Candela Vizcaíno

Candela Vizcaíno

Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla con una larga trayectoria de más de 20 años como periodista, columnista y contenidos online centrados en literatura, arte, viajes, vida sana, familia, gastronomía, moda y feminismo. Con cinco libros publicados, en la actualidad pueden encontrarse en las librerías El Bosque de las Respuestas (cuento infantil ilustrado), Los girasoles florecen en junio (novela) y Poemas sin orden ni concierto

 

Sandro Botticelli (Florencia 1445-1510) es uno de los más señeros artistas del Renacimiento italiano y su obra se enmarca en la edad de oro de la pintura renacentista del Quattrocento, según la calificación de Giorgio Vasari. Pasó prácticamente toda su vida en Florencia, excepto una breve estadía en Roma entre 1481 y 1482 invitado por el Papa Sixto IV para realizar algunos de los frescos de la Capilla Sixtina. Gracias al mecenazgo de los todopoderosos Médici, que lo ayudaron incluso en los últimos años de vida alejándolo de la pobreza, pudo realizar decenas de pinturas que se encuentran entre lo más representativo del arte universal de todos los tiempos. Nunca se casó ni se conocen amores o amoríos más allá de su devoción (¿platónica?) por la joven aristócrata Simonetta Vespucci, quien abandonó este mundo con tan solo 23 años. Los elegantes y estilizados rasgos fisonómicos de la musa y modelo pasaron a convertirse en los cánones de belleza de los artistas del Renacimiento. Su rostro, además, aparece en las obras de Sandro Botticelli más importantes, como son La primavera o El nacimiento de Venus.  

Aproximación a las obras de Sandro Botticelli 

Muy resumidamente y de forma esquemática tenemos que anotar:  

1.- Recupera, como el resto de los artistas plásticos, poetas, filósofos y personajes de la cultura, la tradición clásica grecolatina, especialmente los mitos con toda su fuerza simbólica. 

2.- Trabaja la perspectiva geométrica en la que son protagonistas, para dar profundidad, tanto edificios tratados con todo lujo de detalles, como una naturaleza armónica y serena. 

3.- La figura humana se convierte en protagonista abordada desde el realismo y siempre ataviada con los ropajes contemporáneos, incluso cuando la temática de la obra es histórica. 

4.- La serenidad es la norma, el camino y el fin del arte del Renacimiento. Por eso, las obras de Sandro Botticelli, como la de otros pintores de la época, rezuman sobriedad (alejándose del dramatismo) y una intemporal elegancia. 

5.- Sobresale el uso del color vibrante y brillante, así como unas veladuras magistralmente ejecutadas enmarcadas por un contorno oscuro. 

6.- La geometría es también otra características de estas obras. La encontramos tanto en la obra en sí, que suele responder a un esquema bien planteado, como en el resto de los elementos que la componen. 

7.- La grandeza de estas creaciones se magnifican por sus grandes dimensiones ya se trate de pintura al lienzo, sobre tabla o al fresco. 

 

10 grandes obras de Sandro Botticelli 

Obras de Botticelli Adoracion de los Reyes Magos 

1.- La adoración de los Reyes Magos  (1475) 

El tratamiento religioso está contemporizado con el uso de las ruinas y los ropajes. Es en esta obra donde encontramos su posible autorretrato en la figura de la derecha que mira directamente al espectador y está ataviada con ropajes amarillos, símbolo del sol, de la vida y de la creación. La obra se guarda en la Galería de los Uffizi y mide 111 x 134 cm. 

Obras de Botticelli Simonetta Vespucci

2.- Retrato de Simonetta Vespucci  

Con toda probabilidad, fue realizado tras la muerte de la joven aristócrata, musa y modelo de buena parte de los artistas del Quattrocento florentino. En ella se representa el ideal sereno, elegante y canónicamente occidental de belleza renacentista que perduró hasta prácticamente el siglo XIX. 

 Obras de Botticelli La primavera

3.- La primavera de Botticelli (1482) 

Es otra de las joyas de la corona de la Galería de los Uffizi y es una obra de grandes dimensiones (203 x 314 cm) con una temática clásica. Realizada siguiendo un esquema geométrico y estructurado, en el centro se sitúa la Primavera, alegoría del renacimiento, de la resurrección, del ciclo de la vida, de la procreación y de la creación… Las figuras humanas están encuadradas sobre una naturaleza tratada de forma utópica y hay que «leerla» de derecha a izquierda; desde el espacio simbólico de la oscuridad que se transforma, por medio de la gracia, hacia la luz espiritual, representada por el personaje de la izquierda que mira y eleva su mano hacia el cielo. 

 Obras de Botticelli Las pruebas de Moises Capilla Sixtina

4.- Las pruebas de Moisés 

Es una pintura al fresco que forma parte de la Capilla Sixtina y fue terminada en el año 1482. En la misma también encontramos todas las características de las obras de Sandro Botticelli con una composición geométrica en la que destaca el exquisito tratamiento de la naturaleza y de los elementos arquitectónicos. En ella se aborda un elegante acercamiento de la figura humana utilizando para los ropajes colores simbólicos: rojo, azul, amarillo o blanco. 

 El nacimiento de Venus

5.- El nacimiento de Venus de Botticelli (1485) 

Esta obra de gran tamaño (172 x 278 cm) y quizás sea una de las más famosas y reconocidas del artista. El eje conductor es un tema de la antigüedad clásica desde una perspectiva simbólica. Asistimos al nacimiento de la diosa Venus (Afrodita) según el relato de los mitos clásicos que apuntan a que nació de la espuma del mar. La figura femenina, tratada con esmero y delicadeza, se localiza en el espacio central siguiendo ese gusto por la geometría característico del arte del Renacimiento.  En la obra están presentes los cuatro elementos de la naturaleza. Flora, ataviada con un traje adornado con elementos vegetales, es el símbolo de la tierra que otorga frutos, cosechas, alimentos y vida. El agua, origen primigenio de todo lo creado, es omnipresente, incluso en la temática misma, ya que es el medio en el que es creada Venus, la diosa del amor, de la pasión, de la belleza y del arrebato. El tercer elemento es el aire, que encontramos en la zona derecha. Y, el fuego, elemento tanto de destrucción como de vida, reside en la diosa misma, que se arropa con un manto rojo (color de este elemento) nada más salir, desnuda y ya bella, de las aguas que la crearon. 

 Obras de Botticelli Martes y Venus

6.- Venus y Marte  

Es una obra de un tamaño extraño, ya que mide 70 x 173 cm. Se custodia en la National Gallery de Londres y fue realizada en 1485. En ella se narran los amores adúlteros entre los dioses Venus (Afrodita) y Marte (Ares), el señor de la guerra. Humillados en público por el dios Hefesto, el marido de la diosa, sus amores se han representado a lo largo de la historia como un símbolo de la pasión desenfrenada por encima del orden y la ley. La pareja está rodeada por faunos, seres mitológicos considerados deidades menores híbridas (mitad animal y mitad humano) que protegen y cuidan de las criaturas de la naturaleza.  

Obras de Botticelli Anunciacion de Cestello

7.- Anunciación de Cestello 

Es otra de las obras señeras de la Galería de los Uffizi de Florencia. Fue realizada en 1489 y tiene un formato medio (150 x 156 cm). Aunque el tema es central para el cristianismo, está tratado desde una perspectiva profana. El ángel Gabriel está plasmado de una forma bellísima con ropajes de color intenso que nos obliga a dirigir la mirada hacia el vestido parcialmente oculto de María. Así se incide en la intención semántica del «mensaje» en toda la amplitud del término. A través de la ventana abierta, disfrutamos de la representación de una ciudad renacentista utópicamente ordenada. Con esta técnica, a la par, se aporta una peculiar perspectiva a una escena que es de interior. 

 Obras de Botticeli Sucidio de Lucrecia

8.- El suicidio de Lucrecia 

También se guarda en los Uffizi y es de tamaño medio (83 x 176 cm) realizada entre 1496 y 1504. En ella encontramos buena parte de las características de las obras de Sandro Botticelli que estamos tratando hasta hora. En un ambiente clásico, abigarrado con figuras humanas que se disponen de forma geométrica, es protagonista Lucrecia, ya fallecida. Era la heroína esposa de un general romano vencido en la guerra. Lucrecia simboliza la libertad plena, ya que se da muerte con un cuchillo para no sufrir la violencia y el oprobio de una segura violación y posterior esclavitud. 

 Obras de Botticelli La calumnia de Apeles

9.- La calumnia de Apelles  

En esta pequeña obra (62 x 90 cm) realizada en 1495 y guardada en los Uffizi también se trata otro tema antropológico: el dolor por las mentiras vertidas sobre un inocente. Como en otras obras de Botticelli, la lectura de la narración se realiza de derecha a izquierda y la figura del artista, desnudo, humillado y vencido, se encuentra en el centro. De las calumnias, representadas por las mujeres oscuras de la derecha que murmuran entre sí, se va evolucionando hacia la figura de la izquierda, tratada de manera luminosa, que mira y se dirige con su mano hacia el cielo, en un claro símbolo de reparación espiritual. 

 Obras de Botticelli Cristo de las Penas

10.- Cristo de las penas

Este pequeño cuadro es probablemente la última de las obras de Botticelli. Está actualmente en manos particulares y en dirección desconocida. De ella hay que destacar la fuerza expresiva del rostro y de las manos, así como las sublimes veladuras que aportan profundidad a un retrato que adelanta los modos de la pintura barroca al utilizar el fondo negro para resaltar el protagonismo humano.  

Aunque las obras de Botticelli están repartidas por todo el mundo, el grueso de las mismas se encuentran en la Galería de los Uffizi de Florencia, el lugar origen del llamado Síndrome de Stendhal al que sucumbió el escritor francés por no poder «soportar» tal amontonamiento de belleza. 

Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

 

 

 

Caótica, bulliciosa, de color naranja, calurosa, volcada en el comercio, artística, cercana… Todo eso y más ofrece Marrakech al visitante. Enclavada a las puertas del Sahara, fue levantada alrededor de un oasis y un pozo. La medina y la kasbah (al sur del sur) se amurallaron para defenderse de otras tribus y de las inclemencias de una naturaleza hostil, desértica y que ofrece poco reposo. Aún así, desde el siglo XII, Marrakech supo construirse volcada en el comercio y arañando a la tierra los pocos recursos que pudiera ofrecerle. Hoy es un destino exótico (a ojos occidentales), cercano, económico (cada día menos), amigable y versátil. Bien comunicada con un aeropuerto internacional (con varios filtros de seguridad, así que ve con tiempo), visitar Marrakech va a ser del agrado tanto para parejas como para familias pasando por aventureros o grupos en busca de fiesta, que también la hay.  

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Los 10 imprescindibles que visitar en Marrakech

1.- La plaza Jemaá-al-Fna 

Esta explanada, a simple vista, no tiene interés. Sin embargo, aquí late el corazón de Marrakech. Por la mañana, se llena con puestos de frutas, argán, agua; bailarines con monos; tatuadoras de henna; encantadores de serpientes… Y, al caer la tarde, un auténtico ejército levanta un campamento con bancos corridos donde compartir, a precio fijo y por muy poco, las recetas tradicionales marroquíes. 

 Zocos de Marrakech 0

2.- Los zocos de Marrakech  

Son un mundo aparte. Un laberinto de calles estrechas donde se vende prácticamente de todo entre motos, vehículos imposibles, paseantes e, incluso, burros. El más grande está al norte de la plaza Jemaá-al-Fna y se accede por distintas puertas. Lo más interesante está al fondo, en el interior donde los artesanos trabajan realizando las mismas piezas que luego venden. El regateo se impone a igual que la paciencia para ir perdiéndote por este laberinto de tiendas mínimas donde puedes comprar productos de latón (protegido por el gobierno), perfumes, jabones, especias, té, ropa, babuchas, prendas de piel, alfombras, cojines… 

Como el asunto da para mucho, te dejo este artículo sobre los zocos de Marrakech para mayor información.  

3.- La mezquita de la Koutoubía  (en la imagen de portada)

Esta, como la antigua de la Kasbah (del siglo XII) o las restantes de la ciudad, está cerrada al no musulmán. De lo único que se puede disfrutar es del exterior (donde aparcan los coches de caballos cuyo trayecto e importe también hay que negociar) y de las llamadas a la oración. 

 Marrakech 1 Tumbas Saadies

4.- Las tumbas saadíes  

Es uno de los principales espacios patrimoniales que visitar en Marrakech. La dinastía saadí lideró la ciudad durante los siglos XVI y XVII levantando palacios y jardines. Sin embargo, lo que mejor ha llegado hasta nosotros ha sido este mausoleo que estuvo tapiado durante un largo periodo de tiempo hasta que se abrió al público (con su consiguiente restauración) a mediados del siglo XX. Aquí están enterrados más de de 70 miembros de los saadíes, junto con un sinnúmero de criados y sirvientes que descansan en el jardín. El espacio es de una belleza sublime decorado con mármoles, azulejos tradicionales, yeserías intrincadas y maderas policromadas. La entrada es de pago. 

5.- El Palacio de la Bahía 

Es el otro gran recinto patrimonial que visitar en Marrakech. Su nombre se puede traducir como «palacio de la favorita» y es del siglo XIX. Aunque vacío, son de una gran belleza sus estancias decoradas y también el jardín tradicional. La entrada también es de pago. 

Marrakech 3 Jardin Secreto 

6.- El Jardín Secreto 

La propiedad es particular y nos muestra, con carácter divulgativo, un pequeño jardín tradicional adornado por una sinfonía de aromas ¡Sin duda lo mejor! Organizan exposiciones con artistas contemporáneos locales y han montado en el recinto una cafetería bastante agradable. También venden piezas realizadas allí mismo por artesanos y creadores de la zona. 

7.- El Jardín Majorelle y el Museo Yves Saint-Laurent

Están al norte de la medina y es recomendable reservar y comprar la entrada con antelación. Desde mediados del siglo XX, Marrakech se convirtió en un destino «exótico» para buena parte de los artistas occidentales. Algunos se quedaron tan prendados del lugar que lo convirtieron en su segunda residencia. Uno de ellos fue Jacques Majorelle que diseñó estos jardines con una vivienda en una azul índigo que ha dado nombre, incluso, a un color de Pantone. Es el mismo que se reivindica por los comerciantes del zoco. Otra figura internacional arraigada en Marrakech fue el diseñador de moda Yves Saint-Laurent. En su memoria, se ha abierto un museo rabiosamente contemporáneo junto a los jardines.  

9.- La escuela Ben Youssef 

Es la más hermosa escuela coránica de Marrakech. Su entrada también es de pago y en ella se puede admirar la tradicional arquitectura árabe. 

Marrakech 2 Galerias de Arte 

10.- Los museos de Marrakech: Dar Si Said, el del perfume, el de la fotografía, el de la moda…  

Los hay para elegir y para todos los gustos. En ellos se reivindica no solo el arte y la historia de Marrakech sino su forma de vida en la que está tan presentes los modelos artesanos. El de la moda es, sencillamente, una pasada para los amantes de la joyería y los trajes. El del perfume te sumerge en los aromas que se nos antojan de las mil y una noches. 

Aggafay 1 

Qué visitar en los alrededores de Marrakech  

1.- El Palmeral de Marrakech 

Está al norte y fuera de la ruta turística. Está formado por un desierto pedregoso y palmeras datileras que crecen en el desierto aprovechando las canalizaciones subterráneas que alimentan de agua Marrakech. Hoy solo viven algunas familias y está dedicado casi por completo a ofrecer experiencias de aventura de grado medio o bajo a los turistas (buggies, quads, camellos…) junto con el servicio del sempiterno té de menta. 

Agafay 3 

2.- El desierto de Agafay 

El más cercano, es el imprescindible que visitar en los alrededores de Marrakech por su gran oferta para el visitante occidental. Aquí puedes cenar al caer la tarde para disfrutar, a continuación, de un espectáculo tradicional; dormir en una jaima beréber con las estrellas como vigías; recorrerlo en algún vehículo motorizado o adentrarte pausadamente a lomos de un camello. Todas estas opciones pueden contratarse con garantía y con guías en español a través de los siguientes links. 

 

Y, si quieres más datos, te he dejado este artículo del desierto de Agafay en este link.  

3.- Las cascadas de Ouzoud 

A tres horas en coche desde Marrakech en una ruta que atraviesa pueblos tradicionales hasta llegar a este vergel alrededor de un salto de agua de 110 metros, con zonas de picnic y donde te vas a encontrar monos al acecho de la comida sobrante de los campistas.

4.- Desierto de Zagora  

Para cenar o montar en camello o atreverte con una ruta por la carretera de las kasbah en la que se incluye dormir una noche en una jaima tradicional (más que recomendable). Se hace parada en la fotogénica y Patrimonio de la Humanidad la kasbah de Ait Ben Haddou y en la de Ouarzazate. 

5.- Desierto de Merzouga con más tiempo 

Hay que adentrarse con guía, ya que llega un punto en el que se acaban las carreteras y los caminos de piedra. Lo mejor es contratar una ruta de dos, tres o cuatro días donde se combina el Valle del Dadés, noche en el desierto con cena y espectáculos tradicionales y la ruta de las kasbah. Es uno de los puntos más importantes que ofertan actividades que hacer en Marrakech para todos los gustos y bolsillos. Puedes hacerlo a través de estos links.  

 

6.- Essaouira, junto al Atlántico para los amantes de la vida bohemia y del surf 

Está a tres horas en coche desde Marrakech por una carretera plagada de radares. Así que lo mejor es contratar un chófer y pasar noche allí para disfrutar del ambiente artístico alrededor de la medina amurallada que mira al mar o bien disfrutar del ambiente surfero más al sur de la ciudad.  

Marrakech es un destino que enamora o espanta. No ofrece medias tintas. Quien se queda prendado lo hace por una mezcla de desorden, bullicio, oferta cultural o gastronómica y vuelve  una y otra vez. Hay quien le agota ese caos en el que se mezclan animales con vehículos o peatones con conductores y donde todo y absolutamente todo hay que negociarlo. Y los hay quienes sucumben a sus encantos. Su amor no es de medias tintas. Dicho esto, es un lugar que hay que visitar y vivir aunque solo sea una vez en la vida, independientemente de los gustos. La oferta hotelera es, además, apabullante: desde hoteles de súper lujo en palacios de ensueño hasta pequeños riad (casas tradicionales cerradas a la calle que se abren sobre un patio amenizado por una fuente) con un precio más que bueno. Picando sobre la imagen te vas a encontrar opciones para todos los gustos y bolsillos con reserva garantizada, que es también importante. 

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Y, por último, entre todo esto que tienes que visitar en Marrakech y alrededores no hay que olvidarse de los asuntos del comer. Las recetas marroquíes también están catalogadas como dieta mediterránea y, por tanto, también disfrutan de su calificación de Patrimonio Intangible de la Humanidad. Es imposible volver a casa sin probar los tajines, los cuscús, los pinchos de los puestos de la Plaza Jemaá-al-Fna, el té a la menta, las pastas de almendra, las pastelas rellenas de pollo…  

© Candela Vizcaíno, del texto y las fotos 

 

 

La oferta que hacer en Marrakech es tan amplia que incluye, incluso, los deportes de aventura. La ciudad, asentada sobre un oasis a las faldas del Atlas, supo aprovechar el agua del deshielo de estas montañas para canalizarlas de forma subterránea y así ganar terreno al desierto. Durante siglos, distintas dinastías (almohades, almorávides y, especialmente, los saadíes) dejaron su impronta en forma de bellos edificios profusamente decorados con coloridos azulejos, intrincadas yeserías y delicadas marqueterías en madera policromada. Al día de hoy, buena parte de ellos, están perfectamente rehabilitados y abiertos al público internacional. Al margen de la oferta cultural (incluso con una buen puñado de galerías de arte que exponen obras de artistas locales), al nombrar Marrakech no podemos olvidar ni las posibilidades (muchísimas) de los desiertos que la rodean como su destino exótico (por los productos y la costumbre del regateo) de sus zocos y de buena parte de sus tiendas. Así que aquí van algunas ideas: 

Zocos de Marrakech 2

1.- Perderse en la Plaza Jemaa el-Fna antes o después de sumergirse en los zocos, un imprescindible que hacer en Marrakech 

Esta gran explanada con edificios anodinos en su alrededor ha sido declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad, y no por lo material, sino por la vida que en ella se despliega. Si a primera hora de la mañana el espacio está ocupado por encantadores de serpientes, músicos, domadores de monos, tatuadoras de henna y vendedores de frutas o argán; al caer la tarde, en un santiamén, un ejército de cocineros montan un auténtico campamento. Compartiendo bancos corridos con el resto de los comensales, se sirve, a un módico precio, las recetas tradicionales marroquíes: cuscús, tajines, pinchos, ensaladas, cordero… 

Justo detrás de este espacio se despliega, en un laberinto, la esencia de Marrakech: su zoco con productos de todo tipo. Hay que dejar atrás el vértigo e ir alejándose de las primeras calles y de las tiendas levantadas alrededor del espacio tradicional. Estas son las que menos interés tienen. Las que merecen la pena son las más antiguas, las que están en el corazón del zoco antiguo. Aquí se impone el arte del regateo sabiendo que siempre va a ganar el comerciante. Con paciencia y teniéndolo claro, te puedes llevar, por mucho menos de lo que cuestan en Europa, piezas de artesanía para la casa, moda en piel, perfumes, especies, jabones, cajas de madera, alfombras, babuchas… 

Como el asunto da para mucho, te he dejado más datos sobre los zocos de Marrakech en este link. 

Marrakech 1 Tumbas Saadies 

2.- Visitar el patrimonio monumental de Marrakech  

Las caóticas calles de Marrakech se comparten, casi sin orden ni concierto, entre peatones, rudimentarios vehículos a motor, motos, coches, burros, gatos, peatones, puestos de todo tipo de cosas… Apenas adivinamos qué hay detrás de cada edificio amurallado, normalmente, a cal y canto. La belleza está en el interior. Cerrado por altos muros, te vas a encontrar espacios monumentales, palacios, tradicionales riad, jardines escondidos…  

De visita imprescindible son las bellas tumbas de la dinastía saadí, el Palacio de la Bahía (literalmente, de la favorita), el Jardín Secreto, el Jardín Majorelle, la mansarda Ben Youssef, los museos de fotografía, del perfume, de la moda, el de Dar Si Said… Todos son de pago. Aún así, su visita merece más que la pena por lo instructivo que supone conocer tanto la artesanía como la distintas manifestaciones artísticas de Marruecos al completo. 

Marrakech 4 Koutubia 

3.- Las mezquitas de Marrakech, asunto aparte 

Las mezquitas están cerradas para los no musulmanes, pero sus torres son visibles desde lejos. También vas a disfrutar (a poco que estés por una cercana) de la llamada a la oración en las horas señaladas. Pocos son los que paran completamente para ponerse a rezar, aunque en las calles, incluso, se han habilitado espacios para este menester. La mayoría sigue en su ajetreo diario, en el bullicio del comercio y en el caos de una ciudad que se mueve en aparente entropía. Fundamentales son las de la Koutoubía, hermana gemela de la Giralda de Sevilla y santo y seña de la ciudad, y la mezquita de la kasbah, la más antigua de Marrakech. En ambos emplazamientos hay apostados, a todas horas, cocheros con sus caballos dispuestos a llevarte a la otra punta de la ciudad. El servicio también hay que negociarlo. Así, se impone armarse de paciencia para no quedar exhausto. 

Aggafay 1 

4.- La aventura imprescindible que hay que hacer en Marrakech está en el desierto de Agafay 

Rodeada por desiertos, tienes que quedarte con tres nombres. El de Zagora, el más pequeño; el de Merzouga, el más interesante (ya que es el de dunas del Sahara) y el de Agafay. Este está a menos de una hora de la medina y, aunque es de piedras, su enorme montaña nos regala el espacio de la inmensidad tan ajeno para el occidental. Las empresas locales organizan rutas de varios de días por el desierto de Merzouga y por las kasbahs.

Por su parte, el de Agafay está siendo una auténtica cueva de Alí Babá para todo tipo de público. Los aventureros van a disfrutar con carreras en buggies o en quad. Las familias con niños también pueden elegir montar en camello con parada para reponer fuerzas en una jaima tradicional disfrutando del té a la menta. Los románticos, con toda probabilidad, van a elegir una cena con una anaranjada puesta de sol de fondo rematada con espectáculos tradicionales (músicos, bailarinas de vientre o tragafuegos). La experiencia va a estar completa si puedes disfrutar de una noche con todas sus estrellas en una jaima tradicional. 

Como el desierto de Agafay, también da para mucho, te he dejado este link donde puedes encontrar más información. Y, al final, del artículo, puedes contratar directamente y de forma segura todas las actividades. 

 

5.- Y no te olvides del Palmeral de Marrakech 

Está situado al norte y, entre viviendas tradicionales, también se organizan rutas de aventura en quad, vehículos o camellos.  La gran mayoría de las empresas, como en el caso del desierto de Agafay, organizan la actividad con recogida en ciertos puntos. El palmeral es otro desierto de piedras en el que ha crecido palmeras datileras que se aprovechan de las conducciones que llevan el agua desde las montañas del Atlas hasta Marrakech.  

6.- Vivir la experiencia de Marrakech  

Y para redondear el asunto, lo más recomendable es alojarse en un riad tradicional. Hay infinidad de ellos en la medina y en la kasbah. Estas viviendas están cerradas con un muro a la calle. Una vez dentro, alrededor de un patio con una fuente (siempre es así), se despliegan las estancias, decoradas con azulejos tradicionales, estucos, yesos, tejidos… La gran mayoría de ellos están regentados por particulares que le ponen mucho cariño a lo que hacen. Aunque hay quien se encaja en un país extraño sin reservar, al día de hoy es seguro hacerlo vía online. Pica sobre la imagen y tendrás oferta para todos los gustos y para todos los bolsillos. 

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Además, en los modernos barrios de Guéliz o Hivernage, fuera de las murallas de la medina, te vas a encontrar variados y buenos clubs nocturnos donde, incluso, sirven alcohol entre espectáculos musicales. Aunque la ciudad es moderadamente segura, es mejor no arriesgarse y llevar, incluso organizado con anterioridad, el asunto de los datos de internet. Allí no funciona el roaming y la conexión online hay que solucionarla con una e-sim que se superpone a tu número habitual y que se instala en un momento. A mí me gusta la de Holafly que puedes comprar (con un pequeño descuento) picando sobre la imagen.

 Captura de pantalla 2024 01 11 a las 12.01.40Y, por último, si las aventuras en el desierto, el regateo en el zoco y el sueño de las mil y una noches en un riad no fueran suficiente, no te olvides que hay algo más que hacer en Marrakech: disfrutar de su exquisita comida que, además, se sirve a un precio bastante bueno, especialmente en los puestos callejeros de la Plaza de Jemaa-al-Fna. 

© Candela Vizcaíno de las fotos y el texto 

 

12 Enero, 2024

Desierto de Agafay

Agafay es, sencillamente, la promesa de una aventura en el desierto para los viajeros (también turistas) occidentales. A 30 km de la medina y de los zocos de Marrakech, es un pedregal, una montaña de roca y polvo que los emprendedores locales han convertido en una auténtica mina de oro. Agafay no seduce por sus dunas (que no tiene) sino por ser un espacio natural vacío, un lugar alejado de la civilización que, hasta hace un par de décadas, en él únicamente se atrevían a entrar los camelleros y poco más. Hoy es perfectamente accesible y «disfrutable» para todo aquel de visita a Marrakech. 

Agafay 1 

Cómo llegar al desierto de Agafay desde Marrakech

Aunque te puedes adentrar en coche, ya que hay compañías de alquiler, lo mejor es contratar el traslado con chofer, guía o empresa local. El lugar, aunque habitado y colonizado por algunos emprendimientos, continúa siendo inhóspito y el calor aprieta, incluso en invierno. Como hay que esperar al caer la tarde y los caminos son lo que son (de cabras o camellos), lo más sensato es no hacer muchas concesiones a la aventura, especialmente si se viaja con niños o adolescentes. Que, por otro lado, les va a encantar la experiencia, que los saca de su mundo conocido. Al final de este post te he dejado todas las opciones posibles que puedes contratar por adelantado y así evitas estrés.  

Te adelanto, cosas de la industria turística actual, que la gran mayoría de empresas que trabajan en Agafay ya han resuelto el tema de los traslados y también el de los idiomas. Lo tienen todo bajo control y van recogiendo a los visitantes desde los puntos más señalados de Marrakech. Y, a pesar de que estamos en un sitio que responde a las características de desierto, es posible conectarse a internet (aunque con matices) si tienes alguna emergencia. Por eso, es una buena idea llevar una e-sim temporal que te de la mayor cobertura posible (en tu viaje a Marruecos al completo) y evitas sustos o contratiempos. A mí me gusta la de Holafly (con un pequeño descuento si la compras picando en la imagen a continuación), que es la que más prestaciones da. Además, es muy fácil de instalar. 

Holafly oferta Qué hacer en el desierto de Agafay

¿Por qué, aunque solo sea una vez en la vida, debemos poner nuestros occidentales pies en un desierto? ¿Qué ofrece Agafay? La experiencia nos trastoca, aunque esté controlada por profesionales locales, porque nos sumerge de lleno en una vida radicalmente distinta a la occidental. Es este un universo adverso, árido, seco y que no da abrigo a cualquier forma de vida. Aún así, la creatividad humana se las ha apañado para sacar provecho a lo que es: a una montaña de piedras que, a duras penas, ofrece un alimento. En el camino, además, te vas a encontrar pequeñas plantaciones de argán que, en manos femeninas, extraen el codiciado aceite utilizado para casi todo. Llegados a este punto, ¿qué hacer en el desierto de Agafay? Anota: 

 Espectáculo al atardecer en el desierto de Agafay

1.- La opción más sencilla es una cena con espectáculo para disfrutar de los colores anaranjados de la puesta del sol y de las rústicas construcciones beréberes de adobe en las que se mezclan el barro, los excrementos animales (si te acercas un poco, huele) y la paja. Los platos a disfrutar son los tradicionales de la cocina marroquí (té a la menta, cuscús, tajines, pinchos…) y se completan con algún show exótico (para nuestra mirada) de tragafuegos, músicos o bailarinas de danza del vientre. Esta opción es la mejor tanto para parejas (¡el plan no puede ser más romántico!) como para las familias con niños crecidos. Algunos ofrecen, además, un servicio de tatuaje a la henna. 

2.- Los más aventureros se van a apuntar a los tour con quad o buggies con centros en la entrada del desierto de Agafay. Son muy fáciles de conducir y la experiencia se va a quedar en el alma por mucho tiempo. Si lo tuyo no es la mecánica, también te puedes apuntar a un paseo en camello ataviado con la ropa tradicional beréber de color azul intenso. Estas experiencias también se puede contratar en el palmeral de Marrakech que está más cerca de la medina. 

 Agafay 3

3.- Y, por último, lo más completo, maravilloso y seductor es pasar una noche en un campamento de jaimas tradicionales. Están montados en plan glamping con su baño, luz y todos los servicios reseñados arriba. ¡Qué duda cabe que irse a la cama entre mantas beréberes disfrutando de las estrellas y levantarse con la luz anaranjada del amanecer se va a convertir en un recuerdo imborrable!  

Disfrutar Agafay por libre 

Como he anotado nada más empezar, está tan cerca de Marrakech que puedes llegar sin problemas en coche de alquiler teniendo la precaución de no despeñarte por las pistas de tierra y piedras y de conducir de día. No hace falta que te diga que, una vez abandones la carretera, no hay señal que valga hasta llegar a tu destino. Aún así, los glamping también ofrecen el servicio de traslado y los hay con instalaciones que quitan el hipo. Sea cual sea tu elección, en Marrakech hay para elegir entre hoteles convencionales y riads, las viviendas tradicionales cerradas por un alto muro en la fachada y abiertas alrededor de un patio con fuente. Picando sobre la imagen te vas a encontrar opciones para todos los gustos y bolsillos. 

Riad Sultan Bueno Booking

En definitiva, el desierto de Agafay, sea cual sea tu elección, no va a defraudar a casi nadie y es una experiencia que todo viajero debería disfrutar, al menos, una vez en la vida.

© Candela Vizcaíno, texto y fotos 

 

11 Enero, 2024

Zocos de Marrakech

 

Adentrarse en los zocos de Marrakech (que hay más de uno) es una de las grandes experiencias viajeras que te puedes llevar de este trocito de mundo. Eso sí, se necesita una buena dosis de paciencia, ganas de maravillarse y dejar atrás la claustrofobia. Los zocos son ciudades dentro de las ciudades. Son la transposición tradicional de nuestros modernos centros comerciales. Son un mundo aparte en el que rigen otras normas: las de la hospitalidad, pero también las del mercadeo en su más profunda esencia. Los zocos auténticos son una mezcla de tiendas y talleres; un batiburrillo de mercancías sobreexpuestas con fruición; un laberinto en espiral donde cada centímetro cuenta. Son una cueva de las maravillas de todo tipo de productos y los mejores son los realizados por las mismas manos que te venden. En ellos se impone el regateo y también saber decir no con educación y firmeza. Los zocos de Marrakech, sin duda, te van a atrapar a poco que te sepas manejar en ellos. 

Zocos de Marrakech 6 

El gran zoco de Marrakech al norte de la emblemática Plaza Jemaa el-Fna

Esta es la gran plaza, una enorme explanada vacía donde a primera hora de la mañana no hay nada, pero que se va llenando de puestos de frutas nada más levantarse el sol. Estos tenderos conviven con encantadores de serpientes, tatuadoras de henna, músicos, saltimbanquis, vendedores de aceite de argán y, al caer la tarde, llega lo mejor: un ejército que, en un santiamén, levanta una acampada con mesas rústicas corridas, barbacoas o tajines.

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Pues bien, antes o después o paralelamente, el gran zoco de Marrakech te llama. Está atravesando la plaza y se abre a través de varias puertas, algunas bellamente decoradas, que dan paso a un auténtico laberinto de pequeñas tiendas con mercancías sobreexpuestas. Las que se encuentran a la entrada son las más eclécticas, algunas sin interés alguno, con baratijas de todo tipo cuando no con productos de imitación. La techumbre de estas calles está realizada en madera clara y se nota que es un zoco más nuevo. Ha sido levantado, como una espiral, alrededor de los zocos tradicionales. Estos se agrupan por temáticas: ropa, metal (muy bonito y con protección oficial), tejidos, alfombras, perfumes, cuero…  

Al zoco hay que adentrarse con devoción, sin miedo, disfrutando y rehusando amablemente las invitaciones insistentes de los tenderos. Conforme vas avanzando, te vas encontrando el Marrakech más auténtico, la mercancía es de calidad artesana y, además, ya no te van a importunar. Existen reglas no escritas que rigen en el zoco. Se impone el regateo, sí o sí, sabiendo que siempre va a salir ganando el comerciante. Él conoce su mercancía y sabe hasta dónde puede rebajar. Si te invitan a té (normalmente porque ven una buena venta), no lo rehuses que es de malísima educación y no enredes si no vas a comprar. Como norma general hay que rebajar el primer precio a menos de la mitad y, a partir de aquí, defender tu postura. Por poner un ejemplo, pagué 800 Dh (unos 80 €) por una chaqueta de moda de plena piel de cordero y, al parecer, se podía haber quedado aún más barata. 

A este gran zoco de Marrakech se viene para proveerse de la moda tradicional, de objetos de hojalata, de babuchas, de piezas de piel, de alfombras beréberes, de bolsos realizados con resina y metal, de piezas de madera que se abren con un truco… La experiencia emocional es difícilmente descriptible con palabras, ya que todo en el lugar remite a un caos ordenado en el que los peatones conviven con las motos, vehículos pequeños con carros, burros incluso, los comerciantes sentados a la puerta fumando (en Marruecos se fuma mucho), el barullo, el bullicio, los olores de las especias y de los perfumes (embotellados a demanda del cliente) y el afán por llevarte algo a buen precio. El horario, como todo en Marrakech es bastante extendido y están abiertos incluso entrada la noche. 

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Zocos de las especias y otras opciones de compra en Marrakech

Aunque te puedes encontrar puestos desperdigados por toda la ciudad, el original se encuentra en la amplia plaza que se abre al barrio judío. Aquí los olores y colores casi marean. Se impone, no solo acordar el precio, sino también la cantidad, ya que van a intentar venderte menos peso por mayor importe. No compré. Así que poco consejo puedo dar. Aunque las especias, por sí, son antivíricas, antibacterianas y conservantes, no me pareció muy higiénico su exposición. Nada más es esta una opinión personal de una servidora que lucha a diario por mantener la cocina familiar impoluta. 

Zocos de Marrakech 7 

En Marrakech también tienes una suerte de grandes almacenes locales con todo tipo de artesanía local (joyería, cuero, ropa, perfumes, jabones, objetos de hojalata, decoración, muebles, antigüedades, libros…) en la zona de la kasbah. El sitio se llama Dar Bouchaib. Es un espacio inmenso, ordenado, limpio y… con precios fijos. Está avalado por el gobierno para promocionar los productos del país. Así que su procedencia está garantizada, aunque los importes que vas a pagar serán siempre más elevados que los que puedas conseguir en los zocos de Marrakech a poco que sepas negociar un poquito. Además, puedes pagar con tarjeta de crédito y estás tranquilamente. También envían a cualquier parte del mundo con garantía y ni que decir tiene que esto es una tentación si quieres comprar alguno de los hermosos muebles que se hacen con todo tipo de materiales: resina, madera, metal, hueso….  

Datos prácticos para disfrutar de los zocos de Marrakech 

1.- Hay que tener cuidado con las mujeres beréberes (recoocibles porque van tapadas con un velo negro) apostadas en la Plaza Tinsmiths, la de las especias y junto a la mellah (el barrio judío). Su oficio es el de timar a las familias que van con niños. Excepto estas malas experiencias (reportadas por la mayoría de los viajeros), los comerciantes animan pero no insisten, negocian a su favor eso sí, pero puedes sacar un fantástico precio con respecto a lo normal en Europa. 

2.- Los zocos de Marrakech están rodeados de restaurantes y muchos puestos de comida con refrescos. La experiencia estará completa si compartes mesa con los visitantes de la plaza  Jemaa el-Fna al caer la tarde. Los precios aquí son fijos, públicos y baratos. La calidad de la comida es bastante buena y ofrecen sencillas recetas tradicionales. 

3.- En los zocos de Marrakech se impone el efectivo. Los comerciantes más inteligentes aceptan dirhams, euros, dólares y libras esterlinas. Ellos se encargan del cambio. 

4.- Aunque parezca increíble, puedes llegar a poder guiarte dentro del laberinto de callejuelas de los zocos de Marrakech vía Google Maps. Para eso, debes tener datos, que aquí el roaming no funciona. No te apures por sacar el teléfono. Marrakech es una ciudad con una seguridad bastante alta, al menos en la zona turística. La mejor e-sim para estos menesteres es la de Holafly. Puedes mirar las ofertas picando en la siguiente imagen. 

E-sim Holafly 5.- Alrededor de los zocos de Marrakech, por toda la medina norte y por la kasbah te vas a encontrad una oferta casi infinita de alojamientos en casas tradicionales conocidas como riad. Son viviendas de mediano tamaño recogidas alrededor de un patio central donde se disponen las habitaciones acompasadas por el murmullo de una fuente. Normalmente son emprendimientos de particulares locales que cuidan el negocio con mimo y es la mejor opción a la hora de alojarse. Puedes encontrar toda la oferta picando en la imagen, que corresponde al Riad Sultán Solimán frente a la mezquita de la kasbah. Aparte del encanto de estos establecimientos, los encargados están siempre dispuestos a aconsejar sobre el precio máximo que debe pagarse en los zocos de Marrakech para ciertos productos. 

Riad en Marrakech

Por si esto fuera poco, en prácticamente todos los rincones de Marrakech, junto con talleres de bicicletas o de motos, restaurantes, puestos de frutas o tiendas de decoración, te vas a encontrar a «autónomos» que venden cualquier cosa: tabaco, pasteles, gorros, bisutería… disputándose el espacio tanto de las aceras como de la calzada compartidas, con un equilibrio que se antoja imposible, con coches tuneados, motocicletas, burros, gatos callejeros, carrozas de caballos, peatones, puestos, taxis colectivos y vehículos de lujo.  

© Candela Vizcaíno, texto y las fotos 

22 Diciembre, 2023

Cultura chimú

 

La cultura chimú se desarrolló entre el siglo IX y el XV con su epicentro en la ciudad de adobe de Chan Chan, hoy Patrimonio de la Humanidad y a pocos kilómetros de la actual Trujillo, al norte de Perú. Llegó hasta Lima y sustituyó a la cultura moche que colapsó, al parecer, por las mismas causas que la civilización de los chimúes: debido a una serie de fenómenos meteorológicos adversos que diezmaron cosechas y recursos, hecho que fue aprovechado por los pueblos enemigos. Permaneció olvidada hasta mediados del siglo XIX cuando fueron excavándose sus tesoros bajo el auspicio de Jacob von Tschudi.  

Chan Chan la gran capital del reino chimú  

Situada junto a la actual Trujillo, ya estaba en ruinas cuando, en 1532, llegó Pizarro con sus tropas, quien contribuyó a ahondar en su expolio. Por lo que ha llegado hasta nosotros, intuimos la grandeza de una ciudad levantada enteramente en adobe mediante gruesos muros que llegan a alcanzar los 12 metros de alto y los 4 m de ancho formando un hermoso e intrincado laberinto de barro. Este emplazamiento, cuna del reino chimú, estaba amurallado en su perímetro total y, a su vez, cada palacio, cada recinto de importancia y cada almacén se rodeaba de otra muralla que era decorada bellamente con motivos geométricos. Esta red de murallas, unas dentro de otras, constituía un intrincado laberinto de caminos o calles que daban a enormes patios desde donde se distribuían todos los edificios. 

Chan Chan llegó a tener más de 20 km2 y en ella se dispusieron también canales, albercas y otros elementos de almacenamiento y conducción de la preciada agua.  Así se conducía los regatos provocados por el deshielo andino hacia una de las tierras más áridas y secas del planeta que arañaba a la tierra papas o maíz.  

El sacrificio en la cultura chimú  

Estos ritos estaban extendidos y normalizados, ya fuera como acompañamiento en el más allá de sus curacas (caciques o reyes locales) o bien como ofrenda a los dioses, como el encontrado recientemente en Huanchaco. En una explanada frente a la costa del Pacífico se han desenterrado los cadáveres de más de 140 niños y niñas de entre 8 y 12 años y más de 200 llamas de menos de 2 años que fueran ofrecidas en holocausto en un solo acto ritual. Gracias a técnicas contemporáneas, la arqueología apunta a que este sacrificio múltiple (probablemente el mayor de la historia) se realizó en los últimas décadas del siglo XIV, justo cuando la cultura chimú iba a colapsar, al parecer por una combinación de fenómenos meteorológicos extremos, hambrunas, revueltas y guerras.  En el caso de Huanchaco las huellas dejadas en las sucesivas capas de tierra nos dicen que, con toda probabilidad, durante estos años se sufrió un devastador fenómeno que hoy se conoce como el Niño Costero que arrasa con lluvias intensas todo lo que se encuentra al paso, arrastrando en torrente un terreno árido y sin árboles.  

Los sacrificios no solo se realizaban para aplacar la ira de unos dioses (desconocidos para nosotros) sordos y ciegos a los lamentos de los hombres sino también para acompañar a los caciques en su viaje al más allá. En este caso se elegían a mujeres jóvenes que o bien eran esposas del líder político o bien seleccionadas expresamente entre el pueblo. En una de estas tumbas regias se han encontrado más de 40 nichos que tenían la función de guardar los restos, momias o cadáveres que acompañaban al curaca en su viaje al más allá. Estos líderes políticos y religiosos se hacían enterrar, además, en su propia casa sellándola para siempre. Y el siguiente, se hacía construir otro palacio que era, a su vez, clausurado a su muerte. Así, década tras década y siglo tras siglo se iba construyendo un intrincado laberinto de murallas de adobe con edificios clausurados que convivían en armonía con otros que daban servicio al pueblo chimú.  

Todo esto llegó a su fin alrededor del año 1476 cuando el poderoso imperio inca impuso su superioridad bélica a los chimúes, empobrecidos y debilitados por años de hambrunas producidas por lluvias torrenciales que arrasaron cosechas, ganaderías, construcciones y todo lo que encontraban al paso. De nada sirvió abrir el corazón a cientos de sus niños mezclando su sangre en lodo pidiendo clemencia a los dioses.

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

14 Diciembre, 2023

La cultura moche

 

La cultura moche o mochica está destapándose, en las últimas décadas, como una de las más fascinantes civilizaciones del Perú precolombino, rivalizando, incluso, con el afamado pueblo inca. Se extendió al norte de Lima, alrededor de la actual Trujillo y llegó, que se sepa con los datos arqueológicos actuales, hasta Lambayeque, tierra del Señor del Sipán. Floreció desde el siglo II hasta el siglo VIII cuando fue desplazada por el pueblo chimú (constructores de Chan Chan, también cerca de Trujillo y hoy Patrimonio de la Humanidad). En su colapso parece que intervino una letal combinación de fenómenos climáticos extremos (fuertes inundaciones seguidas por años de sequía) propiciados por lo que hoy se conoce como El Niño, revoluciones, hambrunas y guerras. 

Introducción a la cultura mochica 

En el valle del río Moche, en el norte de Perú y a varios kilómetros de Trujillo se localizan dos construcciones de vital importancia para conocer los entresijos de la cultura moche o mochica: Huaca del Sol y Huaca de la Luna. Esta  última es un centro ritual conformado por una pirámide truncada que alberga un curioso centro ceremonial por capas bastante bien conservado. El primero, por otra parte, debió hacer la función de centro civil burocrático y palacio para las élites locales.  

A unos 60 km al norte de este lugar se encuentra la Huaca Cortada y el denominado Complejo Arqueológico el Brujo. Aquí se halló a inicios del siglo XX una momia perfectamente conservada de una dama de la alta sociedad, enterrada con los atributos compartidos tanto de sacerdotisa como de líder político. Fue bautizada como la Señora de Cao y en su honor se levantó un museo, en un inquietante estilo brutalista que contrasta con la naturaleza alrededor, donde se exponen sus restos, los de sus acompañantes y su rico ajuar.  

La tercera «pata» que nos permite conocer la cultura moche es el bautizado como Señor de Sipán, hallado en 1987 por el arqueólogo Walter Alva tras una peligrosa excavación digna de una película de Indiana Jones. Como su compañera femenina, su rico ajuar, sus restos y una recreación de su tumba se custodia en el flamante Museo Nacional de las Tumbas Reales, inaugurado en 2002 en Lambayeque inspirándose para su construcción en las pirámides truncadas de la cultura moche. 

Cultura moche vasija antropomorfa 

Un poco de historia resumida de la cultura moche  

Asentada en la ladera de los Andes, al norte de Perú y justo en la costa del Pacífico, este pueblo se las ingenió para sobrevivir en una tierra hostil azotada por los vientos, seca y sin apenas abrigo de la naturaleza. Se han conservado canales y acueductos que conducían el agua del deshielo andino hacia sus poblados.  Lograron cultivar maíz, yuca, patatas, maní, chirimoyas o papayas, base de su alimentación. Las proteínas para el sustento diario se completaban con la pesca de anchoas utilizando unas particulares embarcaciones de paja conocidas como caballitos de totora, que aún se usan al día de hoy. 

Tal fue su pericia y eficacia en estas obras de ingeniería que los excedentes agrarios y pesqueros permitieron a los mochicas comerciar con los pueblos de alrededor. Y el superávit de esta actividad fue el que financió la construcción de sublimes edificios que se embellecieron con pinturas murales y con objetos de fina artesanía realizados en barro. 

La cultura moche llegó a estar perfectamente estratificada en el plano social. En la cúspide se encontraba un rey dedicado al arte de la guerra y con atributos semi divinos. Con toda probabilidad, para ejercer el poder, estos líderes políticos se apoyaban en una casta sacerdotal que se encargaba de la comunicación con la divinidad y mantener aplacados a los dioses para que estos tuvieran a bien permitir abundantes cosechas, prosperidad y fertilidad. En este sentido, la Señora de Cao, por ejemplificar con una de las momias más famosas, presenta tatuajes en sus antebrazos, muñecas y tobillos en forma de animales totémicos: arañas, serpientes… Este tipo de trabajos no se realizaban como hoy en día, por mera estética o sin ningún sentido. Y, con alta probabilidad, tenían un significado ritual vinculado a dotes adivinatorias. 

La gran riqueza (económica, artística o de recursos humanos) que muestran tanto la tumba de la Señora de Cao como la del Señor de Sipán nos conduce hasta una casta noble administradora de los bienes de la comunidad y, seguramente, de carácter extractivo en su propio beneficio. Mientras los nobles y la clase sacerdotal, bajo la protección de una figura real, disfrutaban de riquezas y servicios, el pueblo llano de agricultores, pescadores y pequeños artesanos vivían con lo justo. Esta desigualdad se justificaba por el deseo de unos dioses (aún por bautizar) a los que se les alimentaban con sacrificios humanos, los mismos que se han encontrado en la Huaca de la Luna o en las tumbas excavadas.

De entre las manifestaciones artísticas que sobresalen de la cultura moche hay que destacar los ricos trabajos de orfebrería en oro, plata y piedras preciosas o semipreciosas realizados con una delicadeza que sorprende por su pericia y perfección técnica. Y en esta misma línea se cataloga la bella alfarería en barro cocido y, con frecuencia, decorada. De sublime gusto son, también, los cuencos, vasos, búcaros y jarras que muestran figuras antropomorfas reproducidas con un fino realismo. También destacan aquellas que retratan al hombre en metamorfosis con el animal, especialmente el jaguar (haciendo hincapié en sus dientes) en un claro símbolo de poderío y de posesión de la fuerza bruta de la naturaleza que es la que da abundancia, prosperidad y fertilidad. 

Todo este fascinante mundo colapsó alrededor del siglo VIII debido a una combinación de fenómenos meteorológicos adversos. Se han encontrado capas de tierra que nos dicen de un periodo extremo de fuertes lluvias (¡de más de 30 años!) que liquidaron cultivos, destrozaron canalizaciones, inundaron ciudades y se llevaron todo aquello que estaba al paso. A este diluvio le siguió una fuerte sequía que terminó por dañar irremediablemente los suelos. Se volvió, por tanto, una tarea imposible arrancarle a la tierra cualquier fruto que mitigara el hambre creciente. El conocido como fenómeno de El Niño, causante de este desastre, además, calienta las capas superiores del agua oceánica liquidando los recursos pesqueros que eran también base de la alimentación de los moches. 

Ante esta situación de carestía extrema, el pueblo, al parecer, se levanta en revueltas contra una nobleza que vive en un mundo ajeno a la realidad. Aunque esta elite es la poseedora de las armas, poco puede hacer contra gentes hambrientas que se revuelven justamente. Esta desastrosa situación es aprovechada por una tribu enemiga, la de los chimúes, que se hace con el poder alrededor del siglo VIII asentándose en Chan Chan (hoy Patrimonio de la Humanidad), muy cerca de donde florecieron los habitantes que levantaron las Huacas del Sol y la Luna. Lo chimúes, al parecer, desaparecieron alrededor del 1452 dominados, a su vez, por las incas. Paradójicamente, las causas de su colapso fueron las mismas que las de la civilización moche. A las inundaciones que se llevaban por delante todo lo que había sobre un terreno árido se unieron el hambre, las revueltas y las guerras en inferioridad de condiciones. Esta desesperación del pueblo chimú seguramente fue lo que llevó al sacrificio ritual de más de 145 niños y niñas y 200 llamas jóvenes entre el 1400 y 1450 a pocos kilómetros de Chan Chan a orillas del Pacífico. 

Me detengo en este detalle histórico de una civilización posterior simplemente porque así se entienden las causas de la caída de ambas culturas, que fueron semejantes por no decir idénticas. Los cambios climáticos fueron de tal gravedad que la fragilidad que provocaron fue aprovechada por los enemigos, ante la sordera de los dioses que no atienden a la sangre derramada de los inocentes. 

 Cultura moche Templo de la Luna

Huacas del Sol y la Luna 

Estas construcciones están situadas muy cerca de Trujillo, una frente a la otra conformando un espacio homogéneo donde se han encontrado restos y cimientos de viviendas. Son dos pirámides truncadas construidas en adobe. La del Sol es la más grande y parece que su uso fue civil. La interesante es la de la Luna ya que fue levantada con fines ceremoniales. Por eso, está cargada de simbolismo, incluso en su misma disposición arquitectónica. La Huaca de la Luna consiste en una serie de templos superpuestos. Sobre la base de una construcción antigua se levantaba otra alrededor y más grande y se sellaba la entrada a la más antigua. Así, se simbolizaba un nuevo tiempo o un nuevo orden. Este método ha permitido que se conserven la gran mayoría de sus pinturas al fresco, de gran calidad, en colores ocre, rojo, negro y blanco. En ellas se representan símbolos y rostros humanos en metamorfosis con animales totémicos de la zona, sobre todo el jaguar, el águila y la serpiente. 

En este emplazamiento, además, se han encontrado restos de guerreros que fueron sacrificados siguiendo un ritual específico no visible para el gran público. La sangre del sacrificado se vertía sobre una copa y el soberano decidía si bebía o la derramaba en el suelo en una acto de purificación ritual. 

 Cultura moche Tumba del Senor de Sipan

El Señor de Sipán  

En 1987, el arqueólogo peruano Walter Alva recibe una inquietante llamada de la policía local del distrito de Sipán urgiéndole a defender unos restos que una auténtica jauría humana estaba disponiéndose a expoliar. Con un guion propio de las películas de Indiana Jones, el investigador, ayudado por la autoridad, pudo contener este primer embate popular hasta descubrir una tumba intacta con la momia de un rey guerrero, sus acompañantes y un rico ajuar funerario. Aplacados los ánimos, la excavación sacó a la luz dos pirámides erosionadas construidas entre el siglo II y III que guardaban más de 1 000 objetos en cerámica perfectamente alienados y de gran belleza en su ejecución. La investigación, en etapas sucesivas, fue revelando su importancia, ya que, salieron a la luz, cuerpos de adultos momificados con los pies amputados, restos de niños, de tres mujeres jóvenes, de llamas, dos hombres, un perro… A todas luces estaban ante un personaje importante que se llevó al otro mundo no solo aquellos objetos que pudieran serles útil para su disfrute sino también los seres (esposas, sirvientes…) que se vieron obligados a acompañarle. 

Cultura moche Senor de Sipan 

El momento más emocionante de esta importantísima excavación llegó cuando destaparon la tumba del Señor de Sipán, un rey de la civilización moche que había sido enterrado con joyas, armas y ajuar: corona de oro, vestimenta bordada con turquesas, piezas de oro dispuestas sobre la boca y los ojos, máscaras, pectorales de conchas, brazaletes, un collar de 71 esferas de oro y para rematar una corona del mismo noble material. El protagonista debió vivir alrededor del siglo III y murió a los 40 años sin signos evidentes de violencia. Los trabajos, auspiciados por National Geographic, continuaron hasta finales del siglo XX excavándose 13 tumbas más. Las más interesantes son las denominadas del Viejo Señor y la del Sacerdote, ambas anteriores en el tiempo y situadas en un estrato inferior al del Señor de Sipán. El descubrimiento al completo se custodia en el Museo de las Tumbas Reales de Lambayeque, abierto en 2002 y exhibido hoy con orgullo por una población que quiere olvidarse de este intento de expolio que contamos un poco más arriba. 

Cultura moche Senora de Cao 

La Señora de Cao  

Justo cuando se inaugura este espacio expositivo, en 2005, aparece en la Zona Arqueológica el Brujo, a unos 60 kms de las Huacas del Sol y La Luna, al norte de Trujillo, otro espectacular hallazgo que, además, trastoca la visión patriarcal que se tenía de la cultura moche: la tumba de la Señora de Cao. Era la misteriosa dama una líder política o espiritual que también fue enterrada con un rico ajuar y cuya momia se encuentra en tan buenas condiciones que son visibles, incluso, los tatuajes rituales que adornan su piel. 

Lo primero que salió a la luz fue el acompañamiento de esta peculiar señora. Y, posteriormente, la emoción del equipo llego al grado de apoteosis cuando desenterraron un fardo de unos 100 kilos de peso y 180 cm de largo que envolvía, en 26 capas de tejido, la momia prácticamente intacta de la Dama de Cao, una reina, gobernanta o sacerdotisa que vivió alrededor del siglo V y que murió, probablemente, por las complicaciones de un parto, con tan solo 25 años. Conservaba la cabellera que había sido peinada en dos gruesas trenzas.  Con ella se encontró un lujoso joyero de oro compuesto por nariguera, orejeras, collar, corona y dos pesados cetros colocados a ambos lados de cada mano. El ajuar se completaba con una coraza realizada en cobre por placas unidas entre sí. Régulo Franco, el arqueólogo jefe de este espectacular hallazgo que completa el puzzle de la cultura moche, no tiene ninguna duda en señalar que la Señora de Cao fue una líder en su tiempo, probablemente de índole espiritual por los tatuajes de animales totémicos que luce. El museo en su honor, también realizado en un bellísimo estilo brutalista, se abrió en 2009. 

Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

13 Diciembre, 2023

Arte maya

 

El antiguo arte maya se expandió por la actual Guatemala  (en las tierras altas, hoy Reserva de la Biosfera Maya), El Salvador, Honduras, Belice y la península mexicana de Yucatán, entre Quintana Roo a orillas del Océano Atlántico y el estado de Chiapas. Encontramos vestigios de esta cultura que se remontan al primer milenio antes de Cristo, aunque los ejemplos más notables, tanto de arquitectura maya como de otras manifestaciones artísticas, son posteriores.  

En líneas generales, se distinguen tres periodos que corresponden a tres zonas distintas con una evolución o migración desde el sur de Guatemala a orillas del Pacífico pasando por las zonas centrales selváticas hasta desembocar en las últimas ciudades situadas en la zona noreste de Yucatán. Los emplazamientos más recientes en el tiempo, como es el caso de Tulum, muestran no solo decadencia cultural sino también conflictos bélicos que se evidencian en sus murallas, inexistentes en otras ciudades mayas más antiguas. Los investigadores especializados han dividido la cultura y el arte maya en tres periodos distintos:  

1.- Preclásico, hasta el siglo III de nuestra era. 

2.- Clásico, del 300 al 900 d.C. que floreció en el área central con ejemplos tan notables como Uxmal, Palenque o Bonampak, emplazamiento este último de uno de los más sobresalientes y hermosos ejemplos de la pintura maya

3.- Postclásico, que llega hasta 1250 y se sitúa en el área septentrional. En esta clasificación entraría la espectacular Chichén-Itzá.  

El arte maya, además, está vinculado a los grandes centros espirituales alrededor de una imponente pirámide, normalmente maciza, donde se oficiaban los ritos sagrados, incluidos los sacrificios humanos que se realizaban a semejanza de los aztecas

ArquitecturaMaya 3 

La arquitectura maya 

Las ciudades de esta cultura mesoamericana se levantan, normalmente, en medio de la selva y alrededor de una pirámide calificada como «de fachada», ya que esta no tiene utilidad alguna en su interior y su función se reduce a ser admirada o ser punto de encuentro para los rituales sagrados. Delante de ellas se situaba una enorme plaza o explanada con usos múltiples, ya que lo mismo servía para la congregación de los fieles en épocas señaladas, como para el juego de la pelota, como para situar el mercado local. Alrededor de este espacio se desperdigaba el resto de edificios civiles de corte palaciego construidos con grandes piezas de adobe y rematándolos con la llamada «bóveda maya». Esta techumbre se caracteriza por ir superponiendo piezas hasta que, por aproximación, se cierra en lo alto.  

En Chichén-Itzá encontramos un observatorio realizado con esta técnica que también nos da muestras de la avanzada cultura maya en los campos de la astronomía y de las matemáticas. En este sentido, probablemente conocieran la existencia del cero, imprescindible para el cálculo básico. El resto de la población vivía en chozas realizadas con cañas y pajas, frágiles ante los elementos.

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La pintura maya 

Pocos restos han llegado hasta nosotros con ejemplos de pintura maya. La humedad, el paso del tiempo y la acción de la naturaleza han acabado con obras supuestamente realizadas sobre las paredes del interior de estos edificios civiles. Las que no han sucumbido al paso del tiempo nos deleitan con una ingenua belleza con sus filas de personajes realistas y retratados de manera estilizada aunque con sus rasgos y atuendos individuales. Una de las más espectaculares es la de Bonampak (en la imagen) que completan el interior de las paredes de la pirámide homónima. En estos frescos asistimos al relato de las hazañas de uno de los reyes mayas. Y, gracias a los pocos restos que nos han llegado desde Chichén-Itzá, Chacmultún y Mulchic, junto con los pocos códices mayas que sobrevivieron a la destrucción, conocemos, en parte, el día a día de esta civilización. En la imagen a continuación el conocido como «de Madrid».

Pintura maya Codice Madrid  

La pintura maya no solo está realizada al fresco sobre muros o paredes sino que también forma parte de vasijas, platos o tinajas. Todas ellas presentan el mismo estilo realista y estilizado en el que la figura humana es protagonista. Aún así, hay ejemplos antiguos (anteriores al siglo III) que se sirven de símbolos geométricos para embellecer estos objetos. Los pigmentos se realizaban con una mezcla de minerales y goma extraída de los árboles. Predominan los colores azules, ocres o rojos. Y las figuras están delimitadas por una línea negra. No se conocía la perspectiva y, por tanto, la composición es tosca, sencilla y llegando, incluso, a alcanzar los bordes de la ingenuidad. 

Chac Mool Maya 

La escultura maya  

Esta está ligada a la construcción y, por tanto, en su mayoría son meros elementos arquitectónicos con fines decorativos. Aún así, encontramos, junto con representaciones antropomorfas, ejemplos cuyos modelos son los animales totémicos del arte maya: la serpiente emplumada, el mono, el jaguar, la rana o el águila que surca los cielos.  

Por su originalidad cabe detenerse en una escultura especial y autóctona de las culturas precolombinas mesoamericanas: los chac-mool. Son imágenes antropomorfas de grandes dimensiones y talladas en piedra. Todas ellas muestran a sus protagonistas tumbados con las piernas flexionadas, apoyados sobre uno de los antebrazos y con la cabeza girada al frente. En el vientre portan una bandeja o vasija plana que, con toda probabilidad, era utilizada para depositar o quemar los restos de los sacrificios. Estas obras tendrían, por tanto, la función de mesas rituales.  

Y, por último, no podemos dejar atrás el sinnúmero de estatuillas de barro, algunas con restos de policromía, que han llegado hasta nosotros. Sus funciones dentro del arte maya son variadas, ya que de la utilidad se llega, incluso, a los fines sagrados. En este sentido, algunos investigadores han encontrado que una buena cantidad de ellas eran exvotos familiares creados en el ámbito del hogar.  

El arte maya se expresó en la arquitectura monumental, la escultura o el modelado de estuco y la arcilla, la pintura en los muros en la cerámica, el tallado de la madera o el grabado de los huesos. Tanto los grandes conjuntos arquitectónicos, la estelas de hasta diez metros de altura, los altares monolíticos de varios metros cúbicos, el gigantesco sarcófago palencano de veinticinco toneladas de peso, los murales cubriendo toda la superficie interior de un templo, como los mosaicos y las más pequeñas joyas de jade, las estatuillas de barro o hueso, las escenas pintadas en el fondo de los platos, todas las formas y técnicas en que materializó el genio creador de los mayas, atestiguan que el arte maya –a nivel universal y en parangón con el arte de las civilizaciones del Viejo Mundo y del resto del continente americano– fue indudablemente un gran arte de la antigüedad. Reconocerlo como tal y difundirlo es un acto de elemental justicia.  

Alberto Ruz Lhuillier (1973) 

Hoy en día esa difusión del arte maya ha tomado tintes estratosféricos casi debido al auge de la llamada industria del turismo. Se cuentan por millones los visitantes a las antiguas ruinas, a los museos o a los cenotes del Yucatán unidos, a partir de 2024, por el conocido como tren maya, una vía y ruta de comunicación cultural que nada tiene que ver con los penosos viajes de antaño. 

Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

11 Diciembre, 2023

Pintura maya

 

Reduciendo muchísimo un tema tan complejo como es el de una cultura ancestral con milenios de historia, el arte maya se divide en tres etapas que corresponden, a grandes rasgos, con tres zonas arqueológicas distintas. Son: 

1.- El preclásico, que se extiende desde el siglo X a.C. hasta el 300 y floreció en el área meridional de lo que son las montañas de Guatemala, sur de Chiapas y actual El Salvador. Los restos evidencian influencias del arte tolteca

2.- El clásico, desde el 300 hasta el 900 focalizado en la actual Reserva de la Biosfera Maya (Guatemala), Belice, Honduras y los estados mexicanos de Tabasco y Quintana Roo. Es esta una cultura sofisticada cuyo sustrato es el nahua. Conocían nociones matemáticas avanzadas (la existencia del cero, por ejemplo) y de astronomía. De esta época son los fascinantes emplazamientos de la arquitectura maya de Uxmal o Palenque. 

3.- El tercer estadio es el conocido como postclásico y alcanza el año 1250 aproximadamente floreciendo en el Yucatán. Es aquí donde podemos admirar, entre cenotes formados por la filtración de agua a través del suelo calcáreo, espectaculares y grandiosas construcciones como las de Chichén Itzá. 

Esto es, tenemos un movimiento que va desde el sur de la costa del Pacífico, atraviesa la selva para desembocar en las ciudades de Yucatán más al norte y hacia la costa este, la del Atlántico. Las últimas ciudades, como Tulum, no solo evidencian una cultura en decadencia sino también incursiones violentas al presentar murallas defensivas que no disponían otros emplazamientos mayas anteriores. Pues bien, la pintura maya que se ha conservado pertenece a los últimos siglos  del clásico y al postclásico. La gran mayoría de lo supuestamente realizado anteriormente se ha perdido o no ha sido encontrado.

Pintura maya Codice Madrid

Características de la pintura maya 

1.- La más interesante es aquella que se encuentra sobre frescos realizados con una mezcla de goma vegetal y minerales locales. Tampoco hay que desdeñar las ejecutadas sobre vasos, vasijas, platos, cántaros o utensilios de uso cotidiano que evidencian los mismos motivos que las murales.  

2.- Las pinturas de los mayas más antiguas presentan elementos esquemáticos o simbólicos y progresivamente van evolucionando hacia un estilo realista.  

3.- Este realismo se utiliza para plasmar escenas profanas, aunque también se encuentran elementos propios de los mitos de la cultura maya. 

4.- Los colores que predominan son el azul, el rojo o el ocre. Las figuras están delineadas con un trazo negro tal como nos encontramos en los pocos códices mayas que se han conservado.  

5.- Aunque reflejan una intención de volumen, la perspectiva es tosca. Esta se realiza dividiendo la narración en varios planos significativos y lineales, normalmente de «lectura» de abajo hacia arriba. Dentro de esta ordenación, las figuras y los protagonistas humanos se sitúan de manera desordenada o en corro. Para indicar lejanía, se dibujan los protagonistas en menor tamaño. 

6.- La gran mayoría de los frescos con pintura maya que han llegado hasta nosotros nos hablan de momentos históricos importantes para esta comunidad. Tal es el caso de las obras pertenecientes a Bonampak, descubiertas en 1946 por Giles Healy. Son del siglo VIII y en ellas se agasaja y se presenta a la comunidad el nuevo heredero recién nacido. En otras se narran o describen aspectos relevantes de la cultura maya con su división social, el ritual del sacrificio de los prisioneros e, incluso, momentos de la vida cotidiana. 

Pinturas mayas importantes 

 PINTURA MAYA MURAL DE LOS GUERREROS

El mural del Templo de los Guerreros de Chichén Itzá 

La más conocida es la que representa el traslado de prisioneros a través de un río. La obra está realizada de forma plana y la perspectiva se consigue estratificando la narración en varios niveles. En el primero (contando desde abajo) se ha representado un río con todo lujo de detalle, incluso dibujando elementos de la fauna marina. Se señala el movimiento del agua de manera elemental con líneas curvas en negro. Las barcas sobre el río ya nos dice del factor humano y, por tanto, civilizador.  

La obra pretende recoger el mundo maya al completo, ya que el siguiente nivel es el de la tierra (tras el agua) con sus árboles estilizados de doble copa y las chozas con tejado de paja diseminadas por la obra. A este estrato significativo pertenecen los artesanos, porteadores y figuras sentadas que se desperdigan por el relato. 

Entendemos que el elemento aire también está presente en la obra con esa ave que se precipita en picado hacia el curso del agua o con lo etéreo representado simbólicamente en la serpiente en espiral de la esquina superior derecha. 

Pintura Maya Bonampak 2 

Murales prehispánicos de Bonampak  

De mayor complejidad son estas pinturas mayas realizadas en el siglo VIII y que se refieren a hechos históricos acaecidos entre el 790 y el 792. Pertenecen a las últimas décadas del periodo clásico y pueden decirse que son las mejores conservadas hasta ahora. Estos murales revisten completamente el interior de un templo semipiramidal. 

Los murales de Bonampak, además, se encuentran en tres cuartos distintos. En el primero, se presenta al heredero, hijo del rey Yajaw Chan Muwan II. En el segundo, se rinde homenaje a la victoria de dicho rey sobre las tribus vecinas, hecho acaecido en el año 792. Y, en el tercero, se representa una fiesta con sus músicos y perceptivo banquete. En la obra predomina un bonito color azul que se combina con el cobrizo aportando un gran impacto visual al conjunto. 

Las escenas son realistas y los distintos personajes están retratados de manera diferenciada, de perfil, vestidos con sus atuendos y tocados particulares. La geometría, como la de la mesa de la celebración, es elemental, sin perspectiva, con los platos dibujados de frente. 

Como otros ejemplos de pintura maya, la narración se ha realizado por niveles claramente diferenciados por una línea negra y, además, por la combinación de los colores de fondo. Son obras, en esencia, para ser «leídas», para que sean actas históricas de las gestas de un soberano. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

30 Noviembre, 2023

Arquitectura maya

A la hora de abordar las singularidades y características de la arquitectura maya, tenemos que tener en cuenta, en primer lugar, el amplio periodo de tiempo (prácticamente dos milenios largos) en el que se desarrolló esta civilización y, en segundo lugar, los emplazamientos dispares (dentro de Mesoamérica) de sus centros cívicos y religiosos. Empecemos con esta clasificación.  

Clasificación temporal y espacial de la cultura maya 

Los estudiosos han encontrado tres periodos diferentes. Son:  

1.- El preclásico maya, que a barca desde el siglo X a.C. hasta el 300 de nuestra era. 

2.- El clásico, desde el 300 hasta 900 d.C. 

3.- El postclásico, desde el siglo X hasta el 1250 aproximadamente, cuando la cultura maya comienza a decaer hasta diluirse en pequeñas poblaciones agrícolas resistentes en la selva. Estas colectividades ya nada tienen que ver con los pueblos que dieron vida a los grandes centros de Chichén-Itzá, Uxmal, Tulum o Tikal.  

En cuanto a la diferenciación geográfica también encontramos tres grandes divisiones que corresponden, a grandes rasgos, con los distintos periodos señalados anteriormente.   

Área meridional maya 

Es la formada por las tierras altas de Guatemala, sur de Chiapas y El Salvador. Son emplazamientos que se asoman al Pacífico. Aunque recibieron influencias de culturas foráneas  más avanzadas, no supieron desarrollar una propia. Por tanto, apenas dejaron vestigios arqueológicos y su sustento dependía de una rudimentaria agricultura. Ya en el periodo clásico tuvieron contacto con arte tolteca, pero sin llegar a cristalizar en civilizaciones ni tan siquiera parecidas a las posteriores del Yucatán. 

Área central en apogeo durante el periodo clásico maya  

Se corresponde con la actual Reserva de la Biosfera Maya en Guatemala (donde se encuentra Tikal), Belice, parte de Honduras y la franja mexicana que va desde Tabasco hasta Quintana Roo. Es una zona selvática, húmeda, lluviosa y de acceso complicado, incluso hoy en día. Estos pueblos pasaron de construir únicamente chozas de paja a levantar edificios de adobe y piedra, cerrando la techumbre con la llamada bóveda maya. 

Esta civilización, basada en el cultivo del maíz y algunos intercambios comerciales, conocía un sofisticado calendario, probablemente manejaba la noción matemática del cero y dejaba constancia de datos astronómicos usando escritura jeroglífica. Era una sociedad compleja y estratificada que construyó centros como Palenque o Uxmal donde una élite aristocrática y de sacerdotes dominaba sobre el grueso de la población apropiándose de los edificios civiles y de los ritos sagrados. Hacia el siglo X recibió influencia de los nahua y fue apagándose lentamente hasta que las revueltas sociales propiciaron el abandono de los templos y los centros de convivencia.  

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El Yucatán maya 

Se encuentra en el área septentrional de México y sus centros son los más recientes, complejos e interesantes desde el punto de vista artístico. Sus pobladores pudieron levantar una rica civilización que se corresponde con los ejemplos de arquitectura maya más sobresalientes, grandiosos y sublimes. Es esta una zona en la que la selva da paso a llanuras y el agua se filtra por la tierra calcárea dando lugar, por derrumbe, a innumerables cenotes que tenían tanto función práctica como sagrada. Chichén-Itzá recibió influencia de los toltecas, formando una rica cultura híbrida que perduró hasta siglo XIII. Por tanto, según las fechas, se encontraba prácticamente desaparecida cuando llegaron los españoles.

ArquitecturaMaya2  

Características de la arquitectura maya 

1.- El pueblo llano vivía en grupos dispersos dedicados a la agricultura y a la artesanía elemental. Las ciudades, construidas por estos, se reservaban para la élite, los sacerdotes, la casta guerrera y un pequeño número de artesanos y sirvientes necesarios para la logística.  

2.- Hacia el siglo I de nuestra era comenzaron a construirse templos de mampostería con techos de paja que fueron complicándose paulatinamente hasta desembocar en el ingenio de la llamada bóveda maya. Esta es, en esencia, un falso arco que consiste en ir colocando hiladas de material progresivamente escorados hacia el centro hasta que, por aproximación, se puede cerrar en lo más alto.  

3.- La protagonista indiscutible de la arquitectura maya es la pirámide maciza y sin más uso que el de erigir un monumento visible, simbólico y en altura rematado por un pequeño templo cuadrado. Por eso, son escalonadas y accesibles hasta su cenit. Únicamente se ha encontrado una pirámide que, como las de la arquitectura egipcia, servía como mausoleo, la de Xunantunich en Belice. La pirámide maya, por tanto, toma el símbolo de la montaña, del cerro, de lo que está elevado y, en consecuencia, se sitúa más cerca de la divinidad. De ahí que fueran coronadas por un templo cuyo acceso estaba reservado a los sacerdotes y sus rituales sagrados, sacrificios humanos incluidos.  

4.- En el traslado de la civilización maya desde el Petén (Guatemala) hasta el Yucatán (México) hacia el siglo X, surgieron ricas manifestaciones artísticas en forma de estelas donde se condensaban, con escritura jeroglífica, las hazañas de los reyes y los ciclos astronómicos. Este modelo estilístico se traspasó a la arquitectura maya y su característico horror vacui en forma de piedra profusamente grabada que es inherente a todo tipo de edificios.  

ArquitecturaMaya 1

5.- La arquitectura maya es, en esencia, un arte de fachada o bien porque los centros religiosos estaban diseñados para no ser habitados o bien porque los edificios cívicos o palacios no mostraban un diseño de importancia más allá de una sucesión de habitaciones. De ahí la importancia de la plaza vacía y pública donde se congregaba el público (frente a la pirámide) o la avenida ritual que daba acceso a este centro de poder. Esta simulación llega al extremo en los templos sin utilidad alguna de Campeche donde se han levantado torres con el único fin de ser admiradas.  

6.- Los edificios se decoran con profusión de esculturas talladas en piedra representando a los dioses, a los héroes y, en la última etapa, a animales de la naturaleza o de la mitología.  

7.- También se utilizó el estuco como revestimiento, hoy perdido en su mayoría por la acción de los elementos.  

8.- La manifestación más sublime de la arquitectura maya es la que se corresponde con el periodo que va del siglo XI al XIII, cuando recibe influencia del arte tolteca. El ejemplo más espectacular es Chichén-Itzá. En esta fecha las construcciones dejaron de ser mazacotes que imitan a las inmutables montañas para levantar salas hipóstilas, vestíbulos y espacios con columnas embellecidas con esculturas del tipo chac-mool, la mesa ritual antropomorfa con un recipiente en el vientre para los sacrificios.  

La arquitectura maya, para terminar, fue decayendo en grandiosidad y belleza conforme avanzan los conflictos sociales, las rebeliones y, al parecer, también debido a catástrofes naturales. De la ciudad abierta, los mayas pasaron a priorizar centros amurallados, como Tulum, muestra de un estado de excepción constante que ya no puede dedicar recursos económicos y humanos al arte.  

Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla

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