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Fede Galizia, la primera pintora de bodegones

Fede Galizia

Fede Galizia

Candela Vizcaíno

 

Fede Galizia nace en Milán (posiblemente) en 1578 y allí muere víctima de la epidemia de peste de 1630. No se casó. No tuvo hijos. Rechazó incorporarse a la corte de los Habsburgo como pintora de cámara. Tampoco buscó el apoyo económico de patrocinadores ni mecenas. Siendo niña se incorpora al taller de su padre, Nunzio Galizia, un miniaturista que aún seguía trabajando según la tradición de los libros medievales. Fede Galizia (o simplemente Galizia) se crío, por tanto, en un ambiente artístico. Y, como tantas otras pintoras (Lavinia Fontana, Catharina van Hemessen o Levina Teerlinc por poner un puñado de ejemplos) por esa razón pudo ejercer, ya que las mujeres, hasta prácticamente el siglo XX, tenían vetado el acceso a toda instrucción reglada. No es de extrañar, por tanto, que las pocas que despuntaban procedían de ambientes familiares artísticos.  

¿Quién fue Fede Galizia? 

Desde joven mostró habilidades para el dibujo y se formó en el detalle pictórico tal como manejaba su padre. Su primera obra catalogada es el Retrato de Gherardo Borgogni de 1592. Esto es, Galizia debía tener tan solo catorce años. Y ya en ella demuestra talento y soltura en la reproducción realista de rostros y vestidos. Este poeta elogiaría el talento de la joven pintora en unos versos que, posteriormente, incorporaría a uno de sus lienzos más conocidos: Retrato de Paolo Morigia. Otra obra de juventud es su conocido autorretrato como la Judith que da muerte a Holofernes. Está realizada antes de cumplir los veinte años. La artista aparece ricamente ataviada y ha logrado reproducir con mimo los encajes, las joyas y todos los detalles de la exquisita vestimenta con resultado casi fotográfico, como veremos a continuación. 

Aunque gozó de notable éxito en vida, fue olvidada tras su muerte y no fue rehabilitada hasta bien entrado el siglo XX. Hay que tener en cuenta que, en ningún momento, buscó el amparo de poderosos o solicitó mecenazgo. Pasó toda su vida en su ciudad natal y rechazó incorporarse a la corte imperial de los Habsburgo como pintora de cámara. No conocemos las razones de esa decisión. Sí sabemos que su padre la animó desde niña a que se formara como pintora poniéndole como ejemplo a seguir a Sofonisba Anguissola (1535-1625), una de las primeras artistas citadas por Vasari, elogiada por el mismísimo Miguel Ángel y que llegó a ser pintora de la corte de Felipe II de España, uno de los reyes más poderosos de su tiempo. 

De su habilidad para los pinceles nos da cuenta un contemporáneo, Gian Paolo Lomazzo, crítico artístico que muy pronto se fijó en el talento de Fede Galizia siendo, incluso, una niña:  

Esta muchacha se dedica a imitar lo más extraordinario de nuestro arte. Siendo solo una niña adolescente, ya ha conseguido una reputación como artista internacional.

Estilo de Fede Galizia  

A pesar de que es complicado identificar buena parte de su producción, se han catalogado sesenta y tres obras (con un porcentaje bastante alto en colecciones privadas). De ellas, cuarenta y cuatro son bodegones, género en el que no solo fue pionera sino que destacó de manera sobresaliente.  

El opus artístico de Fede Galizia está clasificado en su totalidad dentro de las características de la pintura renacentista con su gusto por la composición serena, siguiendo un orden elegante y mimética de la realidad. Sin embargo, evoluciona hacia el primer manierismo, especialmente en el tratamiento realista de las vestimentas y el efecto tridimensional de los elementos de sus bodegones. Su pintura se caracteriza, por tanto, por un naturalismo y realismo extremo especialmente en los retratos. Estos están realizados con calidad fotográfica a la par que captura (en los trazos siguiendo delicados claroscuros) la personalidad de sus protagonistas.  

Cuando aborda la temática de las naturalezas muertas o bodegones despliega una inusitada atención al detalle. Y lo hace al reflejar la carnosidad de las frutas, flores, ramas y hasta pequeños insectos. Así, nos ofrece incluso un efecto táctil ya que logra reproducir la piel, la textura o los relieves con sobresaliente acierto. Insistimos en su faceta de pintora de bodegones o de naturalezas muertas por el que ha sido especialmente conocida (aparte de los buenos retratos que nos han llegado). El hecho de que se adentrara en este género pictórico tiene su explicación en la imposibilidad de acceder a modelos humanos o de seguir formación académica reglada. 

Obras de Fede Galizia 

Fede Galizia 1 

Judith con la cabeza de Holofernes  

Este pequeña obra es un autorretrato realizado en 1596 en el que la artista toma el papel de la heroína bíblica. Recoge el momento posterior en el que Judith, tras ser abusada, con la ayuda de una sirvienta, decapita a Holofernes. Con esta acción libra al pueblo judío del tirano. El tema fue querido en el Renacimiento con su gusto no solo por los mitos clásicos sino también por las escenas del Antiguo Testamento. Fue favorito de las pintoras de la época y de las décadas inmediatamente posteriores. Fue tratado, también, por la contemporánea Bárbara Longhi (1552-1638) y, unas décadas más tarde, el tema llegó a su cenit de la mano de Artemisia Gentileschi (1593-1654) que trató el tema de Judith decapitando a Holofernes en varias obras. Esta última artista emplea una violencia en sus telas que va más allá del gusto del arte barroco por lo macabro o monstruoso. La pintora, en esas obras (como en otras de clara línea feminista), intenta conjurar los demonios de su vida atormentada. Sin embargo, Fede Galizia, sin llegar al hieratismo casi de la obra homónima de Bárbara Longhi, nos sitúa (no ante la acción misma como hace Gentileschi) sino a su resultado. Así nos libra de la sangre y de un relato agresivo. La crítica considera que la de Galizia es la primera obra de esta temática, ampliamente tratada posteriormente. 

Retratos realizados por Fede Galizia 

Fede Galizia Retrato de Paolo Morigia

Retrato de Paolo Morigia (1592-1596) 

Esta obra fue la que la encumbró a la fama, ya que fue realizada con apenas veinte años. El protagonista es el general de los jesuitas y es inmortalizado mientras ejerce tareas de intelectual. La tela nos devuelve una visión casi fotográfica del retratado captando hasta el último detalle expresivo. Además, se ha relacionado el tratamiento de la vestimenta con la conocida técnica del español Francisco de Zurbarán (1598-1664) quien la tomaría de la pintora italiana. Paolo Morigia, el retratado, luce unos anteojos y en ellos la artista, con la minuciosidad de un miniaturista, ha reflejado los cristales de las ventanas. Esa misma atención al detalle se encuentra en el papel en primer término que es un poema de Gherardo Borgogni (1526-1608) a quien ya retrató con anterioridad, como hemos apuntado. Los versos elogian la habilidad artística de Fede Galizia y aluden al cuadro. Por tanto, estamos no solo ante una eficaz operación de marketing por parte de la artista sino que, previsiblemente, este elemento fue añadido después. 

 Fede Galizia Retrrato de Federico Zuccari 4

Retrato de Federico Zuccari (1604) 

Del mismo tenor es este retrato en el que se reproduce con minuciosidad no solo la doble cadena de oro sino también cada uno de los pliegues del rostro del protagonista. No hay idealismo en la obra y hasta las deformidades de Federico Zuccari han sido recogidas. Así, la artista se guía por ese afán de realismo que era una constante entre los artistas renacentistas. Como en el anterior, el rostro y el torso destaca sobre un fondo negro sin más decoración. 

 Fede Galizia 3

Bodegones o naturalezas muertas de Fede Galizia 

Es en este género en el que destacó y brilló la artista. Todos ellos están realizados siguiendo una composición estructural tomada (según la crítica) de Caravaggio (1571-1610). Sobre un fondo negro siempre se dispone un cuenco de cristal (el cual reproduce a la perfección) o de porcelana.  Encima se sitúan las frutas, flores o vegetales. No hay amontonamiento aunque sí abundancia. La artista muestra preferencia por obras con los mismos elementos que aparecen desde distintas perspectivas (mondados, cortados…) De Naturaleza muerta con manzanas y flores de 1607 (reproducido al inicio de este epígrafe) realizó otro igual en el que una de las flores ha sido sustituida por un grillo. 

Fede Galizia 2 

Las obras de Fede Galizia no tuvieron una importante repercusión tras su muerte, quizás porque no estaban al cuidado de una familia poderosa o importante. Quedó aparcada sin más trascendencia y no fue objeto de cuidado institucional. Quizás por eso pudo ser adquirida por coleccionistas particulares. Sin embargo, el Retrato de Paolo Morigia (que la llevó, en vida, a la fama) se encuentra en la Pinacoteca Ambrosiana de Milán para disfrute de todos.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla 

 

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