Pintoras de la Edad Media

Pintoras de la Edad Media

Pintoras de la Edad Media

Candela Vizcaíno

 

Son solo algunos los nombres o referencias a las pintoras de la Edad Media que nos ha llegado al día de hoy. Y eso que, según los últimos descubrimientos, no fueron pocas las que alcanzaron cierta importancia. La cultura medieval se caracteriza no solo por estar enraizada y protagonizada por el cristianismo (empapando todos los aspectos de la vida cotidiana) sino por su familiaridad con lo santo. Colapsado el Imperio Romano y destruidas las vías de comunicación y comerciales, la población se agrupa en pequeños núcleos rurales alrededor de un castillo y/o un monasterio. La economía se empobrece destruyendo el nivel de vida alcanzado en siglos anteriores. Paralelamente, crece el analfabetismo entre todos los estratos de población, incluso entre la nobleza. Así, los conocimientos acuñados en la antigüedad (buena prueba de ello es la existencia misma de la mítica Biblioteca de Alejandría) se pierden en gran parte. Y lo poco que nos ha llegado fue por la labor paciente en los scriptoria de los monasterios y conventos. Allí, sin descanso, monjes y monjas con cultura clásica rescataban aquello que quedaba de la literatura griega o latina. También se recogen retazos de la filosofía, de la historia, de la farmacopea o de la medicina.  

Los libros, eje de la cultura y el arte en la Edad Media  

Los recursos económicos eran escasos. Al hambre por las malas cosechas y a las enfermedades infecciosas (en parte debido a la falta de higiene) se unen las constantes guerras entre los señores feudales que empobrecen aún más a la población. Como ya he apuntado, las vías de comunicación habían quedado abandonadas y se llenaron de bandidos. Con este panorama pocos eran los valientes o atrevidos que viajaban más allá de su terruño de nacimiento. El conocimiento, por tanto, no se transmitía y a lo único que se aspiraba era a conservar aquello que quedaba del pasado. Estos textos, junto con la Biblia o la vida de los santos, se copiaban pacientemente en los monasterios. Y los libros medievales que resultaban de esta tarea se guardaban celosamente. No obstante, se realizaban algunos intercambios y, además, los centros religiosos con solvencia económica elegían algunos títulos para crear entre sus páginas bellas miniaturas.  

Este es el caso de los Beatos hispánicos. Estos ejemplares recogen los Comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana que vivió en dicho monasterio (donde se guarda un trozo de la cruz de Cristo) en el siglo VIII. Antes del año 1000 la situación era tan desastrosa que existía el convencimiento de que el fin del mundo estaba cerca, tal como había relatado y expuesto el monje Beato. Al no producirse la catástrofe, el texto se escogió para copiarlo profusamente con bellas caligrafías y con miniaturas de gran belleza. Estas obras rara vez se firmaban ya que el anonimato era considerado una manera de manifestar humildad ante la gran obra divina. Y es en este contexto donde insertamos a las pintoras de la Edad Media, mujeres todas ellas de amplia cultura y refugiadas (por razones diversas más allá de la fe personal) en centros religiosos donde podían dar riendas a su creatividad, entendida esta siempre con matices.  

Mujeres pintoras 1

La monja Ende, la primera pintora de la Edad Media 

Poco se sabe de ella, más allá de que vivió en el siglo X y que trabajó en el llamado Beato de Gerona. En la obra misma se olvida el precepto del trabajo anónimo y lo firman todos los participantes,  tanto el que realiza la caligrafía (Senior) como los dos ilustradores: Ende y Emeterio. El nombre de ella aparece en primer lugar. Por tanto, debemos entender que el segundo era un ayudante. El libro es uno  de los más hermosos de su género con maravillosas ilustraciones realizadas a todo color y con materiales nobles como el lapislázuli,  el pan de oro o el bermellón extraído de la cochinilla.  

Estos productos eran carísimos y solo podían permitirse afrontar su coste los monasterios o conventos más ricos.  Por eso, únicamente trabajaban con ellos quienes demostraban pericia en las labor de iluminación de los libros. Ende fue una de ellas, como la monja anónima de la que da cuenta la revista Science Advances (en enero de 2019). Con métodos contemporáneos avanzados, se ha identificado tanto lapislázuli como pan de oro entre los dientes de una monja que vivió entre el siglo XI y XII en el monasterio de Dalheim, Alemania. Estos datos demuestran que, para la creación de esas obras tan importantes que trataban de la salvación del alma, se escogía a pintoras que habían demostrado en su comunidad una especial pericia artística.  

Mujeres pintoras de la edad media 2 Hidelgarda de Bingen

Hidelgarda de Bingen 

La iglesia y su papel en la difusión de la cultura medieval  permitió que muchas mujeres encontraran en los centros religiosos el refugio y el ambiente propicio para la actividad artística o la escritura. Este fue el caso de la alemana Hidelgarda de Bingen (1908-1179) que vivió en la época de las cruzadas. Según su propio testimonio, desde niña tenía visiones en las que veía el futuro o el designio divino.  

En mi quinto año de vida vi una luz tan grande que hizo temblar mi alma, pero debido a mi tierna edad no podía hablar de ello.

Estas experiencias vinculadas a la mística (aunque hoy en día quizás identifiquemos algún trastorno psiquiátrico) lo plasmó en sus escritos, los mismos que iluminó personalmente. El más hermoso es el conocido como Scivias (compuesto entre 1141 y 1150). En él narra veintiséis visiones de carácter religioso. Las iluminaciones tienen forma de mandala circular y son claros ejemplos de alegoría que tan bien conocía el público medieval perteneciente a todos los estratos sociales.  

Hidelgarda de Bingen está considerada santa y su tarea artística se completa con estudios de música y poesía. Todo esto lo mezclaba en sus libros donde se adentraba también en los entresijos de la lingüística y la filosofía. Consideraba que el cuerpo era un universo en sí y, por medio de él, se manifestaba la creación, grandeza y belleza de Dios. Su obra, por tanto, está repleta de símbolos comunes  del acervo medieval así como de una preclara visión de la naturaleza.  Mujeres pintoras de la edad media 4Herrad von Landsberg Head

Herrada de Landsberg, una de las pintoras de la Edad Media más importantes

Nació en 1130 y murió en 1195. Fue una mujer de gran cultura que se enfrascó en la creación de una gran enciclopedia con los saberes al alcance de su tiempo. Su título ya nos indica el complejo carácter de esta auténtica sabia: Hortus deliciarum o Jardín de las Delicias. Está escrito en latín, la lengua de la ciencia y de la cultura en la Edad Media y que permitía la difusión de los escritos cuando ya despuntaban las lenguas romances y vulgares. Fue abadesa del monasterio de Honenbourg, en Asalcia. Empezó a escribir el libro en 1175 y muy pronto su fama traspasó los muros del convento.  

La obra tiene las características de los libros medievales. Por eso se basa en el concepto de autoridad, es eminentemente religiosa y en alabanza a Cristo y en ella predominan las mezclas. Junto con los textos de la Biblia y una historia del Cristianismo, inserta poemas y creaciones musicales.  Está ilustrada con 334 miniaturas de gran belleza y siguiendo las alegorías y símbolos medievales. Lo más triste de este maravilloso ejemplo de la pintura en la Edad Media es que lo conocemos por copias. El original se perdió en 1870 en un incendio en el contexto de la guerra francoprusiana.   

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María Ormani (1428-1470), otra monja miniaturista y calígrafa  

Con tan solo diez años, la pequeña María (procedente de una influyente familia florentina) ingresa en el convento de Santa Catalina del Monte de su ciudad. Allí se recluían las hijas de las más ricas familias. Por eso, la institución poseía una biblioteca bien surtida con biblias y misales iluminados. Esto atrajo el interés de la joven y en 1449 ya estaba destinada al scriptorium que no abandonaría jamás. Entre sus muros compuso el Breviarium cum Calendarium ad usum Ordinis San Augustini donde dejó su autorretrato contraviniendo la norma debida de humildad que se cumplía con el anonimato del trabajo artístico.

 Mujeres pintoras de la Edad Media Catalina de Bolonia

Catalina de Bolonia, la santa patrona de los pintores  

Nació en 1413 en Bolonia hija de un famoso jurista. Creció en los estertores de la Edad Media en un ambiente propicio al desarrollo artístico e intelectual. Con tan solo nueve años es dama de la corte de Margarita de Ferrara y recibe una exquisita formación: música, pintura, danza, poesía… Con catorce años muere su padre y regresa a Bolonia sin encontrar acomodo en ningún sitio. Con apenas diecinueve años entra en la clausura de Santa Clara de la orden franciscana donde es nombrada abadesa en 1456.  

No solo pintó ya que compuso textos educativos para su comunidad. Su labor artística no solo se circunscribe a la miniatura de libros y nos han llegado varios cuadros de temática religiosa. Por su sabiduría, fue considerada santa en vida, extremo este acrecentado tras su muerte. Su cuerpo incorrupto se encuentra en el monasterio de las clarisas de Bolonia y fue canonizada el 22 de mayo de 1712 tras un farragoso proceso. 

La actividad artística medieval no se queda únicamente en la ilustración de bellos libros sagrados en pergamino. Y, aunque la producción es escasa porque o bien no se produjo o bien se ha perdido, aún nos quedan originales ejemplos creativos salidos de manos femeninas. Uno de ellos es el tapiz de Bayeux realizado por la reina Matilde, esposa de Guillermo el Conquistador. Es un bordado sobre lino de cincuenta centímetros de ancho y más de 68 metros de largo en el que se narra el acceso al trono del duque Guillermo de Normandía, conocido con el sobrenombre de El Conquistador. Es otra creación femenina que se suma a esta lista de pintoras de la Edad Media cuyos nombres han llegado hasta nosotros. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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