aquí donde podemos admirar, entre cenotes formados por la filtración de agua a través del suelo calcáreo, espectaculares y grandiosas construcciones como las de Chichén Itzá. 

Esto es, tenemos un movimiento que va desde el sur de la costa del Pacífico, atraviesa la selva para desembocar en las ciudades de Yucatán más al norte y hacia la costa este, la del Atlántico. Las últimas ciudades, como Tulum, no solo evidencian una cultura en decadencia sino también incursiones violentas al presentar murallas defensivas que no disponían otros emplazamientos mayas anteriores. Pues bien, la pintura maya que se ha conservado pertenece a los últimos siglos  del clásico y al postclásico. La gran mayoría de lo supuestamente realizado anteriormente se ha perdido o no ha sido encontrado.

Pintura maya Codice Madrid

Características de la pintura maya 

1.- La más interesante es aquella que se encuentra sobre frescos realizados con una mezcla de goma vegetal y minerales locales. Tampoco hay que desdeñar las ejecutadas sobre vasos, vasijas, platos, cántaros o utensilios de uso cotidiano que evidencian los mismos motivos que las murales.  

2.- Las pinturas de los mayas más antiguas presentan elementos esquemáticos o simbólicos y progresivamente van evolucionando hacia un estilo realista.  

3.- Este realismo se utiliza para plasmar escenas profanas, aunque también se encuentran elementos propios de los mitos de la cultura maya. 

4.- Los colores que predominan son el azul, el rojo o el ocre. Las figuras están delineadas con un trazo negro tal como nos encontramos en los pocos códices mayas que se han conservado.  

5.- Aunque reflejan una intención de volumen, la perspectiva es tosca. Esta se realiza dividiendo la narración en varios planos significativos y lineales, normalmente de «lectura» de abajo hacia arriba. Dentro de esta ordenación, las figuras y los protagonistas humanos se sitúan de manera desordenada o en corro. Para indicar lejanía, se dibujan los protagonistas en menor tamaño. 

6.- La gran mayoría de los frescos con pintura maya que han llegado hasta nosotros nos hablan de momentos históricos importantes para esta comunidad. Tal es el caso de las obras pertenecientes a Bonampak, descubiertas en 1946 por Giles Healy. Son del siglo VIII y en ellas se agasaja y se presenta a la comunidad el nuevo heredero recién nacido. En otras se narran o describen aspectos relevantes de la cultura maya con su división social, el ritual del sacrificio de los prisioneros e, incluso, momentos de la vida cotidiana. 

Pinturas mayas importantes 

 PINTURA MAYA MURAL DE LOS GUERREROS

El mural del Templo de los Guerreros de Chichén Itzá 

La más conocida es la que representa el traslado de prisioneros a través de un río. La obra está realizada de forma plana y la perspectiva se consigue estratificando la narración en varios niveles. En el primero (contando desde abajo) se ha representado un río con todo lujo de detalle, incluso dibujando elementos de la fauna marina. Se señala el movimiento del agua de manera elemental con líneas curvas en negro. Las barcas sobre el río ya nos dice del factor humano y, por tanto, civilizador.  

La obra pretende recoger el mundo maya al completo, ya que el siguiente nivel es el de la tierra (tras el agua) con sus árboles estilizados de doble copa y las chozas con tejado de paja diseminadas por la obra. A este estrato significativo pertenecen los artesanos, porteadores y figuras sentadas que se desperdigan por el relato. 

Entendemos que el elemento aire también está presente en la obra con esa ave que se precipita en picado hacia el curso del agua o con lo etéreo representado simbólicamente en la serpiente en espiral de la esquina superior derecha. 

Pintura Maya Bonampak 2 

Murales prehispánicos de Bonampak  

De mayor complejidad son estas pinturas mayas realizadas en el siglo VIII y que se refieren a hechos históricos acaecidos entre el 790 y el 792. Pertenecen a las últimas décadas del periodo clásico y pueden decirse que son las mejores conservadas hasta ahora. Estos murales revisten completamente el interior de un templo semipiramidal. 

Los murales de Bonampak, además, se encuentran en tres cuartos distintos. En el primero, se presenta al heredero, hijo del rey Yajaw Chan Muwan II. En el segundo, se rinde homenaje a la victoria de dicho rey sobre las tribus vecinas, hecho acaecido en el año 792. Y, en el tercero, se representa una fiesta con sus músicos y perceptivo banquete. En la obra predomina un bonito color azul que se combina con el cobrizo aportando un gran impacto visual al conjunto. 

Las escenas son realistas y los distintos personajes están retratados de manera diferenciada, de perfil, vestidos con sus atuendos y tocados particulares. La geometría, como la de la mesa de la celebración, es elemental, sin perspectiva, con los platos dibujados de frente. 

Como otros ejemplos de pintura maya, la narración se ha realizado por niveles claramente diferenciados por una línea negra y, además, por la combinación de los colores de fondo. Son obras, en esencia, para ser «leídas», para que sean actas históricas de las gestas de un soberano. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

30 Noviembre, 2023

Arquitectura maya

A la hora de abordar las singularidades y características de la arquitectura maya, tenemos que tener en cuenta, en primer lugar, el amplio periodo de tiempo (prácticamente dos milenios largos) en el que se desarrolló esta civilización y, en segundo lugar, los emplazamientos dispares (dentro de Mesoamérica) de sus centros cívicos y religiosos. Empecemos con esta clasificación.  

Clasificación temporal y espacial de la cultura maya 

Los estudiosos han encontrado tres periodos diferentes. Son:  

1.- El preclásico maya, que a barca desde el siglo X a.C. hasta el 300 de nuestra era. 

2.- El clásico, desde el 300 hasta 900 d.C. 

3.- El postclásico, desde el siglo X hasta el 1250 aproximadamente, cuando la cultura maya comienza a decaer hasta diluirse en pequeñas poblaciones agrícolas resistentes en la selva. Estas colectividades ya nada tienen que ver con los pueblos que dieron vida a los grandes centros de Chichén-Itzá, Uxmal, Tulum o Tikal.  

En cuanto a la diferenciación geográfica también encontramos tres grandes divisiones que corresponden, a grandes rasgos, con los distintos periodos señalados anteriormente.   

Área meridional maya 

Es la formada por las tierras altas de Guatemala, sur de Chiapas y El Salvador. Son emplazamientos que se asoman al Pacífico. Aunque recibieron influencias de culturas foráneas  más avanzadas, no supieron desarrollar una propia. Por tanto, apenas dejaron vestigios arqueológicos y su sustento dependía de una rudimentaria agricultura. Ya en el periodo clásico tuvieron contacto con arte tolteca, pero sin llegar a cristalizar en civilizaciones ni tan siquiera parecidas a las posteriores del Yucatán. 

Área central en apogeo durante el periodo clásico maya  

Se corresponde con la actual Reserva de la Biosfera Maya en Guatemala (donde se encuentra Tikal), Belice, parte de Honduras y la franja mexicana que va desde Tabasco hasta Quintana Roo. Es una zona selvática, húmeda, lluviosa y de acceso complicado, incluso hoy en día. Estos pueblos pasaron de construir únicamente chozas de paja a levantar edificios de adobe y piedra, cerrando la techumbre con la llamada bóveda maya. 

Esta civilización, basada en el cultivo del maíz y algunos intercambios comerciales, conocía un sofisticado calendario, probablemente manejaba la noción matemática del cero y dejaba constancia de datos astronómicos usando escritura jeroglífica. Era una sociedad compleja y estratificada que construyó centros como Palenque o Uxmal donde una élite aristocrática y de sacerdotes dominaba sobre el grueso de la población apropiándose de los edificios civiles y de los ritos sagrados. Hacia el siglo X recibió influencia de los nahua y fue apagándose lentamente hasta que las revueltas sociales propiciaron el abandono de los templos y los centros de convivencia.  

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El Yucatán maya 

Se encuentra en el área septentrional de México y sus centros son los más recientes, complejos e interesantes desde el punto de vista artístico. Sus pobladores pudieron levantar una rica civilización que se corresponde con los ejemplos de arquitectura maya más sobresalientes, grandiosos y sublimes. Es esta una zona en la que la selva da paso a llanuras y el agua se filtra por la tierra calcárea dando lugar, por derrumbe, a innumerables cenotes que tenían tanto función práctica como sagrada. Chichén-Itzá recibió influencia de los toltecas, formando una rica cultura híbrida que perduró hasta siglo XIII. Por tanto, según las fechas, se encontraba prácticamente desaparecida cuando llegaron los españoles.

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Características de la arquitectura maya 

1.- El pueblo llano vivía en grupos dispersos dedicados a la agricultura y a la artesanía elemental. Las ciudades, construidas por estos, se reservaban para la élite, los sacerdotes, la casta guerrera y un pequeño número de artesanos y sirvientes necesarios para la logística.  

2.- Hacia el siglo I de nuestra era comenzaron a construirse templos de mampostería con techos de paja que fueron complicándose paulatinamente hasta desembocar en el ingenio de la llamada bóveda maya. Esta es, en esencia, un falso arco que consiste en ir colocando hiladas de material progresivamente escorados hacia el centro hasta que, por aproximación, se puede cerrar en lo más alto.  

3.- La protagonista indiscutible de la arquitectura maya es la pirámide maciza y sin más uso que el de erigir un monumento visible, simbólico y en altura rematado por un pequeño templo cuadrado. Por eso, son escalonadas y accesibles hasta su cenit. Únicamente se ha encontrado una pirámide que, como las de la arquitectura egipcia, servía como mausoleo, la de Xunantunich en Belice. La pirámide maya, por tanto, toma el símbolo de la montaña, del cerro, de lo que está elevado y, en consecuencia, se sitúa más cerca de la divinidad. De ahí que fueran coronadas por un templo cuyo acceso estaba reservado a los sacerdotes y sus rituales sagrados, sacrificios humanos incluidos.  

4.- En el traslado de la civilización maya desde el Petén (Guatemala) hasta el Yucatán (México) hacia el siglo X, surgieron ricas manifestaciones artísticas en forma de estelas donde se condensaban, con escritura jeroglífica, las hazañas de los reyes y los ciclos astronómicos. Este modelo estilístico se traspasó a la arquitectura maya y su característico horror vacui en forma de piedra profusamente grabada que es inherente a todo tipo de edificios.  

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5.- La arquitectura maya es, en esencia, un arte de fachada o bien porque los centros religiosos estaban diseñados para no ser habitados o bien porque los edificios cívicos o palacios no mostraban un diseño de importancia más allá de una sucesión de habitaciones. De ahí la importancia de la plaza vacía y pública donde se congregaba el público (frente a la pirámide) o la avenida ritual que daba acceso a este centro de poder. Esta simulación llega al extremo en los templos sin utilidad alguna de Campeche donde se han levantado torres con el único fin de ser admiradas.  

6.- Los edificios se decoran con profusión de esculturas talladas en piedra representando a los dioses, a los héroes y, en la última etapa, a animales de la naturaleza o de la mitología.  

7.- También se utilizó el estuco como revestimiento, hoy perdido en su mayoría por la acción de los elementos.  

8.- La manifestación más sublime de la arquitectura maya es la que se corresponde con el periodo que va del siglo XI al XIII, cuando recibe influencia del arte tolteca. El ejemplo más espectacular es Chichén-Itzá. En esta fecha las construcciones dejaron de ser mazacotes que imitan a las inmutables montañas para levantar salas hipóstilas, vestíbulos y espacios con columnas embellecidas con esculturas del tipo chac-mool, la mesa ritual antropomorfa con un recipiente en el vientre para los sacrificios.  

La arquitectura maya, para terminar, fue decayendo en grandiosidad y belleza conforme avanzan los conflictos sociales, las rebeliones y, al parecer, también debido a catástrofes naturales. De la ciudad abierta, los mayas pasaron a priorizar centros amurallados, como Tulum, muestra de un estado de excepción constante que ya no puede dedicar recursos económicos y humanos al arte.  

Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla

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La Odisea es, junto con La Ilíada, una de las dos grandes epopeyas de Homero, cimiento no solo de la literatura griega clásica sino también de las letras universales. Tanto es así que el canon artístico que supone La Odisea está en la base de buena parte de la cultura occidental. Además, por si esto fuera poco, sus espacios simbólicos sustentan otras tantas obras universales (como el Ulises de Joyce o el conocido poema Ítaca de Constantino Cavafis, por citar solo un par de ejemplos) conformando una espiral creativa que no se ha detenido siquiera al día de hoy. Los protagonistas de La Odisea y sus peripecias van alimentando las bases temáticas de la civilización grecolatina; se afianza durante la cultura medieval y llega casi intacta al día de hoy cuando artistas de manga o videojuegos del siglo XXI no tienen empacho en recoger personajes de una obra que se escribió en el siglo VIII a.C. Así de intemporal y de universal resultan las andanzas y las aventuras de Ulises y sus hombres en su intento por regresar a casa, a Ítaca, tras destruir Troya.  

Características de La Odisea de Homero 

1.- Está compuesta en versos hexámetros de gran brillantez, vivacidad y ritmo. Se conservan varias versiones, puesto que la obra estaba diseñada para ser recitada con la ayuda de los golpes de un bastón. La Odisea no fue una obra para ser leída según las convenciones actuales.  

2.- Destacan sus aspectos realistas a pesar de que en ella proliferan los personajes fantásticos, fabulosos o míticos; reales y verdaderos, por otra parte, para la cosmovisión del griego clásico.  

3.- Utiliza un diálogo directo que influye en la acción, que es sencilla y descriptiva.  

4.- Tal fue la importancia, tanto de La Ilíada como de La Odisea, que para los griegos clásicos Homero fue una figura casi divina, un ciego que se valía de su luz interior para disipar las tinieblas de la barbarie por medio de las palabras.  

5.- Homero escribe sobre temas profanos, sobre reyes, sobre guerreros, sobre aventureros, aunque se valga de elementos de la mitología.  

Resumen de La Odisea de Homero  

La Ilíada nos narra el segundo año de guerra y la destrucción final de Troya por parte de la coalición griega. Vencieron guiados por Aquiles y, tras la batalla final, los distintos jefes se embarcan en sus naves rumbo a sus respectivos lugares de origen. Así hace nuestro protagonista, Ulises, rey de Ítaca. En su afán por acortar camino, Ulises pide ayuda a Eolo, dios del aire, quien le entregó una bolsa con el viento del oeste, dirección hacia donde se encontraba Ítaca. La divinidad solo pone una condición: que no se abriera tal regalo hasta llegar a tierra. Sin embargo, los hombres, movidos por la curiosidad, abren la bolsa desparramando los vientos y haciendo que los doce barcos que formaban la expedición se perdieran justo antes de llegar a Ítaca. Comienza así las aventuras que narra La Odisea.  

Tras perderse, el primer sitio donde pueden poner pie en tierra es el reino de los lotófagos y de los cíclopes, gigantes estos de un solo ojo y de comportamiento bestial. Fueron los causantes de la muerte de algunos hombres. Sin embargo, lo peor no tardaría en llegar, ya que, al cabo de seis días, recalan en el reino de los lestrigones. Dedicados al pastoreo, de talla gigantesca y feroces en extremo, fueron los causantes de la muerte de la gran mayoría de los hombres de La Odisea y la pérdida de once de las doce naves de la expedición. Los lestrigones las destruyeron arrojándoles grandes rocas desde un acantilado.  

Abatido, entristecido y acompañado de cada vez menos hombres, la nave de Ulises zarpa a la mar. Y, con este pequeño grupo de compañeros emprende, de nuevo, el camino. Las aventuras continúan, ya que Ulises y sus compañeros son arrastrados de isla en isla sorteando peligros y encantamientos, como el de la hechicera Circe que convirtió a un grupo de hombres en cerdos. En otra aventura Ulises se tapa los oídos y se amarra al mástil del barco para resistir el canto de las sirenas. Sortea la furia de Neptuno y los escollos de Escila. Y, en esta travesía, va paulatina y progresivamente perdiendo compañeros hasta quedarse solo.  

Aún continuarían sus aventuras, ya que la ninfa Calipso lo retiene por siete años en la isla Ogigia. Aquí construye una balsa y logra escapar. Solo, abatido, exhausto y viejo llega al reino de Alcinoo donde, en un banquete, narra sus aventuras. A pesar de la oposición de la princesa Nausica, el rey, conmovido, le regala un barco con el que puede alcanzar las costas de su anhelada Ítaca. 

Llega viejo, solo, con las fuerzas mermadas y tan irreconocible que aún debe defender su reino de los pretendientes de su esposa, Penélope. Los reta y los vence en torneo para ocupar el trono que verdaderamente le corresponde. En esos 20 años, Ulises, a través de los hexámetros de La Odisea, ha sido el protagonista de una de las más grandes aventuras jamás contada por la humanidad.  

Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

La Ilíada de Homero (sigo VIII a.C) es una larga epopeya de la literatura griega y, también perteneciente al canon universal. Narra la destrucción de Troya en la guerra contra los griegos. El argumento del largo poema únicamente se centra en el segundo año de contienda y en los pormenores de la victoria del bando griego. La obra comienza con el enfado de Aquiles, general en ejército griego, al verse traicionado por Agamenón. Sin embargo, la causa de la guerra de Troya fue otra bien distinta: el rapto de la bella Helena. Todo empezó cuando Paris, príncipe troyano, rapta a Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta (Grecia). Debido a esta afrenta todas las tribus griegas se sintieron ofendidas, uniéndose contra Troya para vengar tal vil afrenta y, en último extremo, rescatar a Helena. La Ilíada, tal como he apuntado antes, comienza con los soldados ya luchando entre sí y con las aventuras del aguerrido general Aquiles. La narración, en definitiva, nos dice del honor, el valor y el heroísmo. 

Características de La Ilíada de Homero  

1.- Está compuesta por 24 cantos con un total de 15 693 versos hexámetros. 

2.- Es un texto para ser recitado, ni siquiera para ser cantado, con ayuda de un bastón que marcaba el ritmo. Como no se escribía y se tenía que memorizar, esto daba lugar a versiones distintas que difieren desde el punto de vista filológico.

3.- Han llegado hasta nosotros 188 manuscritos de La Ilíada copiados pacientemente en los scriptoria de los monasterios europeos, centros de la cultura medieval. El considerado más ajustado y completo es el conocido como Venetus Martianus, del siglo X. 

4.- Aristóteles (384-322 a.C.) elogia los grandes poemas homéricos en su Poética. La Ilíada ya era una obra fundamental en la época helenística. Por eso, había ejemplares en la Antigua Biblioteca de Alejandría. Pasó por toda la Edad Media. Se recuperó en el Renacimiento y es una de las obras que cimienta la cultura occidental. 

5.- La Ilíada está plagada de descripciones y de detalles realistas, especialmente, cuando aborda escenas guerreras como la que narra la muerte de Héctor a manos de Aquiles, en plena noche sobre los cadáveres de los soldados de ambos bandos. 

Resumen de La Ilíada de Homero  

Comienza con el enfrentamiento entre Aquiles, jefe tesario, contra Agamenón, rey de Argos a propósito de una bella esclava de nombre Criseida. Ambos hombres están en el bando griego. Sin embargo, el monarca, aprovechando su autoridad, roba la muchacha. Por esta infame acción, Aquiles entra en la famosa «ira de Aquiles» o «cólera de Aquiles», según otras traducciones. Aquí da comienzo La Ilíada. Para castigar al rey, dimite de su función provocando tal desbarajuste en el bando griego que los otros generales barajan retirar las naves y los hombres y así poner fin al conflicto.  

Sin embargo, llega un mensajero solicitando entrar en batalla. Aquiles, que se niega a seguir adelante, convence a su buen y leal amigo Patroclo para que participe en la contienda disfrazado con sus propias armas y ropas. Sin embargo, el soldado muere a manos de Héctor, del bando troyano. Tras derramar amargas lágrimas, Aquiles se sobrepone y se decide, esta vez con éxito, a comandar sus soldados. En este cambio de estado de ánimo también ayuda Agamenón que ha devuelto la muchacha. Ahora, el héroe entra en batalla con armas forjadas por el mismísimo Vulcano que le aporta un añadido de protección.  

Lucha contra Héctor, sobre los cadáveres de los hombres, en plena noche y cubiertos de sangre. Y Aquiles no solo da muerte a Héctor sino que arrastra su cadáver por toda Troya para humillar aún más a su enemigo. La ciudad es incendiada mientras el viejo Príamo, padre de Héctor, pide su cuerpo, que es finalmente incinerado, como el del joven Patroclo.  

La Odisea, que narra las aventuras de Ulises y es el otro gran poema homérico, comienza cuando termina la guerra de Troya recogida en La Ilíada.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

José de Espronceda (1808-1842) no solo es uno de los poetas más reconocidos del Romanticismo en España sino también destacó en la faceta política (liberal) mientras llevaba una vida aventurera. Encontramos en sus obras los temas y características del Romanticismo con ese gusto por los espectros, las tumbas, las ruinas, el apasionamiento y el ritmo marcado y rimbombante que es santo y seña de su conocido poema Canción del pirata. Por su parte, El diablo mundo, junto con El estudiante de Salamanca, son las obras más importantes de este poeta romántico español. El diablo mundo se publicó por entregas entre 1840 y 1842. Consta de seis cantos y una introducción con 5805 versos de distinta medida y rima.  

Argumento de El diablo mundo de José de Espronceda 

La obra comienza con unas visiones del autor que se encuentra rodeado por un coro de demonios. El Canto I nos adentra en la temática sobre la inconsistencia y vacuidad de la vida a través del llanto de un hombre maduro. 

El Canto II es el conocido Canto a Teresa, un poema lírico en el que el escritor se lamenta por los sueños perdidos en contraste con las duras pruebas de la vida.  

¿Dónde volaron ¡ay! aquellas horas

de juventud, de amor y de ventura…?

El Canto III nos presenta a Adán, un anciano transformado en un joven fuerte y hermoso. Tras esta peculiar metamorfosis, se produce un barullo en la casa en la que se encuentra y, de resultas, Adán da con sus huesos en la cárcel donde de poco le sirve su recobrada lozanía.  

El Canto IV nos adentra en el submundo de la prisión donde Adán se topa con el tío Lucas y su hija La Salada que logra sacarlos de la cárcel.  

El Canto V nos introduce en los personajes característicos de una taberna con pelea mortal de por medio. Adán y La Salada huyen. Sin embargo, Adán se une a una cuadrilla de bandoleros dispuestos a robar los objetos lujosos de la condesa de Alcira. 

El Canto VI da un giro de guion, ya que Adán se queda prendado de la belleza serena de la aristócrata que duerme plácidamente mientras los ladrones desvalijan su casa. La buena señora se despierta. Ante sus gritos y los de los vecinos, llega la autoridad para detener a los delincuentes y los bandidos comienzan una huída desordenada. Adán deambula solo por Madrid hasta refugiarse en un prostíbulo donde una mujer vela el cadáver de su hija muerta mientras las risas de las meretrices y los clientes son ajenas a la tragedia. Adán se compadece de la pobre madre.  

El diablo mundo termina con una digresión y lamento sobre la rebeldía que debe ser consustancial al poeta, ya que sería el único camino posible para redimir las miserias del mundo ante los ojos divinos.  

Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

 

José de Espronceda (1808-1842) es uno de los poetas más importantes del Romanticismo en España. Trotamundos, ya que lo vemos en Lisboa, Londres, Bruselas o Madrid, su vida está marcada por la política, la literatura y los asuntos amorosos. De ideas liberales, funda el periódico El siglo y es miembro del Liceo artístico y literario

Las obras de Espronceda tuvieron buena acogida de público en vida del poeta, ya que, incluso, circularon en copias manuscritas. En ellas, como en la conocida Canción del pirata, encontramos todas las características del Romanticismo y su gusto por los seres fantasmales los escenarios de ultratumba, la defensa de la libertad y la rebeldía, el ritmo marcado y rimbombante, el recurso a un extraño mundo onírico que se vuelve de pesadilla… De espacial importancia para el canon literario español son, además, El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.  

Breve introducción a El estudiante de Salamanca 

Apareció de forma fragmentada en distintos periódicos a partir de marzo de 1836. La obra es del gusto de la época y tiene un trasfondo histórico tratado de una forma bastante idealizada y libre. También encontramos la visión romántica exaltada y pasional de la vida. Está escrita en verso de distintas medidas y rimas. Además, algunos críticos han hecho notar que hay una sobreabundancia de adjetivos que denotan horror, miedo, violencia… Por otro lado, hay que volver a recordar que los temas sobre espíritus, espacios de ultratumba e historias de seres fantásticos son favoritos de la literatura romántica. 

Resumen de El estudiante de Salamanca 

La obra comienza describiendo Salamanca de noche con calificativos que nos intentan introducir en un mundo tenebroso y enigmático. De pronto, desde las sombras, se oye un lamento, un grito de alguien que parece que va a morir al instante. Quien así se lamenta es don Félix de Montemar, un estudiante pendenciero, narcisista, seductor y galante. A continuación, se nos presenta a la desdichada doña Elvira, seducida por tan destructor galán, quien sufre lo indecible por la burla y el abandono al que es sometida. La relación, en esencia, es la típica impuesta por un don Juan cualquiera que únicamente se guía por sus caprichos, instintos y deseos sin pararse a reflexionar sobre el daño que hace. 

Elvira, tras verse abandonada, primero enloquece y luego muere mientras que Félix vive distendidamente entre locales de juego. En una de estas, tras perder todo lo que llevaba, se apuesta el retrato de doña Elvira. El drama está servido cuando hace acto de presencia don Diego, hermano de la desafortunada joven, quien asiste al pisoteo de la memoria de la desdichada muchacha y del honor familiar. Y quien comete tal felonía es un pendenciero en un tugurio de mala muerte. Don Diego, tras afearle su conducta y el daño letal que ha infringido a doña Elvira, reta a don Félix mientras este se burla de la desgracia de la joven y, por extensión, de toda su familia.  

La narración de El estudiante de Salamanca se vuelve onírica 

Y llegados a este punto en la trama de El estudiante de Salamanca volvemos al inicio: a la calle oscura y al grito lastimero que se oye en la oscuridad. Es Félix enfrentado, espada en mano, al fantasma de Elvira que persigue al que fuera su seductor por las calles estrechas de la ciudad. Salen al campo y, en ese instante, doblan las campanas. Montemar ve pasar un entierro con dos féretros: uno es el don Diego y el otro, el suyo propio.  

Este emplazamiento onírico no termina con el fantasmal cortejo fúnebre, ya que Félix entra en una mansión y allí el esqueleto de Elvira se lanza sobre su burlador mientras el estudiante de Salamanca agoniza acompañado de una danza de cadáveres.  

El poema El estudiante de Salamanca termina con los comentarios de los parroquianos sobre los pormenores de la muerte de don Félix de Montemar al que el mismo diablo dio muerte y lo arrastró a los infiernos. 

Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

Los países y territorios de ultramar (PTU) son los emplazamientos situados lejos de la zona continental europea que pertenecen a tres países de la Unión Europea: Dinamarca, Francia y Países Bajos. A pesar de regirse por la constitución de sus respectivas naciones, son territorios de la Unión Europea. No hay que confundir con las regiones ultraperiféricas que sí forman parte de la Unión Europea de pleno derecho. Otro aspecto es que, para que puedan hacer frente a la singularidad de su lejanía, tengan un estatus diferente (normalmente solo en el ámbito económico y de fiscalidad).  

Los países y territorios de ultramar no están sujetos al derecho de la Unión Europea y rara vez utilizan el euro. Sin embargo, sus nacionales son ciudadanos europeos. Con ellos hay firmados múltiples acuerdos en calidad de «asociados» con el fin de contribuir a su desarrollo social y económico. Incluso se han establecido tarifas especiales y reducidas para el envío de mercancías, tanto por parte de particulares como de empresas.  

Países y territorios de ultramar 

Del Reino de Dinamarca 

— Groenlandia, con tan solo 58 000 habitantes establecidos principalmente en la costa suroeste, es una nación constituyente del Reino de Dinamarca y su moneda es la misma de ese país: la corona danesa. La capital es Nuuk. 

Del Reino de los Países Bajos  

— Aruba, se encuentra frente a las costas de Venezuela. Tiene moneda propia y su principal fuente de ingresos procede del turismo. 

— Sint Maarten, ocupa la mitad de la isla homónima (territorio de ultramar francés). Está situada en pleno Caribe. Su moneda es el florín de las Antillas y sus menos de 40 000 habitantes viven del turismo. 

— Curaçao es un un país constituyente situado frente a las costas de Venezuela con un índice de desarrollo alto, ya que su puerto recoge el tráfico que cruza el Canal de Panamá,  tiene recursos energéticos y un potente sistema financiero. 

— Bonaire, San Eustaquio y Saba son tres islas también situadas frente a las costas venezolanas y apenas están habitadas por 25 000 personas.  

De la República Francesa

— Polinesia Francesa tiene el estatus de colectividad de ultramar. Está localizada al sur del Océano Pacífico y se compone de 118 islas que viven del turismo de lujo y de los deportes de aventura. Tiene moneda propia. 

— Nueva Caledonia también está situada en el Pacífico Sur junto a Fiyi. Aunque se han celebrado dos referendos de independencia, en 2018 y en 2020, ha triunfado el «no». Es una colectividad de ultramar y tiene moneda propia. 

— Wallis y Fortuna también son colectividad de ultramar y también están situadas en el Pacífico Sur. Apenas tienen 11 000 habitantes. 

— San Bartolomé es la isla caribeña que comparte frontera con la homónima de los Países Bajos. 

— San Pedro y Miquelón está situada frente a las costas canadienses de Terranova. Tiene la categoría jurídica de colectividad territorial francesa. Apenas tiene 6 000 habitantes y su moneda es el euro. Vive de la pesca y en las últimas décadas se está abriendo al turismo de naturaleza. 

— Tierras Australes y Antárticas Francesas están formadas por las Islas Kerguelen, Islas San Pablo y Ámsterdam, Islas Crochet y Tierra Adelia. Entre todas ellas apenas suman 200 habitantes.  

Tal como podemos ver por la lista de países y territorios de ultramar, estamos ante emplazamientos no solo alejados de Europa (más o menos en el confín del mundo teniendo como base Bruselas) sino también de la masa continental. Por motivos históricos, siguen formando parte de estos países, y, aunque en algún caso (como Nueva Caledonia) se ha intentado la independencia, esta no ha prosperado. Probablemente, sus pocos habitantes prefieren estar bajo el amparo de la economía y las instituciones de la Unión Europea

Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

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