Josefa de Óbidos

Josefa de Óbidos

Josefa de Óbidos

Candela Vizcaíno

 

Nació como Josefa de Ayala Figueira en 1630 en Sevilla. Era hija del pintor portugués Baltasar Gomes Figueira y su abuelo materno también se había dedicado a los pinceles. Parece que su destino artístico estuvo marcado desde su nacimiento, ya que el padrino de bautizo fue el mismísimo Francisco de Herrera (1590-1654), fundador de la Escuela de Sevilla y uno de los artistas más conocidos y reputados del momento. Como otras mujeres pintoras de la época (Lavinia Fontana, Bárbara Longhi, Marietta Robusti o Artemisia Gentileschi), Josefa, por tanto, procedía de familia de artistas.  

Una breve introducción a la biografía de Josefa de Óbidos 

Cuando tenía cuatro años, su familia (de origen portugués) se trasladó a Óbidos, pequeña villa medieval al norte de Lisboa. Josefa se queda con su padrino, Francisco de Herrera el Viejo, aprendiendo en el taller de este. Por entonces, los encargos murales para las iglesias sevillanas eran abundantes. Y allí nuestra protagonista se empapó no solo de la técnica necesaria sino de toda la iconografía religiosa que, posteriormente, desarrollaría.  

Vuelve con su familia a la edad de catorce años e ingresa en un convento carmelita. Entra en contacto con la mística de Santa Teresa de Jesús, a quien retrata de distintas maneras. A pesar de que cuelga los hábitos para seguir su prolífica carrera de pintora, nunca dejaría atrás el fuerte sentimiento religioso y simbólico que se transparenta en sus obras. A diferencia de otras pintoras de su época, anteriores o posteriores, Josefa sí tuvo abierta las puertas de los grandes encargos para la Iglesia, los mismos que ofrecían buena remuneración y, a la par, posibilitaba la fama. Muere en Óbidos en 1684.  

Características de las obras de Josefa de Óbidos 

En plan esquemático, tenemos los siguiente:  

1.- Su primera obra, Casamiento místico de santa Catalina, un óleo sobre cobre, fue realizada con tan solo 17 años. 

2.- La artista tiene contabilizada más de 150 obras de temática religiosa o con motivos de naturaleza muerta. 

3.- A pesar de su condición femenina (un handicap en la época), recibió encargos de grandes murales para la Iglesia. Destacan 1) las seis telas para el templo de Santa Catalina de Óbidos; 2) las obras sobre la vida de Teresa de Jesús, realizadas entre 1672 y 1673, para el convento carmelita de Cascais; 3) cuatro obras para la Casa de la Misericordia de Peniche y 4) la Adoración de los pastores de 1669 para el convento de Santa Magdalena de Alcobaça. 

4.- Son innumerables los bodegones que realizó llegando a poner de moda este género artístico entre los coleccionistas portugueses y españoles. Los suyos llevan fondo negro profusamente orlado en los márgenes con florituras, ramas, lazos y roleos. Y también son originales en tanto y en cuanto pinta dulces o platos elaborados en lugar de las frutas que eran tan comunes en este formato estilístico. 

5.- Ese gusto por enmarcar las obras con guirnaldas profusamente adornadas con plantas y flores también lo lleva a la imaginería religiosa con un estilo que nos recuerda los famosos retratos de monjas mexicanas del arte barroco

6.- La obra de Josefa de Óbidos también se ha estudiado desde el punto de vista simbólico, a pesar de que este extremo se mezcla con la iconografía religiosa imperante en la época. La artista, una profunda creyente embebida de la mística, no podía dejar pasar estos sentidos simbólicos superpuestos en  buena parte de su obra. La temática de la abundancia en los bodegones puede interpretarse tanto como una ofrenda de agradecimiento como una manifestación de la obra humana que supera (con la cocina) a los dones de la naturaleza. 

7.- Como es habitual en el estilo barroco la paleta es oscura y las escenas aparecen con un contenido abigarrado en extremo. Todos los espacios están pintados y los personajes principales se acompañan de angelitos, elementos naturales o piezas simbólicas. El horror vacui es una constante, por tanto, en la obra de la pintora y apenas hay espacios vacíos.  

Algunas obras de Josefa de Óbidos 

JosefaObidos4  

1.- Naturaleza muerta 

Sorprende el cariz temático de los particulares bodegones de la artista. Sobre un fondo negro que no da opción a sombra alguna se disponen amontonados y en abundancia elementos elaborados tales como panes, dulces, recetas y compotas. Son radicalmente distintos de las piezas de su género que comenzaron a popularizarse a partir del Renacimiento. 

Sagrada Familia de Josefa de Óbidos 

2.- La Sagrada Familia 

San José, situado a la izquierda de la composición, lleva una cruz y ya anuncia el destino de Cristo Jesús, el cual aparece como un niño crecido. María da de mamar en actitud serena mientras que todo el escenario se completa con cortinajes y angelotes al más puro estilo barroco. El relato de la obra, por tanto, se superpone, ya que la alegría del nacimiento y crianza del Salvador se ve empañada por esa cruz que aparece en primer término anunciando el destino de la Pasión. 

Santa Terersa de Avila inspirada por el Espiritu Santo 1672 de Josefa de ovidos 

3.- Santa Teresa inspirada por el Espíritu Santo 

Un tanto de lo mismo podemos apreciar en esta obra hoy custodiada en el Museo de Arte Antiga de Lisboa. La mística de Ávila aparece escribiendo su obra mientras que el Espíritu Santo, simbolizado por una paloma de blanco puro, aparece al dictado. La actitud extasiada se completa con angelotes y con toda una suerte de objetos que nos dicen de la vida a la par contemplativa (el rosario) y creativa (los útiles de escritura) de la santa. 

Josefa de Obidos Cordero pascual 1660 1670 

4.- El Cordero Místico  

Realizada entre 1660 y 1670, es una de las obras con más fuerte carácter simbólico de la pintora. El cordero, trasunto de un Cristo que se deja llevar a la cruz, aparece atado de pies y manos con la cabeza dulcemente reposada en el suelo en actitud de sumisión y renuncia. La obra, como es frecuente en la artista, aparece fuertemente orlada con flores y roleos. Nos recuerda, por tanto, la fugacidad de la vida y la futilidad de la misma, temas queridos por los creadores barrocos.  

La intención de la artista es transmitirnos la idea de piedad y sacrificio, así como representar el paso del tiempo, la inevitabilidad de la muerte y la posibilidad del renacimiento.

Pallita-Roffo

La prolífica obra de la pintora Josefa de Óbidos se encuadra, por tanto, en los encargos religiosos que se generan en abundancia durante el siglo XVII tanto en España como en Portugal. Hay poca innovación en su estilismo y se atiene a los cánones y gustos de una clientela que exige cuadros representativos de una concreta cosmovisión religiosa. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

  • No se han encontrado comentarios
Añadir comentarios
image.jpeg Filosofia Historia
 

Mi Último Libro

Cuento infantil
 
el bosque de las respuestas

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrar a los usuarios publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si se continúa navegando, consideramos que se acepta su uso. Es posible cambiar la configuración u obtener más información aquí

Acepto